El fútbol tiene caminos inescrutables. Marc Gual había necesitado 1.467 minutos en Liga para anotar dos goles y ayer, en 80 sobre el césped en Córdoba, hizo más, hasta tres, en una noche donde el Zaragoza tuvo en el badalonés a su héroe inesperado, en una segunda parte en la que el futbolista, que se había estrellado en el curso en muchos recortes a ninguna parte, exhibió con naturalidad esa habilidad y aprovechó las concesiones de la defensa blanquiverde para hacer tres dianas con las que reivindicarse. Le costó, pero al final pudo ser decisivo en una victoria vital para el Zaragoza y después de una primera mitad donde había dejado nuevos síntomas de desesperación.

Los celebró los tres goles igual, plantándose de pie y con una sonrisa, para recibir la alegría de sus compañeros. En Marc Gual habita un punta de buen remate y con capacidad en la asociación al que las cosas se le torcieron desde que aterrizó. Sin duda, tiene más virtudes que las que ha enseñado en este año de cesión, un préstamo del Sevilla por el que el Zaragoza, en especial Lalo Arantegui, que le tiene mucha fe, luchó y esperó todo el verano para que los frutos no fueran los apetecidos. Al menos, ayer el delantero sí se sacó una pequeña espina.

Fue una sorpresa su entrada en el once, puesto que no jugaba desde el partido ante el Granada, en la jornada 29. Ese día fue titular y desde entonces no había tenido ningún minuto. Gual era ya, a todos los efectos, el tercer punta tras Álvaro y Linares, pero Víctor le puso de ariete en Córdoba, desplazando al Lobo a la banda. Y la apuesta, aunque tardó, funcionó, con mucha ayuda, eso sí, de las concesiones del Córdoba.

La primera mitad mostró el Marc Gual nervioso e impreciso de gran parte de la temporada, con su habitual tendencia a la gestualidad. Un pase de Pep Biel que lo dejaba solo ante el portero acabó en un fallido intento de envío a Álvaro en la única ocasión donde el delantero pudo generar peligro. Todo cambió con el descanso. Nada más comenzar el segundo acto cabeceó un centro de Delmás y el balón se fue fuera por poco.

Algo estaba viniendo ya, aunque el empujón se lo dio Luis Muñoz, que convirtió un saque de banda de Menéndez y la cesión al portero en una entrega al delantero zaragocista que recortó a Marcos Lavín y marcó a placer. Se quitó un peso de encima el punta, que comenzó a acumular aciertos en su contador de intervenciones en el partido, con una asistencia que Álvaro no aprovechó por la parada del meta blanquiverde tras un nuevo error de Luis Muñoz.

El reloj ya estaba en el último cuarto de hora cuando Gual sacó toda la munición. Una fulminante contra del Zaragoza arrancó en el envío de Álvaro que Pep Biel dejó en toque sutil al delantero, que recortó a Luis Muñoz, todo un amigo en la segunda parte, para batir al portero cordobesista. Solo dos minutos más tarde, el rival se volvió a disparar al pie (parecen hasta pocos los 70 goles que han encajado viendo su nivel defensivo) con un envío hacia atrás de Carbonell que Marc Gual, tras un recorte a Chus Herrero, mandó de nuevo a las mallas.

Solo tres minutos más estaría en el campo el badalonés, que fue relevado por Papu, precisamente el autor del hat-trick anterior, ante el Albacete el curso pasado. El cariñoso saludo que le dio Belsué, el posterior abrazo de Loreto y el del preparador físico Javier Chocarro subrayaron que Marc Gual estaba ante su gran noche en el Zaragoza, cuando ya nadie la esperaba, después de haber desaparecido poco a poco de las alineaciones y de un ostracismo absoluto en las últimas semanas. Gual, que había empezado la temporada con el rol de delantero titular, parecía consumir con toda la pena y nada de gloria la recta final de su cesión en el Zaragoza, que por cierto tiene prioridad para ejercer un segundo año ante ofertas iguales en la categoría de plata. Pero, en Córdoba, aunque solo fuera por una vez, su temporada cambió.