—Juega por primera vez en Zaragoza tras irse hace ya tres años.

—Sí, es mi primer partido allí desde que me fui y es especial, pero sobre todo lo afronto con mucha ilusión y ganas de conseguir tres puntos tan necesarios para el Cádiz. Para mí el Zaragoza es el equipo que me dio la oportunidad de debutar en Primera, le tengo mucho cariño y es un club muy importante en mi carrera.

—Vivió dos años convulsos, el del descenso y el segundo, con su salida tras su denuncia, junto a la de Movilla y Paredes, contra el club ante la AFE.

—Me tocó una época complicada. En la primera temporada, pese al descenso, las cosas en lo personal me fueron bien, porque llegué con la vitola de ser del filial e hice un papel bueno en el Zaragoza. En la segunda, a la mitad de Liga se complicó todo, hubo unas cosas que empañaron todo mi paso por el club, las afronté y fui fiel a mis principios.

—¿Cree que llegó en la peor etapa del Zaragoza, la del final de la era de Agapito Iglesias?

—Es la que me tocó. Quizá en otra época ni habría llegado al Zaragoza. Lamentablemente, nos tocó vivir eso, y no es agradable, pero son aprendizajes de la vida. No me arrepiento para nada de haber llegado en esos años, fue una etapa difícil, pero bonita.

—¿Se sintió señalado junto a Movilla y Paredes por el director general, por García Pitarch?

—Había algunos que teníamos que salir y todo el mundo sabe lo que pasó en el club, lo que sucedió en la dirección general. Seguí mi camino, pero defendí mis intereses, como cualquier profesional y trabajador hubiera hecho.

—¿Y la denuncia ante AFE?

—Me obligaron a enfrentarme al club, yo no tenía intención, pero era para defender lo que era mío. Para ellos, la cosa era fácil, te vas y perdonas todo. Llegué a un acuerdo cuando me dieron la oportunidad, un tiempo después, pero desde el principio yo quise mediar. Y al final se dio.

—¿Guarda rencor a alguien? ¿Al entonces director general?

—Rencor no le guardo nadie, pero me habría gustado irme de otra manera. Eso sí, los que decían que mi forma de proceder en ese caso con el club me acarrearía consecuencias se ha demostrado que se equivocaron, porque no me han faltado equipos.

—Se va en febrero del 2014 a los Colorado Rapids y Movilla y Paredes fueron despedidos.

—Para mí fue un cambio radical, una decisión complicada tomada en poco tiempo. Cuando pasó enero, como el club no quería llegar a un acuerdo, pues decidí quedarme, pero al final se dieron las circunstancias y salí. No quería estar peleado con nadie y la experiencia en la MLS fue excepcional, un cambio de aires muy necesario que me abrió las puertas para volver a España, a Primera División, que no es fácil.

—Este verano, tras jugar en Primera con el Levante, llega al equipo de su tierra, al Cádiz, donde le costó pero es un fijo.

—Llegué sin pretemporada y me costó pillar el ritmo de los compañeros. Muchos acabaron el playoff a Segunda y solo tuvieron dos semanas de vacaciones, que casi ni perdieron la forma. Para jugar en el Cádiz hay que estar muy bien físicamente, ahora me siento a tope, tengo la confianza del míster y estoy muy contento.

—¿Cuál es el secreto del Cádiz?

—Sobre todo, correr mucho. Somos un equipo implicado, sabemos nuestras limitaciones, nuestro estilo y con la idea del míster vamos a muerte. Tuvimos momentos complicados que se llevaron con total tranquilidad y todo volvió después a su sitio, haciendo una piña muy sólida.

—¿Cómo viven la posibilidad de subir por la vía de la promoción?

—Nuestro objetivo de la salvación ya está conseguido. Y la exigencia ahora es la que nos ponemos nosotros. Pero somos ambiciosos. Eso sí, en el caso de no meternos en el playoff no será una tragedia como en otros clubs que están hechos para ello, como el Zaragoza. ¿Subir a Primera? Para mí sería lo máximo. Soy de esta tierra, vine para un proyecto bonito, a largo plazo y ambicioso. Somos un equipo con historia, pero también con los pies en el suelo tras muchos años en Segunda B.

—¿Cómo ve al Zaragoza?

—Los vínculos con el club me hacen verlo con cariño. Cuando empieza cada temporada tengo la ilusión de que uno de los que suban sea el Zaragoza, pero salir de esta Segunda es difícil y la presión que hay allí es grande, la del club y la de los jugadores. Por plantilla es espectacular, con jugadores contrastados como Zapater, Cani, Lanzarote o Samaras y una defensa competitiva, pero hay años que no salen las cosas.

—Contra su equipo se juega tres puntos vitales para no bajar.

—Nosotros también necesitamos los puntos como el comer. Somos un enemigo difícil fuera de casa y sabemos cómo tenemos que jugarle al Zaragoza, aunque será duro ganar allí. En mi opinión, se va a salvar claramente, no va a ser de los que bajen. En los últimos cinco partidos todos aprietan, pero no entra en mi cabeza que el Zaragoza descienda.