Muchos aficionados del Real Zaragoza, de esos que no pueden ir a ver al filial cada jornada, pero siguen su trayectoria, pensarán que Adán Pérez es delantero centro. Segundo punta, como mínimo. Lo harán porque el futbolista ha sido el máximo goleador de un equipo en el que hay delanteros como Diego Suárez o Juan Esnáider. Pero no, Adán es un mediocentro con vocación atacante, que suele actuar en el equipo de Emilio Larraz por delante del pívote. "Me gusta jugar por el centro, tocar balón, llegar de segunda línea a intentar rematar y hacer goles. Prefiero jugar de mediocentro ofensivo, aunque si juego de mediapunta tampoco me disgusto", explica Adán.

"A mí siempre me ha gustado dar goles, pero llega un momento en que te das cuenta de que si tú aportas goles el equipo sale beneficiado y tú personalmente también", añade. Esta temporada ha marcado 20 dianas (solo superado en Tercera por Gabarre, del Almudévar), mientras que el año pasado hizo 18 en el Andorra y el anterior, en el Numancia B, 15. "Cuando no he tenido lesiones siempre he llegado a grandes números de goles. Las tres últimas campañas las he hecho completas y han sido muy buenas", admite. Pese a que ya ha anotado unos cuantos, quizá se haya guardado alguno para el domingo, cuando el filial se jugará el ascenso a Segunda B ante el Trival Valderas después del 1-1 de la ida en Alcorcón. "Tal y como se dio el partido y cómo era el campo, salimos satisfechos. Era de hierba artificial, tenía mucho caucho y no botaba bien el balón. Ellos hacían un juego muy directo, colgaban muchos balones e incluso saques de banda al área", afirma.

EN LA ROMAREDA

Que el escenario del duelo decisivo sea La Romareda puede favorecerles en dos sentidos. "Puede que nosotros tengamos más físico, por ser gente más joven y por tomarnos esto de manera más profesional que ellos, que tienen que trabajar. Además, somos la mayoría aragoneses y La Romareda es el sitio en donde a todos nos gustaría jugar".

Que ha sido una de las claves de la buena campaña del equipo esta temporada está fuera de duda. "Ha sido uno de los mejores, no solo del filial, sino de los 22 jugadores sobre el campo, en casi todos los partidos", ha dicho Larraz esta semana. Hasta siete futbolistas del Zaragoza B han debutado con el primer equipo, pero Adán no ha sido uno de ellos. ¿Por qué? Principalmente, porque no es sub-23, por lo que la normativa le impedía volver a jugar con el filial una vez hubiera debutado en Segunda. "Sé cuál es mi situación y la llevo bien. Si sigo trabajando, si no es hoy, será mañana. No tengo ningún problema, me alegro de que los que suben lo hagan bien y les apoyo en todo lo que puedo", explica.

LOA A LA CANTERA

Adán defiende sin tapujos a la cantera zaragocista, tantas veces en el ojo del huracán: "La falta de dinero hace que busquen un poco más gente de casa. Yo creo que los que han subido están cumpliendo con las expectativas; hay gente con mucha proyección, con calidad y la cabeza bien puesta. Esperemos que se consoliden en el equipo". Y remata: "Ni los de Bilbao ni los de San Sebastián ni los del Espanyol son mejores que nosotros". Desde luego, a él ofertas para el año que viene no le faltarán, pero aún no le preocupa el futuro. "No he hablado con el club. Solo pienso en el domingo, aunque creo que los filiales son un etapa que tengo que finalizar este año", informa.

Natural de Quinto de Ebro, comenzó a jugar a fútbol en Fuentes "porque en Quinto no había fútbol 11". Pronto se marchó al Juventud y en cadetes llegó al Amistad. Ya en juvenil, llamaría a su puerta el Varea, filial del Logroñés, tras verle con la selección sub-16. "Estaba muy contento allí, porque con 16 añitos ya fui convocado con el equipo de Segunda B, pero al año siguiente quise volver a mi casa. Echaba de menos a mi familia y regresé al Amistad", relata.

Al salir de juvenil, recaló en el Andorra, luego en el Universidad de Zaragoza y de la mano de Gori Silva se fue al Almazán soriano. Allí llamo la atención del Numancia B, donde estuvo dos años. El año pasado volvió al Andorra. Sin duda, a sus 24 años el fútbol le ha hecho recorrer muchos kilómetros. Al final de la campaña pasada, se marchó a Armenia para hacer una prueba con el Fútbol Club Gandzasar de Kapan, un equipo perteneciente a la Liga Premier del país.

"Estaba cerca de la frontera con Irán y Azerbaiyán. No hace muchos años de la guerra, así que parecía como si estuviéramos en Cuéntame, aunque las instalaciones estaban muy bien, porque el club era de un inglés. Cuando estaba allí, me llamó Emilio para ir al filial y ya no pensé en otra cosa", recuerda. Y menos mal, porque sus goles han sido una de las razones por las que el Zaragoza B está a un paso de volver a Segunda B.