No hacía ni un minuto que había reemplazado al Toro Fernández, con solo siete por delante para hacer todo lo que no se había hecho hasta entonces, cuando Iván Azón revolucionó el partido. En la primera pelota que cayó en sus inmediaciones hizo lo que hace siempre, ir con todo a por todas, pelear el balón haya cuantos haya delante y rascó el premio gordo: penalti de Pulido. El canterano sigue llamando a la puerta con gran estruendo.

Fue una acción que define al delantero, todo corazón y voluntad. Un jugador que se vacía cada vez que pisa el césped, al que se le podrá reprochar su falta de acierto pero nunca su actitud, sus ganas, su deseo. Juega igual cuando ha sido titular que ahora que, con JIM en el banquillo, ha pasado a ser el revulsivo, el jugador que sale en los minutos finales a ver si cambia la suerte.

Así fue también en Fuenlabrada, donde el técnico revolucionó el equipo con cinco cambios en el once inicial. Devolvió la titularidad al Toro once jornadas después en la decisión, quizá, más sorprendente, pero la verdadera agitación para el equipo fue la entrada de Azón. Solo tenía siete minutos por delante pero salió dispuesto a todo en la batalla y enseguida obtuvo el premio de ese y de todos los días que ha peleado sin descanso.

Su llegada al primer equipo fue meteórica. En apenas unos meses pasó de brillar en el juvenil junto a Francho, Francés y compañía a saltarse la etapa del filial cuando el club confió en Iván Martínez y este llamó a rebato a su camada de jóvenes cachorros. El técnico se echó en sus brazos desesperado ante la ineficacia del Toro o de Haris Vuckic, que ahí siguen inéditos e intrascendentes 33 jornadas después, y le dio la titularidad en los últimos cinco partidos que dirigió al primer equipo antes de regresar al filial en Tercera División.

En esos cinco encuentros el equipo solo marcó un gol, con el que ganó al Fuenlabrada en casa. Con JIM fue titular en su primer partido, en Torrelavega en la Copa, y marcó el primero de los goles del equipo en el minuto 99 (0-2). Con JIM ha salido al césped en doce de las quince jornadas que ha dirigido al equipo, pero siempre en los últimos minutos. El alicantino primero confió de nuevo en el Toro, con idéntico resultado que hasta entonces, y después en Álex Alegría, refuerzo del mercado invernal.

En una temporada en la que el rendimiento de los delanteros es tan pobre, en la que solo Narváez mantiene el tipo con nueve dianas, en la que dos de los nueves aún no se han estrenado, uno de ellos ya ni cuenta, en la que han marcado más defensas que atacantes, Iván Azón es otra cosa. Un delantero que, además, encaja como un guante en ese otro fútbol que busca JIM. El de la brega continua, el de la pelea por cada balón, el del predominio del físico. Ahí Azón puede sacar petróleo.