—¿Cómo afronta su etapa en el Rayo Majadahonda tras su paso por la Cultural y el descenso?

—Con todas las ganas. Es un club que no había estado nunca en el fútbol profesional y se nota la ilusión y la humildad. Hay gente a la que ya conocía, otros recién llegados a la categoría y lo que se trata es de buscar la permanencia, porque el objetivo no puede ser otro. Aquí estamos gente más veterana y otros jóvenes, una buena mezcla, jugamos de manera vistosa, al ataque, pero lo importante es atar la salvación lo más rápido posible.

—La meta es la misma que en su anterior club...

—Sí y allí la experiencia fue amarga al final porque el descenso fue injusto. La Cultu jugaba bien y se le escapaban muchos partidos por detalles. Descendimos de una manera muy fea, por así decirlo, pero así es el fútbol.

—Tras irse del Zaragoza, el curso pasado ya jugó en La Romareda. Lo vuelve a hacer en este inicio liguero. ¿Con qué sensaciones?

—Con las de un partido especial. El año pasado con la Cultu fue en la segunda vuelta y desde que conocía el calendario estaba tachado como importante. Esta vez llega pronto. Es un encuentro que me gusta jugar, estuve a gusto allí y tengo ganas de que llegue.

—Ahora, Iza Carcelén ya es muy diferente al que llegó en el verano del 2015 al Zaragoza.

—Mi juego es el mismo, soy más ofensivo quizá que en el Zaragoza, pero ahora tengo, eso sí, más experiencia en la categoría. Llevo casi 100 partidos y eso se nota. Ahí está la diferencia, teniendo en cuenta que la experiencia allí me hizo madurar mucho más deprisa. Ese club exige otras cosas y tenía que crecer rápido para jugar lo máximo posible.

—50 partidos en Segunda disputó en dos cursos con el Zaragoza. ¿Se fue satisfecho?

—Sí. Tuve altibajos pero jugué bastante. Quizá me faltó más regularidad en el segundo año, ya que creo que en el primero me vi bien, a buen nivel de una forma regular. Los cambios de entrenador en esa segunda temporada y de director deportivo influyeron y me costó coger confianza.

—Su peor etapa fue con Agné.

—Es cierto. Lo tuve más complicado con él, pero esa etapa me sirvió para aprender también y he sabido afrontar mucho mejor otras cosas que han venido después por tocarme entonces estar en la grada o en el banquillo.

—¿Cómo ve desde la distancia al Zaragoza? Este año hay una continuidad en la plantilla.

—Lalo lo está haciendo muy bien, ya se vio el año pasado. Los equipos que suelen subir es porque mantienen un bloque, ya que es muy difícil que 14 jugadores nuevos se adapten bien en un año a lo que es el Zaragoza. Muchos de los que hay ahora ya saben lo que es La Romareda y les va a venir muy bien, también lo vivido al final de la segunda vuelta, donde hicieron un gran final de Liga.

—¿Lo considera candidato al ascenso directo a Primera?

—El Zaragoza siempre lo será por club, historia y afición. Por plantilla es verdad que hay mucho nivel en el resto. Es que hay un montón de equipos que han jugado en Primera y los que bajaron de la élite tienen un presupuesto más alto. Además, están Granada, Osasuna, Tenerife... El ascenso estará muy caro, eso seguro.

—¿Con quién mantiene contacto en el Zaragoza y qué le dicen?

—Con Javi Ros y con Zapa, porque prácticamente son los únicos que quedan. Zapa es un hombre de club, que lleva el Zaragoza en las venas y me transmite lo que siente, lo veo ilusionado, aunque lo del año pasado fue un varapalo duro. Es que lo tenían cerca, el equipo acabó bien y la vuelta con el Numancia fue injusta, merecieron pasar con diferencia.

—El Zaragoza merece volver a Primera ya, ¿no?

—Esa es la idea del club y de los jugadores. Merece estar ahí y la ciudad y el tema económico de la entidad lo necesitan. Siento cariño por el equipo y dejé muchas amistades allí, me alegraría mucho su ascenso la verdad.