Esperaba esa pregunta". Paco Herrera sonrió cuando fue cuestionado sobre el peligro de ser destituido en caso de una derrota en Huelva. Como esperaba la cuestión, fue muy sincero. "Puede ser que me juegue el puesto. No tengo las mismas sensaciones que la última vez que contesté a eso, que fui muy franco sobre esa sensación --se refería a después del partido en Jaén--, pero voy a seguir peleando para que no suceda. Con una victoria voy a seguir teniendo oportunidad de manejar a este equipo, de colocarlo arriba, que es lo que deseo", aseveró el entrenador del Zaragoza, con mejor cara que la que tenía tras la derrota ante el Castilla, pero sabiendo lo mucho que se juega en la cita.

Por ello, y no solo por su puesto, habló claro de la trascendencia del choque, vital para no perder del todo el tren del ascenso directo: "Los jugadores se tienen que dar cuenta que, esté o no yo, se juegan mucho en este partido. Está el prestigio suyo y el del Zaragoza, al que le corresponde estar arriba, luchar por volver a Primera. Deben ser conscientes de que esa distancia podría ser mucha y que llegaríamos tarde con respecto al primero y al segundo. Por eso, marzo es vital", dijo, para añadir que ha visto a sus futbolistas levantados tras el golpe, "con actitud y ánimo".

CREERSE MEJORES En todo caso, el preparador dejó todo un mensaje en la línea de flotación de su plantilla y de él mismo, incapaz de generar una mentalidad ganadora en sus futbolistas: "A veces nos sentimos inferiores y eso me repatea", señaló, dejando sobre la mesa uno de los problemas del Zaragoza. Uno de los más evidentes, claro: "He transmitido a los jugadores que somos mejores que muchos equipos y que tenemos capacidad para estar arriba. Si nos lo creemos, somos tan buenos como el mejor", aseguró, para exigir después a su equipo que sea capaz de dominar las dos áreas.

Y ya puestos, que gobierne los partidos a través del balón, otro aspecto donde las carencias son notorias: "Yo intento que tengamos el balón todos los partidos, pero no lo consigo. No acabo de solucionar esto y descargo la responsabilidad en mí. No soy capaz aún de conseguirlo, pero en Huelva volveremos a intentarlo".

Para acabar con la ristra de problemas, el técnico no se quiso olvidar de la inconsistencia: "No es una crisis de fútbol la nuestra, pero el equipo tiene un tope que está relacionado con un fútbol a empujones, con 30 minutos buenos y después el bajón. No enlazamos 90 minutos seguidos y doy por hecho ya que difícilmente seremos un equipo regular, pero hay que mejorar lo más posible en esa faceta".

A nueve puntos del ascenso directo y a cinco del descenso, el entrenador catalán no cree que la meta sea luchar por eludir el descenso a Segunda B: "No veo ese pesimismo. Quedan 15 partidos y el mínimo de ganar cuatro de ellos lo doy por hecho. Puede haber un problema social o de jugadores que lleve a una hecatombe, pero no lo veo. Ese mínimo lo tiene el equipo, lo va a conseguir seguro".

Para lograrlo bien podría empezar por demostrarlo en el Colombino, ante un Recre que "tiene cosas muy buenas arriba y necesita poco para llegar. Defiende muy junto, con un 4-1-4-1, y la virtud que más les valoro es la rapidez para mostrar un buen ataque, fruto sin duda del trabajo de estos dos años".