Sábado 19 de enero. El Real Zaragoza juvenil acaba de perder el primer partido de la temporada. El 4-1 encajado en feudo del Espanyol acaba con 19 jornadas invicto y baja al equipo aragonés del liderato, que pasa a ocupar el Barcelona. Carlos Rojo, el entrenador más laureado de la cantera zaragocista, conquistador de cuatro títulos ligueros, no tarda en contactar con el técnico del División de Honor, Iván Martínez. «Aposté con él a que no volverían a perder y él me dijo que, estadísticamente, no era posible. He ganado», presume Rojo. «Normal. Sabe más de fútbol que yo», asume Martínez, que idolatra al que fuera su entrenador y con el que se proclamó campeón de Liga juvenil hace 18 años. «¿Estadísticas? No son verdad. Están para romperlas», afirma Rojo.

El domingo, al fin, Rojo entregó el relevo. El Zaragoza, trece años después, volvía a conquistar la Liga tras vencer en Reus. «Iván ha hecho historia al ser el primer entrenador debutante que consigue ser campeón. Yo lo conseguí el segundo año», celebra Rojo, que se congratula de que el discípulo sea el heredero. «Tenía que haber sucedido antes. Ha pasado demasiado tiempo, pero me alegro de que haya sido Iván, aunque el año pasado Javier Garcés también estuvo cerca y me habría encantado que lo hubiera logrado».

A su lado, Martínez escucha atento sin perder de vista un móvil que no para de sonar. «No esperaba semejante repercusión. He recibido muchísimos mensajes y ha sido imposible contestar a todos. Las muestras de afecto hacia jugadores y cuerpo técnico han sido fuera lo normal. El zaragocismo se ha volcado», subraya el campeón. «Porque necesitaba una alegría así después de tanto tiempo de desilusiones del primer equipo», replica el veterano entrenador, que se marchó de la Ciudad Deportiva en el 2006.

Su complicidad es diáfana. Una mirada basta para trasladar una idea o conocer un estado de ánimo. Quizá por eso, Rojo admite que llegó a preocuparse seriamente cuando el Zaragoza no era capaz de superar la muralla edificada por el Reus. «Estaba en la grada y en el minuto 35 empecé ya a ponerme cardíaco. De hecho, estaba mirando el reloj cuando el Zaragoza empató. Y luego ese cabezazo a tres minutos del final. La locura», recuerda Rojo.

EL TRIUNFO DE LA FE

Abajo, sin embargo, el entrenador del campeón nunca tiró la toalla. «Estaba seguro de que llegaría. Habíamos pasado por situaciones así en varias ocasiones y conseguimos marcar en el 88, en el 90 o en el descuento», expone. El tanto de Puche le dio la razón. «Lo pasamos mal la semana pasada. Los chicos estaban muy nerviosos y con mucha ansiedad. Estaba preocupado», admite Martínez, que trató de transmitir a los chavales su experiencia tras haber sido campeón. «Pero es que son chicos de 17 y 18 años que nunca habían pasado por esto. Se volvieron locos cuando todo acabó. Alguno me decía que por fin iba a poder dormir».

«Y bien merecido lo tienen. Cuando ves un par de veces al equipo te das cuenta de que es muy difícil de ganar», explica Rojo, que se deshace en elogios hacia su heredero. «Como jugador era muy bueno técnicamente. Manejaba las dos piernas, entendía bien el fútbol, buena colocación. Jugaba de lateral pero yo soñaba con ponerlo de mediocentro. Ha llevado en la cabeza lo de ser entrenador desde los 19 años y el primer año que ha tenido un gran reto, triunfa porque cree en lo que hace. Llevaba muchos años soñando con esto», dice Rojo. «Todo ha sido a base de esfuerzo y trabajo. Creo que los chicos no son conscientes de lo que han logrado», opina Iván.

Con el pitido final se desató la locura. Felicitaciones del presidente, de Víctor Fernández, Loreto o Belsué, miembros de un club que decidió implantar un estilo -el rombo- desde la base. «A nosotros nos ha venido genial y ahí están los resultados. El equipo se ha acoplado perfectamente a él y también las pocas veces que hemos tenido que pasar al 4-3-3. Asimilan rápido todo», dice Iván. Rojo frunce el ceño. «No soy partidario. El futbolista debe aprender a jugar con cualquier sistema. Hay que enseñarle a jugar al fútbol».

Mañana comienza un nuevo reto. La preparación de la Copa de Campeones, que se jugará desde el 5 de mayo. Un torneo que el Zaragoza nunca ha ganado y en el que participarán los campeones de los otros seis grupos -Celta, Numancia, Sevilla, Atlético, Tenerife y Villarreal- y el mejor segundo, el Real Madrid. «Podemos competir con cualquiera», avisa Iván.