Ala conclusión de la pasada temporada, Víctor Fernández puso un énfasis muy significativo en mejorar dos aspectos de la plantilla: la calidad física y la defensa. Desde entonces, el club está trabajando en esa línea con fichajes de futbolistas fuertes y atléticos sin descuidar, lógicamente, su relación con el balón, que a este deporte se juega con los pies y los equipos de Víctor Fernández especialmente. Para la defensa, quebradero principal de cabeza durante la temporada pasada, en la que el equipo recibió una cifra de goles incompatible con cualquier posibilidad de éxito, el Real Zaragoza ha apostado por jugadores veteranos, experimentados y con presencia, acompañados de la frescura y la calidad incipiente de Clemente, canterano de futuro prometedor.

Un perfil y un criterio totalmente distinto al que está utilizando para rematar la línea de ataque: chicos jóvenes, con hambre, capacidad de progresión, alegría y atrevimiento, pero sin apenas bagaje vital y deportivo a sus espaldas. Luis Suárez tiene 21 años y Álex Blanco, 20. Ambos transitan por el inicio de sus carreras y se añaden a los que ya estaban: Pep Biel y sus 22 años y Papu, el otro fichaje aunque ya estuviera fichado, que tiene 23. Solo Linares escapa a esa media. En ese área, donde el gol provoca la inflación del precio, contratar jugadores consolidados es más caro y, por lo tanto, está más lejos del alcance de este Real Zaragoza.

A la espera del nueve de referencia, pieza clave, Víctor Fernández tendrá a sus órdenes un baby ataque. Jugadores que hoy son lo que son. El Zaragoza será tanto como ellos lleguen a ser y su técnico los haga progresar.