Se trata de evitar más sufrimiento, que no ha sido poco en este año tan duro como mediocre. Y eso pasa por ganar en La Romareda al Cádiz (21.00 h.) y dejar vista para sentencia la permanencia en la categoría de plata, una meta discretísima, por no decir vulgar, para un club que por historia y por afición merece codearse con la zona noble de Primera pero que vive en un túnel negro sin final que ya dura cuatro años en la categoría de plata. La meta debería ser el regreso a la élite, al sitio natural, pero hace tiempo que se vio que el Zaragoza de este curso, mal diseñado y peor dirigido muchos meses desde el banquillo, no estaba para esa empresa y que el peligro de la Segunda B era latente. La llegada de César Láinez fue vital y levantó al equipo, pero las dos últimas derrotas han devuelto ese temor.

Hay colchón, sí, de cuatro puntos, pero los de abajo aprietan y el calendario del Zaragoza no es sencillo. Tras el Cádiz, aguardan Oviedo, Rayo, Girona y Tenerife. Así que, cuanto antes se hagan los deberes, mejor, porque son palmarias la inconsistencia y los bajones que pega el equipo al final de los partidos, ya que Láinez ha encontrado fórmulas para tapar algunos problemas, pero otros tienen peor solución. Quizá ninguna. La plantilla y el cuerpo técnico hablan de la necesidad de dos victorias en estos cinco partidos, de alcanzar los 52 puntos para estar tranquilos del todo. Lo cierto es que con menos también apunta a finiquitarse la permanencia. Quizá con ganar al Cádiz baste. Con todo, dado el esprint final de todos los que huyen del descenso, mejor no realizar las cuentas a la baja.

No hace falta que el club trate de concienciar a la afición de la importancia de este partido, porque el descenso a Segunda B sería una tragedia de funestas consecuencias para la entidad. La grada, pese al hartazgo por la oscuridad de estos años, ha respondido. Lo dicen los socios de esta temporada, más de 22.000, y la asistencia media, casi 15.500 espectadores, el que más de largo de Segunda y superior a varios equipos de Primera. El Zaragoza ha promovido descuentos en entradas para socios, ha vendido unas 1.000, y espera un buen ambiente pese al horario inusual. El partido y el momento lo merecen. El Zaragoza, este Zaragoza tan gris, necesita el apoyo y el aliento de los suyos. Y estos no le van a fallar. No lo han hecho nunca, porque ese cariño es absolutamente fiel.

ISAAC Y EL ONCE DEL TRIUNFO / Recupera para la cita Láinez a Edu Bedia, tras cumplir sanción. El centrocampista, mientras le dura la gasolina, es fijo, porque aporta soluciones con el balón. No tiene a Cani, sancionado por su ingenua expulsión en Reus, pero en todo caso su rol es el de suplente con minutos y el técnico puede repetir el once que le ha dado las tres victorias en siete partidos que lleva en su currículum con el primer equipo, con ese 4-1-4-1 que modificó para dar entrada a Samaras en el Estadi Municipal. El griego apunta a volver al banquillo y, aunque Pombo no es el mismo de hace un mes, hay que tener en cuenta que el papel de Edu García es muy secundario y que Láinez no ve a Xumetra aún para ser titular. Así, solo las pequeñas molestias de Isaac podrían suponer la entrada de Feltscher, aunque lo previsible es que el gaditano juegue de inicio si hoy, tras la última sesión, confirma que está para hacerlo.

En todo caso, la capacidad física del equipo va a ser primordial para elegir el once, porque el Cádiz va a exigir mucho al conjunto zaragocista, que tendrá que gobernar el partido desde el balón, porque el enemigo se lo dará a los de Láinez. Es el rival un bloque aguerrido, compacto y que tiene en la parte física su gran bastión. Ahí, en el orden y en el esfuerzo colectivo están dos de las claves para explicar por qué un recién ascendido se ha situado en zona de playoff y sueña con el ascenso. La otra explicación está en la velocidad en un equipo diseñado para jugar a la contra, con Ortuño, de regreso a La Romareda, como referencia y Álvaro García y Salvi como puñales. También vuelve al Municipal José Mari, que se fue por la puerta de atrás en la era de Agapito Iglesias.

Tiene mucho mérito la labor de Álvaro Cervera en este Cádiz, al que ascendió y al que ha puesto en órbita en Segunda con muchos jugadores de la categoría de bronce. En el Carranza pasaron por encima del Zaragoza de Agné. Llevan seis jornadas sin caer. Y fuera de casa suman seis victorias, seis empates y 24 puntos, para ser el tercer mejor visitante. Las sensaciones y los números hablan de un partido durísimo, la realidad del Zaragoza remata que no hay excusas para no ganar. Es la hora de no fallar.