Fue preguntado Víctor Fernández en el comienzo del trabajo veraniego por los nuevos fichajes y de Luis Suárez, un nombre quizá poco mediático de primeras, confesó que llevaban tiempo detrás de su incorporación y que, aunque había metido siete goles en el Nástic, tenía potencial para meter más. Se le notaba al entrenador en sus palabras una fe especial en el cafetero. También se podría añadir fácilmente que Luis Suárez también posee una cualidad que define a este Zaragoza o, al menos, a lo que se busca en este Zaragoza, que es el hambre, esa ambición por agradar y crecer.

Por ello, es el prototipo de jugador que le gusta a La Romareda y en el estreno contra el Tenerife destacó, marcó y fue un quebradero de cabeza para la defensa rival, exactamente lo mismo que sucedió cuando vino con el desahuciado Nástic al estadio zaragozano.

Frente a los isleños confirmó lo que ya mostraba en la pretemporada. Tiene un físico envidiable por su altura y su enorme potencia; vive cómodo al espacio, algo que busca constantemente; no para de correr y posee ese carácter canchero, peleón, de sangre caliente y voluntarioso que tan bien pondera al alza la afición blanquilla.

Hizo un partido, en líneas generales, al que difícilmente se le puede poner alguna pega y se adapta al estilo de juego que Víctor quiere para este Real Zaragoza. Y para redondear su estreno con el equipo aragonés, dejó un gol con su sello personal. Fue un carrerón tras interpretar la trayectoria del balón. Alberto trató de seguirle, pero como si fuera un brindis al sol. Su definición, seca y con la pierna mala, a la jaula.

Fue la primera vez que el colombiano pisaba terreno central. Como durante toda la pretemporada, y en un caso que se asemeja al de Álvaro Vázquez la pasada campaña, partió desde la izquierda, con Raphael Dwamena siendo la referencia. No tuvo su noche el ghanés, que se mostró desacertado en la definición y lento en la ejecución.

Así que Víctor, que vio cómo el Tenerife debía dar un paso adelante para remontar, le dio a Luis Suárez la libertad que necesitaba. Era un pez en el agua. Un ‘9’ en la zona del ‘9’. Un delantero con metros y metros para correr, para destacar por su velocidad, para cazar cualquier pelotazo o balón sutil al hueco. Desatascó al Zaragoza, le imprimió kilómetros por hora al ataque zaragocista y provocó peligro. Fueron sus primeros minutos arriba y dejó una impresión muy grata, la imagen de un delantero con buenas maneras y muchas virtudes, que es capaz de despuntar en el Zaragoza, y que está más cómodo en el centro. Luis Suárez opositó al puesto de ‘9’.