El balance deportivo del Real Zaragoza en esta última etapa es malo. Malo porque seguir en Segunda por séptimo año consecutivo, seis con la actual propiedad, ha supuesto un revés importante desde el punto de vista competitivo, pero también emocional y económico. Es, además, una anormalidad de alcance histórico. Los objetivos no se han conseguido. Sin embargo, en medio de este panorama, el club ha tomado buenas decisiones que le permitirán volver a iniciar la próxima temporada en el vagón de candidatos al ascenso a Primera.

El Zaragoza finalizó la Liga pasada con una base de jugadores sobre los que sostenerse, cimiento a partir del cual está buscando este verano una mejora clara de la plantilla con siete u ocho fichajes con mando en plaza. En estos tres últimos años, la SAD ha hecho también patrimonio. En nómina cuenta con varios futbolistas con un atractivo valor.

James, Soro, Pep Biel, Papu, Nieto y, en menor medida por diferentes circunstancias, Eguaras, Delmás. Lasure o Guti son activos en propiedad. Es decir, jugadores convertibles en dinero si hiciera falta. El Zaragoza ha de acometer traspasos para cuadrar las cuentas. La negociación con el Real Madrid para la venta de Soro está en la recta final y por otros de esos futbolistas tendrá ofertas serias de aquí a septiembre. Pero a pesar de la necesidad, que le obliga, el club tiene una parte de la sartén por el mango: decidir qué vender, cuándo y cómo. Y, claro, ante qué tentaciones resistir y qué no vender.