A Láinez no le dejan en paz sus rodillas. Es una penitencia antigua que le obliga a estar siempre en alerta, a trabajar de forma titánica cada día para fortalecer la musculatura de sus piernas para que no sufran las articulaciones. El martes por la mañana, ese fantasma abonado a su mala fortuna volvió a visitarle en el entrenamiento que el Real Zaragoza realizó en las instalaciones del Watford. Unas ligeras molestias en la parte superior de la rodilla izquierda hicieron que fuera descartado para el encuentro que se jugó por la tarde, pero en el descanso del partido trotó y se sintió bastante mejor. Ayer, sin embargo, optó por regresar a Zaragoza para despejar las dudas y alcance de la posible lesión.

El guardameta zaragozano abandonó la expedición antes de que ésta tomara rumbo a Manchester. Un taxi le recogió para llevarle al aeropuerto londinense de Gatwick, donde el vuelo sufrió un retraso considerable. A las 22.15 aterrizaba en Barcelona. "No estoy muy fastidiado porque estas cosas en las rodillas me pasan habitualmente. Lo que ocurre es que estas molestias son diferentes y quiero quedarme tranquilo", dijo el portero poco antes de partir. Láinez no se fía. "No me sentía a gusto trabajando y quiero saber cuanto antes lo que es. Para estar comiéndome la cabeza aquí durante una semana, es mejor marcharme". El jugador, aunque el diagnóstico que se le realice hoy sea positivo, no regresará ya con sus compañeros a Inglaterra.

Se lamentaba Láinez con tono de resignación asumida. "Es mala suerte porque hacía mucho tiempo que no me encontraba tan bien. Sólo me había perdido un entrenamiento en toda la pretemporada, pero creo que ésta es la decisión adecuada". El portero no encuentra las causas concretas del dolor: "Horas de viaje, exigencia de trabajo físico, no sé". Hoy se someterá a diferentes pruebas médicas, posiblemente en la clínica Quirón, que aclaren la situación de su rodilla.

Víctor Muñoz no ha contemplado la opción de llamar a Rubén Falcón. "Tenemos dos porteros (Luis García y Zaparaín) y es suficiente. La lesión de Láinez es un inconveniente y nos preocupa, pero esperemos que no sea nada".

Al aterrizar en Barcelona, Láinez al menos tuvo el aliciente de encontrarse con su esposa, quien acudió a recibirle a El Prat. Su mujer, Cristina, le mostró una ecografía del hijo que esperan ambos.