El juicio por agresión sexual al que se enfrenta Álvaro Ratón ha sido aplazado al miércoles 20 de mayo. En un principio se iba a celebrar este mes, el miércoles 25 de marzo, en el Juzgado de lo Penal número 2 de Orense, tal y como contó este diario pero el juzgado ha aceptado el aplazamiento al solicitarlo los peritos de una de las partes. Además, la vista se realizará a puerta cerrada, por lo que no podrán asistir ni medios de comunicación ni público en general, solo los testigos, los peritos y lógicamente los abogados de las dos partes. Así, la vista tendrá lugar cuando solo reste una jornada para el final de la Liga, previsto para el 24 de mayo, salvo que el Zaragoza tenga que disputar los playoffs de ascenso.

El portero del Zaragoza se enfrenta, según la petición de la Fiscalía, a una condena de dos años de cárcel y 10.000 euros de indemnización para la víctima, además de que se le prohíba acercarse a la misma durante cinco años. La petición de la Fiscalía es la menor que se puede dar en estos casos. La causa, que ha sido llevada por la jueza del Juzgado de Instrucción Número 2 de Carballino, de donde es el guardameta zaragocista, se inició por la denuncia interpuesta contra él por P. B., una mujer de esa misma localidad que le acusa de una presunta agresión en la noche del 23 de junio de 2018 en un bar. Mientras, la acusación particular pide para el jugador cuatro años de prisión y una indemnización de aproximadamente 20.000 euros.

Ratón acudió a declarar voluntariamente el 2 de julio del 2018 a la Guardia Civil de la localidad orensana después de que los agentes se personaran el 29 de junio en su domicilio de Carballino. En los meses posteriores la jueza tomó declaración a los testigos de la acusación, que fueron periféricos, es decir no presenciales, ya que ninguno aseguró haber visto la agresión y ni siquiera corroboraron la versión de la denunciante, entrando en contradicciones.

Desde la defensa del portero que lleva a cabo el letrado Antonio Gea se sostiene que las pruebas en las que se basan las acusaciones son muy leves, además de las numerosas incongruencias que hay en las declaraciones tanto de la denunciante como de sus testigos. Se insiste en que no hay pruebas objetivas que valoren los daños que aseguró sufrir la mujer, ni tampoco por parte de los testigos que aportó, ya que solo uno de ellos aseguró haber visto al jugador hablar con esa mujer en la citada noche.

Por parte de la defensa también la jueza tomó declaración a varios testigos. La circunstancia de que la denuncia y el informe médico se presentaran y se realizaran seis días después de los hechos, el 29 de junio, supone que los daños, en forma de hematomas, que adujo la denunciante no se pueda establecer con rotundidad si fueron a raíz de ese incidente o hechos con posterioridad, lo que han confirmado peritos forenses de la Universidad Complutense de Madrid.

Según la versión de la denunciante, el presunto agresor y la víctima se conocieron el día anterior a los hechos en una boda. En el local de copas, Ratón invitó a la mujer a tomar algo con él, algo a lo que ella se negó. Su reacción fue, según señala la acusación, la de zarandearla. Posteriormente, el futbolista intentó besarla y realizarle tocamientos a la fuerza. Fue entonces cuando la mujer se resistió y supuestamente Ratón la empujó contra unas escaleras. Ninguno de los testigos ha podido corroborar en su declaración estos hechos, incluso llegaron a afirmar en sede judicial que, tras producirse la presunta agresión, la denunciante retornó al local y mantuvo conversación con distintas personas.