A punto de certificar la salvación en la categoría, el Real Zaragoza afronta las cuatro últimas jornadas del campeonato con el único objetivo de salir vivo de una temporada en la que el ascenso se fijó como único objetivo. Por eso, el fracaso es incuestionable. De arriba hasta abajo. Desde la propiedad a todos y cada uno de los futbolistas. Se trataba de dar continuidad a la excepcional segunda vuelta de la pasada campaña, pero el Zaragoza fue un desastre demasiado pronto.

De hecho, el equipo aragonés es el que más ha empeorado de un año a otro. A estas alturas de la pasada temporada, el Zaragoza ocupaba la cuarta plaza, con 62 puntos. Estaba a nueve del ascenso directo, que ya ocupaban Rayo Vallecano y Huesca, que finalmente ascendieron a Primera, aunque este año ya han confirmado su descenso, y tenía tres puntos de ventaja sobre el séptimo, el Oviedo. El tercero, el Sporting, todavía estaba a seis puntos, pero el equipo entonces dirigido por Natxo González, sería capaz luego de rebasar a los asturianos, a los que acababan de vencer en La Romareda (2-1).

De los últimos seis encuentros, los aragoneses habían ganado cuatro, empatado uno y solo habían caído derrotados en Vallecas (2-1). El Zaragoza había adquirido tanta fortaleza que había salido victorioso en siete de los últimos ocho partidos jugados en La Romareda y solo el Sevilla Atlético, colista, había sido capaz de sumar en su visita al estadio municipal (0-1) en los últimos cinco meses. Un ciclón que mantendría el ritmo hasta el final. De las cuatro últimas jornadas solo perdería en Cádiz (2-0). Los otros tres partidos se saldaron con victoria blanquilla, una trayectoria sólida que le aupó a la tercera plaza y emparejó con el Numancia en el primer asalto de los playoffs de ascenso a Primera.

Ahora, sin embargo, la situación es totalmente opuesta. El Zaragoza se retuerce en la zona baja de la tabla clasificatoria, de la que todavía no se ha despegado. Suma 47 puntos, lo que supone 15 menos que hace solo un año. Solo el Numancia ha perdido más terreno (-17) aunque al conjunto soriano hay que sumarle los tres puntos que obtendrá en la jornada 40, cuando debería haberse enfrentado al expulsado Reus y que el Zaragoza ya atesora en su casillero. De este modo, el Numancia suma 14 puntos menos que tras la jornada 38 de la campaña pasada, uno menos que los aragoneses.

LAS COMPARACIONES

El Sporting de Gijón es el tercero con más terreno perdido. En la temporada 2017-18 tenía 68 puntos a estas alturas, trece más que en la actualidad (55). Sin embargo, el equipo asturiano, que visita el viernes La Romareda, todavía conserva opciones de alcanzar los playoffs, de los que le separan seis puntos con doce aún por disputarse. En todo caso, la empresa se antoja muy complicada.

Nástic y Lugo registran ahora 12 puntos menos que hace un año, dos más que el Tenerife y tres sobre el Córdoba. Catalanes y andaluces ya son equipos de Segunda División B mientras que gallegos y canarios están inmersos en la lucha por esquivar la última plaza de condena que todavía no tiene dueño. El Rayo Majadahonda, que la pasada campaña militaba en Segunda B al igual que Mallorca, Elche y Extremadura, ocupa ahora esa posición con los mismos puntos que el Lugo.

En el polo opuesto se sitúa el Albacete, la escuadra que más ha mejorado en un año. Los 68 puntos de los manchegos son 21 más que la campaña anterior, cuando estaba a ocho puntos de la zona de descenso a estas alturas. Su vida ha cambiado radicalmente.

El segundo con mayor progresión es Osasuna. Los de Jagoba Arrasate acumulan ahora 77 puntos, veinte más que la temporada pasada, cuando lucharon hasta casi el final por alcanzar la zona de playoff. Granada (+16) y Almería (+12) son los siguientes con mejor evolución.

El Deportivo, el Málaga y Las Palmas, por su parte, bajaron de Primera y solo los canarios están descartados en la lucha por regresar a la categoría perdida tras una campaña turbulenta.