El fútbol había terminado para Pablo Alcolea. La decisión se había ido forjando poco a poco en su cabeza, desde que tuvo que pasar por el quirófano tres veces en unos pocos meses hace un año. Su rodilla se empeñaba en ponerle las cosas difíciles a sus 30 años, así que el portero aragonés fue centrando sus esfuerzos en acabar la carrera de Enfermería. El fútbol dejaba de ser una prioridad. Por eso se sorprendió tanto cuando, hace unos días, el director deportivo del Fuenlabrada se puso en contacto con él para preguntarle si podían hablar. "Me dijo que tenían un problema. Uno de sus porteros, Biel Ribas, había rescindido contrato y otro, Freixanet, sufría una pequeña rotura y solo tenían un chico del filial, por lo que querían fichar y habían pensado en mí". El cancerbero, que no juega un partido desde noviembre del 2018, cuando defendió el marco del Salamanca UDS ante el Castilla, se quedó de piedra. "Me conocían por habernos enfrentado con el Toledo y cumplía los requisitos. Necesitaban un portero con experiencia en Segunda y Segunda B y que tuviera ficha profesional. Era una gran oportunidad así que al día siguiente acepté la propuesta".

La vida, a veces, depara regalos inesperados. "Ni había buscado nada ni tenía intención de seguir jugando. Estaba tranquilo y había orientado mi vida hacia otras cosas, pero una oportunidad así hace que vuelva ese gusanillo. Le he dedicado muchos años al fútbol, me encanta entrenar y me encuentro muy a gusto en un vestuario, así que estoy muy contento", afirma.

Apenas unas horas después de aquella conversación, Alcolea se encontraba entrenando con su nuevo equipo. De nuevo estaba "en la pomada" justo cuando menos se lo esperaba y ya había dicho adiós a esa etapa de su vida. Su mente, de hecho, se encontraba centrada por completo en superar las asignaturas que le restaban para acabar la carrera y en ayudar en lo que pudiera a la lucha contra la pandemia. "Me apunté en la bolsa de voluntarios para echar una mano, pero el orden de selección de alumnos era por materias terminadas y expediente y yo tenía asignaturas pendientes de distintos cursos y no estaba en los primeros lugares de la lista, pero compañeros míos sí que estuvieron trabajando en el 061". El aragonés, en todo caso, estaba preparado. "Vi la situación y no dudé en apuntarme. Estas cosas requieren la ayuda de todos. Suponen un riesgo, pero está incluido en el oficio".

El fútbol volvió cuando se fue el confinamiento. Y le cogió preparado. Apasionado del deporte, su estado de forma le permitió afrontar el reto en una situación. adecuada. Luego llegaron los entrenamientos específicos, las agujetas y los obligados peajes que implica un regreso tan inesperado como delicioso. "Por mucho ejercicio que hagas, la portería es diferente", admite, pero tiene claro que "es un lujo y una oportunidad increíble de la que estoy disfrutando muchísimo. Había olvidado la dinámica de un vestuario y ahora estoy en el de un equipo de Segunda con opciones reales de clasificarse para el playoff de ascenso. He pasado de la retirada a todo esto. Es curioso. Cuando uno está desesperado buscando equipo durante mucho tiempo y con la ansiedad que eso supone, no sale nada y cuando lo dejas de buscar te llega la mejor oportunidad".

Así que Alcolea renuncia ya a volver a fijar su propia caducidad. Ya lo hizo una vez y ha vuelto. "Y mira que lo tenía claro, pero he aprendido que nunca puedes anticipar este tipo de cosas porque al final la vida te sorprende y te encuentras en situaciones que nunca te hubieras esperado".

Así que el estudio tendrá que esperar. Los libros han dejado de ser el elemento central de la nueva vida del guardameta zaragozano, que, eso sí, había aprovechado bien el tiempo estudiando para dos exámenes finales. Ahora, el fútbol rescata a Alcolea. El Fuenlabrada, de la mano de Sandoval, camina con paso firme tras encadenar cinco encuentros seguidos sin perder, pero el meta no pierde de vista a su Zaragoza, en el que desarrolló toda su carrera hasta el 2016 llegando a debutar con el primer equipo en Primera División. "Lo vi contra el Rayo y me dolió mucho la derrota. Queda tiempo para reaccionar a pesar de haber sufrido tres consecutivas. El equipo está en una situación privilegiada y no hay tiempo para lamentaciones. Nadie va a venir a ayudarnos y solo queda reponerse y tratar de rearmarse internamente para sacarlo adelante", subraya en plural. Porque él sigue creyendo. "El Zaragoza ha demostrado su capacidad todo el año. Hablas con jugadores de equipos que se han enfrentado a ellos y te dicen que es uno de los que debe ascender. "A veces tú mismo no te das cuenta de tu verdadera capacidad, mientras que los de alrededor lo tienen claro y yo sé que el Zaragoza es de los mejores equipos de la categoría".

Pero, eso sí, Alcolea solo pide que el ascenso se consiga de forma directa. Nada de pasar por un playoff en el que podría cruzarse con su actual equipo. Y eso, asegura, sería duro de asimilar para él. "Deseo con todas mis fuerzas que suba el Zaragoza, pero ahora estoy a muerte con el Fuenlabrada."Durante toda mi carrera me he dejado la piel por los equipos en los que he estado y así va a seguir siendo hasta el final. Por eso, lo que pido es que nosotros logremos meternos en el playoff y que el Zaragoza suba directamente. No quiero que nos crucemos".