Figura estos días un post en Facebook que reflexiona brevemente pero con gran carga de

profundidad sobre el abismo deportivo e institucional abierto en esta última década en el Real

Zaragoza. Y establece una comparativa muy didáctica y nada demagógica entre la cesión de Gerard Piqué en el verano del 2006 y el fichaje de Jesús Valentín en actual mercado de invierno. El paralelismo sin punto de encuentro histórico pero coincidente en la localización, el Real Zaragoza, es para quedarse helado pese a que la entidad malviva en un estado de congelación permanente. El central catalán llegó cedido del Manchester United con 19 años y un porvenir que se auguraba

brillante después de proclamarse campeón de Europa con la selección sub-19. Valentín, también central, viene descartado por el Huesca como recurso de urgencia. La distancia entre este par de futbolistas contiene una lectura que va mucho más allá de su evidente diferencia cualitativa y refleja con fidelidad y crueldad el deterioro de relaciones que ha sufrido el club en estos diez años. Fruto de un prestigio intachable, antes llamaba a una puerta y se le abrían cien. Hoy es feliz y tristemente conformista con lo que le dejan en el felpudo.

Se han sufrido muchas derrotas y no poca humillaciones, pero esta es sin duda de las mayores.

Las limitaciones económicas son expuestas constantemente como principal argumento para

justificar las negativas que se reciben en la solicitud de cesiones y en los intentos de

contrataciones. Ese muro existe y es visible para cualquiera; su altura, sin embargo, ha

aumentado de tamaño no sólo por la perversa herencia de Agapito, sino también por la

incapacidad para generar o inyectar ingresos suficientes para ser más persuasivo en la

negociaciones. También, y en la misma medida, porque todos los responsables del área deportiva

han demostrado muy poca capacidad de seducción, recurriendo en lo general a lo fácil mientras

otros equipos en similares circunstanciones poseen un sistema bastante más sofisticado y

trabajado de geolocalización de futbolistas y entrenadores. Por ejemplo la SD Huesca.

De Piqué a Valentín por un tobogán de constante pérdida de pujanza competitiva. Aquel era otro Real Zaragoza --respetado, querido y considerado en sus peticiones-- que Agapito y sus padrinos se encargaron de destruir en el afán de construir a su alrededor un imperio de ladrillos de oro. Este es un Real Zaragoza trashumante, de pastoreo por cañadas de miras muy cortas.