La primera remontada del Zaragoza en toda la temporada llegó en el mejor momento. Justo cuando peor pintaban las cosas para un equipo aragonés que llegaba a Almendralejo sacudido todavía por el sopapo que el Almería le había propinado tres días antes pero obligado a restablecerse cuanto antes para sujetar una segunda plaza de nuevo en peligro. Antes de los diez minutos ya iba a remolque en el juego y en el marcador, lo que incrementaba las urgencias y esa imperiosa necesidad de volver a ponerse en pie. Y lo hizo. Con determinación y valentía, sí, pero también con una deliciosa dosis de fortuna que, dicen, sonríe a los que se hacen acreedores de su guiño. Y el Zaragoza, lejano de una versión notable, cumplió y ganó, que de eso se trataba. Una jornada más. Una jornada menos.

El Zaragoza afrontó el partido medio grogui. Quizá por el calor -37 grados a la hora del partido- o, seguramente, todavía escocido por la última derrota, el cuadro aragonés deparó una pobre puesta en escena en la que volvió a mostrarse inseguro e inferior a un rival más intenso y aguerrido. Víctor había recurrido a Torres para abrochar mejor un centro del campo necesitado de energía desde la reanudación del fútbol. El colombiano y Delmás fueron las únicas novedades respecto al pasado sábado de un equipo que pronto se vio sometido a la mayor dosis de un Extremadura herido de muerte.

El primer susto no tardó en llegar. Zarfino no llegó por poco a una falta lateral lanzada con veneno por Ale Díez justo después de que Soro probara fortuna con la derecha sin inquietar demasiado a Casto. El sobresalto, sin embargo, no centró a un conjunto aragonés al que la pandemia ha arrebatado aquella seguridad defensiva que le convirtió en una de las escuadras más poderosas de la categoría. Antes de los primeros diez minutos, el Extremadura ya había sacado proevecho de esa fragilidad en retaguardia que acompaña al Zaragoza en esta nueva normalidad. Un centro desde la izquierda de Nono acabó directo en la cabeza de Zarfino que, ante la escasa oposición de Nieto, dejó el gol en bandeja a Alegría, mejor que El Yamiq.

El tanto obligaba al Zaragoza a dejar de una vez de lamerse las heridas y a pelear, pero los aragoneses no ganaban un duelo y se mostraban lentos y pesados. Torres se acercó al empate pero no acertó a conectar bien un remate tras saque de esquina botado por Soro y prolongado por Atienza. Nervioso e inseguro, el Zaragoza se perdía ante un Extremadura que vio clara la ocasión de hacer mucho más daño a su oponente. Nono, que traía a Delmás por la calle de la amargura, fue el que más claro lo tuvo. El extremo se lanzó directo a por el segundo tanto y estuvo cerca de lograrlo, pero su potente disparo se estrelló en el larguero. Ahí, el Zaragoza empezó a ganar el partido. Y Guti, siempre Guti, fue el que más claro lo tuvo.

El canterano salió al rescate de los suyos para, en la jugada posterior, enlazar con Suárez, que, tras amedrentar a un par de rivales, devolvió el esférico a su compañero para que este, con otra pizca de fortuna, superara a un Casto lento de reflejos. El tanto levantó al Zaragoza y premió el pundonor del centrocampista zaragozano, que creyó cuando el resto desesperaba.

El gol dejó grogui al Extremadura, que acusó el mazazo durante muchos minutos. Suárez pudo rematar la faena poco después de que Atienza conectara mal un cabezazo tras un córner, pero el colombiano, tras superar en la carrera a Pardo, se topó con Casto, esta vez sí, más ágil e intuitivo.

El descanso devolvió a un Zaragoza más seguro de sí mismo, justo lo contrario que un Extremadura sumido en una depresión que ya no superaría. Torres ya gobernaba el encuentro antes de que su compatriota Suárez culminase una jugada trenzada entre Eguaras y Delmás con un disparo certero que suponía su primera diana tras el parón. El Zaragoza había hecho lo más difícil. Solo había que sujetar el triunfo.

No sufrieron los aragoneses. La desesperación de los de Mosquera abocaba al balón parado como la única opción viable para un Extremadura que perdió a Nono, su mejor hombre, para los últimos minutos por doble amarilla. Pero al Zaragoza, en todo caso, no le sobraba nada. Tal era el temor a perder lo que tanto había costado conseguir que el cuadro aragonés se limitó a defender con orden y dejar pasar el tiempo. Solo Kagawa, al final, tuvo la sentencia, pero el japonés, demasiado individualista, se estrelló en Casto. Pero la faena estaba hecha. El Zaragoza se había levantado. Atrás quedaba la derrota del sábado y el susto mayúsculo en Almendralejo. Guti había salido al rescate.

Extremadura UD: Casto; Álex Díez, Pardo, Borja Granero, Bastos; Lomotey (Rocha, min. 65), Zarfino, Olabe (Kike Márquez, min. 36), Nono, Cristian (Pastrana, min. 56); y Álex Alegría.

Real Zaragoza: Álvarez; Delmás, El Yamiq, Atienza, Carlos Nieto; Guti, Eguaras (Zapater, min. 90), Torres, Burgui (Blanco, min. 78); Luis Suárez (Linares, min. 78) y Soro (Kagawa, min. 69).

Goles: 1-0, Alegría (min. 7); 1-1, Guti (min. 23); 1-2, Suárez (min. 52).

Árbitro: de la Fuente Ramos (comité castellano-leonés). Expulsó a Nono por doble amarilla (min. 28 y 85) y amonestó a Zarfino (min. 88) del Extremadura, y a Kagawa (min. 87) y Zapater (min. 94) del Zaragoza.