Paco Herrera mostró ayer su satisfacción por la victoria en Gijón, sobre todo en las circunstancias en las que se produjo, tras quince días duros dentro del vestuario. "Hemos hecho un lavado de cerebro estos dos días. La idea era intentar jugar a fútbol y demostrar que queremos la victoria, se gane o se pierda", dijo el entrenador zaragocista, al que no sorprendió el tipo de partido que se encontró: "Preveía que fuese un partido de ida y vuelta. El Sporting es un equipo muy ofensivo que mete mucha gente por dentro, llega bien por bandas y mete buenos centros. Lo hace rápido y fácil. Pero el planteamiento que yo tenía del partido, ganando o perdiendo, era el de dar la cara. Nos ha funcionado al principio, pero después ellos han cogido el mando y nos costaba".

El técnico explicó que el equipo necesita aislarse del entorno y centrarse en asuntos deportivos. "Me preocupa que el equipo esté haciendo su trabajo, hablando de fútbol, pensando en fútbol. Llevamos seis meses hablando de otras cosas, pero yo quiero hablar de cómo se han abrazado todos y han venido al banquillo con todos al hacer un gol. Es algo que necesitamos. No he querido ni ver las jugadas de las expulsiones. Tampoco sé si hubiéramos ganado sin los expulsados. Lo que sí sé es que cuando íbamos perdiendo 2-1 solo nos quedaba buscar la portería contraria".

Respecto a la celebración del primer gol junto al banquillo, Herrera explicó que "no creo que fuera conmigo de manera especial. El equipo ha hecho buenos partidos contra los grandes y el Sporting lo es. Lo que he tratado de transmitirles estos días es que vamos a intentar comportarnos como un grupo y convenciendo a nuestra afición de que podemos. No estaba planificado, han venido al banquillo porque les ha salido del alma y es una buena foto para nuestra gente".