Cuajó James Igbekeme una gran primera temporada en el Zaragoza, cuando arribó procedente del Gil Vicente portugués en el verano del 2018 como una apuesta muy personal de Lalo Arantegui por la que el Zaragoza pagó un traspaso de 150.000 euros. Solo un año después, el club pudo sacar más de 20 veces ese valor, con varias propuestas sobre la mesa, la mejor del Granada, que llegó hasta los 4 millones por el 50% de su pase. El Zaragoza, que acababa de traspasar a Pep Biel, no accedió por la presión de Víctor Fernández, que se negó en rotundo a esa salida y que consideraba al nigeriano absolutamente primordial en sus planes. Sin embargo, en la temporada pasada James empezó un calvario, con hasta seis lesiones musculares y ocho contratiempos globales, que dejó su rol en secundario, incluso su papel fue nulo en el tramo final, cuando a principios de julio se lesionó de gravedad en el aductor izquierdo con afección tendinosa tras llevar semanas arrastrando molestias en el pubis y en la ingle.

James no pudo ayudar al equipo en el 'playoff' ni antes, en los últimos partidos, y pasó la pretemporada en la enfermería, rehabilitándose de esa dolencia y, cuando ya divisaba la recta de llegada, cuando su regreso estaba cercano ante el Alcorcón, en la segunda cita liguera, sufrió una microrrotura en el recto anterior derecho. Lo que postergó su estreno en este curso hasta el duelo ante el Sabadell, con una versión muy lejana a lo que había enseñado en su primera temporada. Jugó ocho partidos, seis de ellos de titular, y el túnel se volvió de nuevo oscuro a finales de noviembre, el 27 en concreto, otra vez en un entrenamiento y con una rotura en el isquiotibial izquierdo, el octavo problema muscular en año y medio. Tanto el jugador como el club decidieron ser cautelosos con su regreso, descartando cualquier cuestión de ansiedad o de estrés que propiciara esa concatenación e insistiendo en la rehabilitación, en el trabajo invisible, en el descanso y en la nutrición a la espera de que la poderosa musculatura en su tren inferior volviera ser la que fue.

No ha tenido prisa JIM con él. Las cuatro semanas antes del parón navideño las pasó de baja y el técnico tampoco lo citó en la Copa para darle minutos ante el Cartagena en el estreno del 2021. También salió desde el banquillo contra el Logroñés, el Albacete y la Ponferradina, donde ya tuvo toda la segunda parte y mostró una clara progresión. Frente al Málaga, JIM le dio plaza en el once, por delante de Eguaras y junto a Francho, en el 4-1-4-1 donde más cómodo se siente el nigeriano, en ese trivote en la medular, con metros por delante y capacidad para romper líneas y llegar al ataque y sin tanta obligación defensiva y sin la esclavitud que supone jugar en banda, donde sus prestaciones bajan.

Versión ofensiva

James Igbekeme fue de los mejores ante el Málaga, anotando el primer gol tras una buena llegada desde atrás a centro de Juanjo Narváez, y ya tuvo 66 minutos, en los que fue de más a menos. En Sabadell repitió puesto y buenas sensaciones. Probó a Mackay desde lejos y el portero le sacó un balón a bocajarro tras una buena acción con Narváez a la media hora. El equipo le echó en falta cuando JIM decidió su relevo por Nieto en el 59.

El centrocampista, que pactó su renovación hace un año y la firmó en junio hasta el 2023, con una subida salarial en consonancia al nivel mostrado y a las ofertas que tuvo, está a gusto en el Zaragoza. Ni en verano, en medio de su lesión, ni en enero se ha planteado una salida, ni por su parte ni por la del club. Está seguro de que puede volver a recuperar su mejor versión, la del primer año, y JIM también está convencido de ello, de que puede ser un jugador vital en esta segunda vuelta. Si las lesiones le respetan, claro. De momento, la luz en el túnel por fin la ve.