Otro triunfo fácil e incontestable sumó el Real Zaragoza ante el Calahorra de Segunda B en un duelo que volvió a dejar goles (0-4), muy buenas sensaciones, soltura, acoplamiento y un gran juego con muchas variantes y posibilidades. Y por si fuera poco, Dwamena afinó su puntería y dejó dos golitos de pura potencia. Siempre es positivo que los delanteros anoten y el ghanés no falló, redimiéndose de sus dos oportunidades fallidas ante el Ebro.

El único problema quizá es el que el nivel de la pretemporada diseñada por el cuadro blanquillo hace que sea difícil discernir qué hay de real en todo lo bien que hace y lo alto que apunta el equipo. Por eso se antoja necesario ya que llegue el Memorial Carlos Lapetra ante un Primera como el Alavés para saber cuánto rodado está este Zaragoza que da tan buena espina.

Los aragoneses confirmaron ante otro Segunda B lo que dejaron intuir contra el Ebro. En ataque, un 4-3-3 con apoyo de los interiores y laterales muy largos. En defensa, un centrocampista sube para presionar, una variante que ahoga a los adversarios y que permite robar y correr. Fue un vendaval ofensivo en el inicio y después, cuando el Calahorra despertó de su letargo, ya con 0-2 en el electrónico, el ritmo decayó, aunque no el dominio.

El Zaragoza jugó por dentro, buscó diagonales con precisión, combinó con mucha soltura, ofreció un sinfín de variantes para desarbolar al Calahorra y tuvo gol. Y los que pudieron caer. Combinaron Javi Ros, Linares y Pombo en la primera acción ya para inaugurar el canterano el marcador. Después pudo caer un saco. Soro de cabeza, Linares escorado y dos ocasiones más de Pombo hubo antes de llegar al minuto 10. Un frenesí ofensivo que tuvo premio dos después. Soro hizo un carrerón por la derecha, cruzó para Pombo en transición y el ‘8’, muy listo, cedió a James para anotar a placer. Cuestión de verticalidad e inteligencia en el césped. Puro ADN de Víctor.

Como era lógico, el huracán bajó de intensidad hasta calmarse casi por completo por unos minutos. El Zaragoza elaboró más y tiró de paciencia y calidad para marear al Calahorra. Guti probó de volea y Linares se topó con el palo tras una gran jugada de James antes del intermedio. En defensa, mientras tanto, mucha tranquilidad y seguridad.

Puntería fina / Tras el descanso, el cuadro blanquillo volvió a salir al terreno de juego igual de autoritario y peligroso que en el arranque del duelo. Guti casi clava en la escuadra una gran jugada colectiva, la rosca de James la paró Zabal y Pombo no acertó entre los tres palos.

Entonces comenzó el habitual y monótono carrusel de sustituciones en los dos equipos que ayudó a dormir el amistoso, aunque eso no impidió que Dwamena, a los dos minutos de su ingreso en el césped, batiese la meta para establecer el 0-3. Pombo condujo y vio el desmarque al espacio del ghanés, que definió con mucha calma entre las piernas del meta. Marca de la casa.

Poca historia más tuvo el duelo, más allá de un error en un salto del joven Jesús Álvarez que no inquietó a Cristian. El Zaragoza siguió a lo suyo y sometiendo a un Calahorra con dientes de leche. Al menos los somnolientos minutos finales sirvieron para que Dwamena siguiera afinando la puntería. No midió Gorka bien el pase hacia el ariete, muy escorado en la izquierda, y posiblemente subestimó la velocidad del delantero blanquillo. Salvó con una picadita su llegada y anotó a puerta vacía el cuarto para terminar de darle la puntilla a un amistoso en el que, de nuevo, se echó en falta más competitividad, pero en el que al menos se siguieron recibiendo noticias positivas.