Cuatro minutos y una salida fuerte necesitó el Granada, líder provisional tras esta victoria, para adelantarse en el marcador. Un córner, el remate de Germán solo con la media salida de Cristian Álvarez y el error de Dorado en la marca. Ahí todo pareció acabarse. Lo hizo. El resto del partido fue un ejercicio de impotencia del Real Zaragoza, en imparable caída de nuevo tras la reacción que vivió al principio de la llegada de Víctor. Suma tres derrotas consecutivas, un punto de doce y, con la victoria del Extremadura, que algún día tenía que ganar, ya solo cuenta con cuatro puntos de renta con el peligro. La visita del Elche el sábado a La Romareda pasa a ser vital para un equipo que vuelve a demostrar en cada partido sus miserias.

Esas miserias se ocultaron un poco con el renacimiento que trajo Víctor. Fue un maquillaje barato. El Zaragoza no ha dominado casi nunca, o nunca, en este curso las dos áreas y eso es un pecado mortal. Es un poema en defensa, sobre todo en la estrategia, en el balón parado, y tiene una alarmante falta de gol, acentuada por las muchas bajas que arrastra, es cierto, pero en todo caso palmaria esté quien esté, lo haga Álvaro Vázquez, lesionado y anhelado por Víctor, pase por el foco Linares, que solo tuvo la recta final del pleito, o sea el turno de Marc Gual, que desaprovechó en Granada, en su retorno al once tras seis semanas, la enésima oportunidad. Ya se ha encasillado en un perfil más que bajo y anodino.

Al Zaragoza le restan 12 jornadas, más el triunfo ante el Reus, para no convertir un año dramático en la tragedia del descenso a Segunda B. Hace unas semanas parecía que con la reacción con Víctor iba a bastar. Ahora, la impresión es que el equipo debe dar un paso adelante, que tiene que frenar esta caída ya para evitar el sufrimiento en el tramo final de esta temporada para el olvido.

Con el peso de las bajas y con la visita a un Granada consistente atrás y rápido arriba, Víctor dibujó un 4-1-4-1, con Zapater en la derecha y Pombo en la izquierda y con James y Ros por delante de Eguaras, el ancla por delante de la defensa, y con Marc Gual solo en ataque. Hasta cinco cambios (Guitián, Nieto, Eguaras, Zapater y Gual) en un equipo que salió dormido en el Nuevo Los Cármenes. Una llegada de Fede Vico y otra de Ojeda fueron el preludio del gol de córner de Germán y el Granada ya vio que tenía mucho ganado. Es fácil suponerlo ante un equipo con tan poca pegada.

POSESIÓN SIN PELIGRO

Tras la diana, la decimonovena a balón parada en este curso, el Granada replegó velas y le empezó a dar el balón al Zaragoza, que se movió con la rapidez de un elefante. Lento y ofuscado cuando llegaba a la zona de peligro, la mejor ocasión la tuvo Pombo en un disparo desde más de 50 metros que Rui Silva despejó con apuros.

El Zaragoza solo crecía en el partido con la profundidad de Nieto en el carril y con la presencia de James. Guitián daba algo de seguridad atrás y el resto era un quiero y no puedo, con Zapater perdido en la banda, con Ros sin presencia, con Eguaras insustancial, con Pombo eligiendo pocas veces bien y con Gual preso de su colección de ansiedades.

El delantero catalán tuvo una ocasión que cortó Germán tras una gran jugada de James y un disparo desde fuera que ajustó en demasía junto al palo. Mientras, Dani Ojeda, todo un amigo del Zaragoza en la definición, falló una clara antes del descanso tras la jugada de Vadillo. El Granada, afilado en Fede Vico y Vadillo, esperaba su oportunidad y mantuvo el guion al comienzo de la segunda parte, donde Ojeda volvió a fallar a pase de Rodri con un mal disparo. Una jugada entre James y Nieto, los dos mejores zaragocistas en Granada, terminó en un remate de Pombo que se fue a córner y Diego Martínez decidió meter músculo con Azeez por Vadillo para que el Granada no sufriera en demasía.

No lo hacía de hecho el equipo nazarí. Además, Dani Ojeda rozó el gol y Cristian salió bien ante Fede tras un mal pase de Benito a Zapater. Con un banquillo exiguo y con molestias (Pep Biel o Linares), Víctor recurrió a Diego Aguirre, al que situó en la derecha para que Zapater pasara al medio. No funcionó mucho el cambio y Nieto salvó una ocasión con Fede Vico dispuesto a marcar tras una acción de Azeez. Una volea de James que dio en Víctor Díaz y la entrada de Biel y Linares en el tramo final dieron paso a la mejor ocasión del Zaragoza, un medido envío de Guitián que Aguirre, mucho más incisivo en la izquierda, mandó fuera por un pelo. Con Pombo, como antes Nieto, viendo la quinta amarilla terminó el partido, la enésima demostración de este Zaragoza impotente que de nuevo vuelve a caer en la tabla. La reacción es obligada y urgente.