Hasta hace poco lo veíamos pero a lo lejos, acercándose lentamente. No ha sido hasta ahora, con el problema aquí mismo, cuando estamos comprobando en toda su crudeza lo mucho que han cundido los ocho años de Agapito Iglesias. El empresario dejó al Real Zaragoza a unos días de la desaparición. Esa es la batalla que se está librando ahora mismo: vivir o desaparecer.

La vida está a la vuelta del Ok de Hacienda y de la reventa de la SAD a un grupo mexicano y su presunto capital inversor. Hoy parece que esas dos condiciones se cumplirán y la SAD salvará el match ball más importante de su historia. Sin embargo, la situación financiera es tan crítica que el camino seguirá siendo espinoso. Pagar para dejar sin efecto las denuncias, vender a los pocos buenos futbolistas de la plantilla, solucionar decenas de conflictos y formar un equipo sin apenas dinero pero obligado a subir porque en Segunda esta SAD no tiene futuro. Una guillotina detrás de otra. El destino que Agapito quiso para el Zaragoza.