Paco Herrera está acongojado tenga o no bajas. En un intento de minimizar las ausencias de Arzo, Acevedo y Cortés, el técnico cocinó un plan que consistía en defender cada palmo de hierba a costa de no ver el balón ni en pintura. Su pánico se contagió de inmediato a un Real Zaragoza de espanto, superado siempre por el oficio a la italiana del Lugo, un rival con más cuerpo y recursos estratégicos. Por si hubiera alguna duda, Quique Setién sabe jugar bastante mejor al ajedrez en que se convirtió el encuentro. Jaque mate a un conjunto aragonés que se queda por segunda vez sin marcar, que puede salir de entre los seis primeros esta jornada y que ratifica que su plantilla es muy chata para competir por el ascenso.

Una ocasión tuvo Luis García en todo el partido. Controló bien y abrió en exceso el interior para enviar la pelota fuera. A eso jugó el Real Zaragoza, a protegerse de sus miserias, dejándolas al aire, y a la búsqueda de un pelotazo a la espalda de la zaga local, labor en la que se diluyeron Roger y Montañés. La orden era guardar el sitio, no perder la compostura de marmóreas estatuas y salir airosos del temporal con un paraguas de juguete. Se le rompió una vez, con una acción a balón parado como terrible paradoja de su inferioridad hasta en lo que debía estar más aplicado. Víctor Marco, central, ganó el espacio entre Paglialunga y Laguardia y anotó de cabeza un gol definitivo, espléndido en su ejecución y letal para un Zaragoza huérfano ya de otras respuestas que los cambios habituales. El Lugo plantó tres centrales y cerró el encuentro.

Salir a no jugar significa no jugar. No era conveniente intercambiar golpes con un adversario mejor, por lo menos mucho más trabajado. Pero una cosa es entregar el dominio y otra bien distinta abandonarse a la flagelación. Abraham, Cidoncha y Fernández aparecieron en la alineación por diferentes motivos, todos, sin embargo, con la intención de muscular en lo posible al equipo. Juntos y bastantes revueltos, con Barkero en el banco y Luis García en el campo, el Real Zaragoza corrió detrás de su rival sin alcanzarle para un pase o una pared, llegando siempre tarde a las citas. No fue como frente al Barça B, pero también se le vio la lengua fuera en un campo cada vez más pesado por la lluvia.

Unos sesenta minutos con el 0-0 y luego a echar mano de una recámara cargada de futbolistas con genética atacante. El 1-0 hizo que Herrera acelerara los cambios. Álamo, Víctor, Barkero... ¿Y Henríquez? Vuelva usted mañana. Algo ocurre con el chileno que se está ocultando. Al igual que contra el filial azulgrana y con el 0-1 en el marcador, Herrera no le dio ni un segundo. Si no hay nada personal, el entrenador debería dar las oportunas explicaciones. Nada justifica el ostracismo del delantero en circunstancias tan adversas. Su ausencia por decisión o capricho es un lujo inadmisible para el Real Zaragoza.

Como un equipo de barrio, el conjunto aragonés se lanzó por el clásico tobogán de los últimos minutos en busca de lo que nunca antes había pretendido. Mal y tarde. Muy mal pilotado por un entrenador que se sentía feliz cerrado el mercado de invierno con un solo refuerzo y que ahora hace muecas de desesperación por la divina providencia le deja sin futbolistas importantes para él. ¿Y Henríquez? Miedo dar saber la verdad.

1- Club Deportivo Lugo: José Juan; De Coz, Pavón, Víctor Marco, Manu; Seoane, Pita (Rafa García, min.77); Pablo Sánchez, Álvaro Peña, Sergio Rodríguez (Iago Díaz, min.61); y Rennella (Sandaza, min.85).

0- Real Zaragoza: Leo Franco; Fernández, Álvaro, Laguardia, Rico (Barkero, min.79); Paglialunga; Cidoncha, Montañés, Luis García (Víctor Rodríguez, min.64), Abraham (Javi Álamo, min.61); y Roger.

Gol: 1-0, min.61: Víctor Marco.

Árbitro: Munuera Montero, del colegio andaluz. Mostró amarilla a Álvaro (min.45), por parte del Zaragoza; y a Carlos Pita (min.50) y Seoane (min.63), por parte del Lugo.

Incidencias: Partido de la vigésimo quinta jornada de la Liga Adelante disputado en el Anxo Carro ante 3.268 espectadores. Antes del encuentro, se guardó un minuto de silencio por una socia del equipo gallego recientemente fallecida.