Cuando llegó Miguel Torrecilla a la dirección deportiva a principios de diciembre pidió un tiempo para ir tomando decisiones, que empezaron por la apuesta por JIM en el banquillo y ya por entonces dejó claro que no auguraba una revolución en enero, por más que la delicada situación clasificatoria pudiera sugerir medidas de mayor calado. Ya en el parón navideño, el director deportivo y el entrenador tenían claras tanto la apuesta de buscar un jugador por línea, priorizando un punta, como la necesidad de dar salidas para liberar margen después del cambio de idea de LaLiga con las taquillas y los abonos, que dejaba al Zaragoza sin unos 800.000 euros que podía tener disponibles. Tres refuerzos (Alegría, Peybernes y Sanabria) y cuatro salidas (Jannick, Papu, Raí y Guitián) han sido su balance en una reestructuración de la plantilla que ha quedado muy lejos de ser una revolución.

Sin ese margen, en un mercado muy parado y con poquísimo dinero por los efectos de la crisis, Torrecilla ha cumplido sin alardes, sin la guinda del extremo y recurriendo a jugadores que conocía bien y si podía ser con experiencia en la categoría. A Álex Alegria lo conocía del Betis y el Sporting y a Peybernes, del conjunto gijonés. Ambos han llegado cedidos, del Mallorca y el Almería, sin opción de compra. A los dos los convenció pronto y en cuanto sus clubs les abrieron la puerta no tuvieron dudas.

El proceso con Sanabria fue diferente. La SAD tanteó antes otras posibilidades, como la de Lucas de Vega (Barça B), recibiendo la negativa del Barcelona, intentó también la cesión de Luismi, que ni el Elche ni el propio jugador vieron clara, y sobre todo tuvo cerrado a Bodiger (Cádiz), pero el mediocentro se lo pensó cuando ya los clubs intercambiaban la documentación. Sanabria, de 20 años, se parece poco al ya exjugador del Cádiz, que este lunes rescindió para marcharse al Castellón, pero al final su cesión sin opción de compra del Atlético B encajaba en los planes económicos y es un jugador que gusta a JIM, por su despliegue físico y por su polivalencia.

No logró el director deportivo las salidas más difíciles, las de Vuckic o Larrazabal, ambas importantes por lo que suponían al liberar sus salarios, y la primera que selló fue la de Papu, antes de acabar el año y desvinculándose del Zaragoza para firmar por el Apollon Limassol chipriota. Liberaba así unos 100.000 euros de masa salarial, en tanto que mucha menos cantidad abrieron las despedidas de Raí, que rescindió para firmar por el Deportivo, y de Jannick, cedido al UCAM Murcia, ya que sus salarios estaban entre los más bajos de la plantilla y una buena oferta del Bolívar por dos temporadas a Guitián permitió al Zaragoza liberar un margen mayor de límite salarial, ya que el central estaba en un puesto alto en el ranking de fichas del club.

Así, el primer mercado de Torrecilla se ha saldado con un cumplimiento de objetivos, sin sorpresas en forma de traspasos, que llegarán en verano en algún jugador importante, y con apuestas en general reconocibles, aunque en otros clubs, como en el Sporting y el Celta Torrecilla sí había sorprendido en mercados diferentes, sobre todo del Este de Europa. En su estreno en el Zaragoza, sus objetivos y opciones estudiadas han sido todas muy cercanas, sobre terreno ya pisado y solo Sanabria se sale algo de ese guion.

Los tres refuerzos que ha hecho el Zaragoza en este mercado invernal se quedan lejos de los seis que llegaron con Narcís Juliá en enero del 2016 (Guitián, Campins, Dongou, Culio, Lanzarote y Ros), en el que fue el enero con más movimientos con la actual propiedad, o los 5 que trajo el mismo director deportivo un año después, en el curso 16-17 (Bedia, Feltscher, Saja, Valentín y Samaras). Tampoco supera los 4 de Lalo hace justo un año, cuando llegaron Pereira, El Yamiq, Burgui y Dani Torres. En total, la Fundación suma 24 fichajes invernales desde su aterrizaje en la 14-15, sin contar a Guitián, que llegó en el 2018 por la lesión de Grippo, ni a Puado, que lo hizo por la de Dwamena.