—¿Se esperaba este buen comienzo a nivel colectivo?

—Uno trabaja para competir de esta manera. Se había hecho una pretemporada ilusionante y es muy bonito haber empezado así.

—Su arranque tampoco se queda atrás, ya ha logrado tres goles en solo cuatro partidos.

—No me lo esperaba. Es mi mejor arranque a nivel profesional y estoy muy contento en lo personal y en lo grupal.

—Se le ve feliz en la ciudad, con el equipo y el entorno.

—Sí, la verdad es que es así. Estoy muy contento desde el primer día que llegué a la ciudad. La afición es de otro mundo, el club me parece magnífico y he llegado al equipo que quería y en el que me siento más a gusto de toda mi carrera deportiva.

—¿Qué vestuario se ha encontrado en estos primeros meses?

—Es un vestuario que tiene las dos caras, la veterana y la joven, y eso lleva a que sea bueno. Nos compenetramos muy bien los jóvenes con los más mayores. Es un equipo muy agradable y que te arropa desde el primer día.

—¿Qué conocía del Real Zaragoza antes de su llegada?

—El que no conozca al Real Zaragoza es porque no sabe de fútbol. Es un histórico de España, tiene varios títulos y está pasando una mala racha, pero me ilusionó lo que me pintaban aquí y estoy muy contento de haber tomado la decisión de venir.

—Después de vencer al Elche, Víctor Fernández mencionó que se había ganado muy pronto el cariño de la gente y que eso era complicado. ¿Cómo se toma ese afecto de la grada?

—Aquel día, cuando salí del partido, la gente se puso de pie para aplaudirme y no me lo creía. Después en casa miraba la repetición y me hizo mucha ilusión. Estoy muy agradecido por el recibimiento de la afición.

—¿Le ha sorprendido La Romareda o ya venía prevenido?

—En el partido que jugué aquí el año pasado (con el Nástic) ya vi el ambiente. Se nota, se ve y en cualquier sitio de España se habla de que es una de las mejores aficiones. Ya venía avisado, pero el día del Alavés, en pretemporada, que haya 11.000 personas cuando todo el mundo está de vacaciones es un gran mérito. Ojalá este fin de semana sean muchos también.

—¿Por la calle también recibe ese cariño?

—Sí. Antes de comenzar la temporada era menos, pero ahora al ver mi trabajo, cómo compito y cómo hago las cosas de bien para ellos me lo demuestran. Me dicen que estoy muy bien, que siga así y que les lleve a Primera, pero ese es un trabajo que tenemos que hacer toda la plantilla.

—Da la sensación de que ha encontrado su sitio, que este año puede ser el de Luis Suárez. ¿Coincide?

—Sinceramente, sí. Para mí es muy importante el club y la ciudad, que me ha gustado, y a nivel deportivo también las instalaciones me han encantado. Creo que puede ser este año el que dé el gran salto. Espero que así sea y que llegue junto a un ascenso, que es lo que todos queremos.

—¿De dónde le viene ese carácter tan peleón y competitivo?

—Creo que la mayoría de jugadores que venimos de tan abajo, cuando tenemos estas oportunidades, peleamos tanto por cada balón y situación del partido porque las sabemos valorar. Cuando estaba en Colombia anhelaba jugar en Europa, en uno de los grandes, y ahora que lo tengo no lo voy a dejar pasar por conformismo. Quiero que mi carrera vaya en ascenso y espero que siga así.

—¿A qué se refiere cuando habla de que viene de tan abajo?

—A estar en Colombia, un país subdesarrollado y en el que es complicado sobresalir porque hay muchos talentos. Por tu trabajo y esmero te dan una oportunidad de venir a Europa y no la desaprovechas. Ha sido lo mejor que me ha pasado venir a Europa, porque es lo mejor que hay para un deportista.

—¿Cómo fueron su infancia y sus primeros años de vida en su país, en Colombia?

—Complicados. Vine de barrios difíciles, en los que se ve drogadicción, hurtos, asesinatos… Era complicado porque al final es lo que veía cada día. La mayoría de los jóvenes buscan el dinero fácil y siguen esa línea. Por ello, cuando tienes otra mentalidad es muy complicado salir de ahí, porque enseguida te tildan de iluso, porque crees que puedes llegar. Cuando ya estás aquí valoras ese esfuerzo y días complicados y tienen sus frutos.

—¿El fútbol y su deseo de ser un jugador profesional fue como una vía de escape para usted?

—Desde muy pequeño me marqué la meta de ser jugador profesional y gracias a esa mentalidad no me fui por el camino de la drogadicción, los robos ni nada, porque si no igual estaba en la cárcel, en la calle o muerto por esa delincuencia que hay en Colombia.

—¿Cómo es Luis Suárez fuera del campo?

—Mi mujer me dice que somos una pareja distinta porque somos jóvenes, pero tenemos mentalidad como de gente mayor. No nos gusta tanto ir de fiesta y sí estar más en casa, con nuestro hijo, o ir al cine. También me gusta mucho jugar a la consola. Somos distintos a esta juventud de ahora, parecemos unos viejóvenes (se ríe).

—¿Cómo surgió la posibilidad de dar el salto a Europa?

—Tenía 16 años y en un torneo en Colombia metí 26 goles y ahí comencé a llamar la atención de varios clubs profesionales y de Primera División, pero me llegó la oportunidad de hacer una prueba en el Cruzeiro de Brasil y la pasé. Cuando llegué a Colombia había un agente que me dio la oportunidad de venir a probar a la Sampdoria, en Italia, y llamó a los del Udinese, cuyos dueños son los mismos que del Watford (familia Pozzo), para que fueran a la prueba por si no pasaba nada con la Sampdoria. Y así fue. La Sampdoria quedó contenta conmigo, pero por ser extracomunitario no podían ficharme, por lo que llegué al División de Honor juvenil del Granada. Estuve medio año ahí y un año en el filial y ya hicieron oficial mi compra por el Watford.

—¿Cómo se fraguó su fichaje por el Real Zaragoza?

—Alrededor de mayo llamó Lalo a mi representante para ver si podíamos quedar y charlar algún día. Quedamos en Barcelona para hablar y después ya no solo era Lalo, sino también el míster. Poco a poco se fue llegando a un acuerdo y por fortuna en junio se dio todo.

—Eligió al Real Zaragoza por encima de otras opciones. ¿Cuántas fueron?

—El Watford quería otra cesión, pero que la eligiéramos mi agente y yo, un lugar en el que pudiera tener continuidad y hacer un buen año. Tenía un buen abanico de equipos, más de seis y buenas opciones, pero elegí Zaragoza por el proyecto tan bonito que me dijeron Lalo y Víctor. También quería un poco de presión, por la afición y la gente que te exige, porque aquí sé que cuando las cosas van bien todo va genial, pero cuando van mal la gente aprieta y es normal. Yo quería eso, un club donde el único objetivo es conseguir el ascenso y he hecho este verano la mejor elección, sin duda.

—¿Se lo toma como una prueba personal por la exigencia que tiene el club?

—Es una de las cosas que me llevó a tomar la decisión de venir, marcarme un reto a nivel individual, porque creo que un jugador sin retos personales está muerto.

—¿Tiene el Zaragoza opción de compra o alguna posibilidad de quedarse con usted al final de temporada?

—La cesión se hizo sin opción de compra, pero le puedo decir ahora mismo, porque es mi decisión, que si las cosas siguen como están me encantaría quedarme otra temporada en el Real Zaragoza.

—En caso de lograr el ascenso, ¿cuántas opciones habría de que se quedara?

—Por mí, sinceramente, me quedaba. No lo pensaría dos veces, me quedaría aquí, pero hay cosas aledañas a mí, como si el club quiere que continúe, está el Watford… Es una cadena que tiene que enlazar bien para seguir, pero esperemos que sí.

—¿Es el ascenso el único objetivo que hay y que tiene en la cabeza?

—Es el único. Venir aquí al Zaragoza implica no pensar en otra cosa más que en eso. Desde el primer día que tomé la decisión no se me quita de la cabeza.

—¿Qué tal se está encontrando al lado de Dwamena, Kagawa y el resto de jugadores ofensivos?

—Muy bien, tanto dentro como fuera del campo. Hablamos mucho y nos encontramos más. Shinji nos conoce un poco más a los dos y sabe que vamos más al espacio. Entre los tres, que somos de momento los que estamos teniendo más continuidad, nos encontramos muy bien. Con Linares también hablamos mucho. Hacemos mucha piña todos.

—La idea futbolística de Víctor Fernández coincide también con sus características.

—Es otro de los motivos por los que vine. Con la forma de jugar que tiene el míster te puedes hinchar a meter goles porque aparte de jugar bien es vertical, como mi juego. Me ha caído como anillo al dedo.

—¿Cuánto le queda para obtener la doble nacionalidad?

—Casi nada. Estoy esperando a que me den la cita y dentro de un mes o así me darán el pasaporte español.

—¿Prioriza jugar con Colombia o contempla jugar con España si se diera el caso?

—Estoy contemplando jugar con España porque con Colombia pasó una situación que no me agradó para nada y que me molestó mucho. Estaba en Segunda B en el Granada B y, aunque no era un titular indiscutible, estaba jugando y metiendo goles. Había un compañero colombiano que no iba ni convocado y a mí no me llamaron para la sub-20 ni para una concentración y a él sí para un torneo en Perú. A partir de ahí tengo ese enfado con ellos. Si en España me dan la oportunidad bienvenida sea y no dudaré en ir.