La Segunda División está sometida a una igualdad inexorable. La semejanza que presentan todas las plantillas se traslada a la mayoría de encuentros, que acaban decantándose por pequeños detalles, por acciones puntuales, donde los aspectos externos a este deporte tienen una gran influencia. La seguridad defensiva es la quimera que persigue todo entrenador en la división de plata, un aspecto del juego que es indispensable de cara a conseguir resultados favorables. Un matiz en el que sigue trabajando Natxo González, el preparador blanquiazul trabaja para ajustar con firmeza los engranajes defensivos con el objetivo de que el equipo ofrezca una versión aún más competitiva.

El Real Zaragoza está aprobando con nota en la mayoría de facetas del juego, incluso con mejores calificaciones que la gran parte de sus oponentes, pero hay una asignatura que todavía está pendiente de mejorar. El conjunto abanderado por Natxo González aún no ha conseguido dejar la portería a cero en ningún partido de fase regular, pero sí en los dos encuentros disputados en la Copa del Rey, siendo así el único equipo junto al Nástic que no ha logrado finalizar un partido con la meta inexpugnada. La seriedad defensiva ha sido la base principal en el discurso del técnico vitoriano, como ya se viera en Sant Andreu, Alavés o Reus. Una fase del juego difícil de controlar siempre que los oponentes logren terminar sus jugadas con asiduidad, o viendo puerta con excesiva facilidad en una de las pocas aproximaciones que dispongan. Hasta esta jornada, los equipos que mejor han ejecutado su plan defensivo han sido Sporting, Alcorcón, Cádiz o Numancia, habiendo mantenido su meta imbatida en cuatro de los choques disputados.

El conjunto aragonés ha recibido cerca de 30 disparos entre los tres palos durante la Liga, promediando un total de siete tantos en contra. Unas cifras que se han visto truncadas por diferentes contextos deportivos y extradeportivos, pero que indudablemente revelan la necesidad que tiene el conjunto zaragocista de prosperar en prestaciones defensivas. La urgencia lógica que tiene el club aragonés por comenzar a sumar puntos se topa con el esplendor del Carlos Tartiere. Desde su regreso a Segunda, el feudo carbayón se ha convertido en uno de los estadios más exigentes de la categoría, la principal fuente de energía del Real Oviedo.

Históricamente ha sido una plaza complicada para los intereses del Real Zaragoza, donde solo ha conseguido vencer en una ocasión. Fue en la temporada 2002-03,con Paco Flores en el banquillo, donde Rubén Gracia Cani brilló con luz propia para sacar los tres puntos de un bastión tradicionalmente maldito para los blanquillos. Esa condición como local ha sostenido a los asturianos en la clasificación durante estos años, contrarrestando así esa impredecible irregularidad como visitante que tanto les ha lastrado. El técnico del Real Oviedo Juan Antonio Anquela se aferra a este factor para tratar de asaltar las posiciones de privilegio en la clasificación, el principal objetivo del conjunto azul.

DURO RIVAL

La escuadra de Natxo González llega a esta exigente cita en la capital de Asturias siendo muy consciente sobre la dificultad que está teniendo para arrancar resultados favorables y evitar que el rival perfore la portería. Un duelo en el que la retaguardia blanquilla estará sometida ante una de las líneas ofensivas más potentes cuando se visten con la indumentaria local. El cuadro ovetense ha anotado seis tantos en los tres encuentros que han disputado en el Carlos Tartiere, lo que les reivindica como uno de los ataques más efectivos de la categoría. Donde Toché, un viejo rockero en Segunda, impone su autoridad en la punta de lanza y ya suma cuatro dianas en su casillero. Otro de los principales artilleros del conjunto de Anquela, Saúl Berjón, abandera la efectividad carbayona con tres goles en cinco disparos a portería, además de su excelsa capacidad para filtrar pases milimétricos a sus compañeros en ataque. Dos piezas que están permitiendo al conjunto de la capital de Asturias destrozar la defensa de los equipos visitantes.

El preparador jiennense Juan Antonio Anquela apeló a seguir los pasos de su triunfo ante el Cádiz: «Debemos ser un equipo sólido. Hay que estar bien defensivamente, conceder pocas ocasiones y crear tres o cuatro oportunidades claras que podamos materializar», haciendo mención inequívoca a la poderosa efectividad que caracteriza al conjunto azul. El exitoso vínculo que une al Real Oviedo con el Carlos Tartiere es la principal amenaza para los hombres de Natxo, un equipo que no recibe la misma recompensa que otros equipos que, con menos argumentos futbolísticos reciben. El conjunto zaragocista deberá ofrecer una imagen defensiva más robusta para poder competir en uno de los estadios más exigentes de Segunda. Una misión primordial de cara a conseguir alcanzar las metas fijadas por el club blanquillo.