Que el Zaragoza tiene un problema importante en la retaguardia es innegable. Sin embargo, es igual de desastroso que en la mayoría de temporadas anteriores desde el descenso a Segunda División. Tanto que el de esta campaña no es ni el peor inicio defensivo, dudoso honor que tiene la temporada 14-15, que comenzó Víctor Muñoz en el banquillo y que terminó Popovic en Las Palmas. Entonces, el equipo aragonés encajó 22 goles. ¿La diferencia? Que metió 24.

Salvo en aquel curso, solamente en otro desde que se bajó al infierno de plata el equipo aragonés no ha recibido 20 goles en las 15 primeras jornadas. Fue en la 15-16. Como la cosa va del número 15, esa cifra fueron de goles a favor y 10 en contra. Se fue fiable atrás y, aunque no se consiguió ver mucha puerta, el equipo rondó todo el año los puestos de promoción de ascenso a Primera.

En el resto, la veintena de tantos encajados. Sin embargo, el problema reside en los goles anotados. Esta es la peor diferencia de goles que tiene el Real Zaragoza a estas alturas. En el primer proyecto en Segunda, el equipo blanquillo metió y encajo lo mismo. Es decir, 20 goles. En la 16-17 fueron 21 tantos a favor y, el curso pasado, 19.

Las dos veces que el Alcorcón logró batir a Cristian Álvarez y la inoperancia en ataque que mostró el Zaragoza, con solo un tiro y que no fue ni a puerta, dejan el dato en un complicado -3 (17 goles a favor y 20 en contra). Es decir, que el mal de los goles encajados no es nuevo para nada. Es endémico, el de todos los años y un problema que, a pesar del número de efectivos que ha pasado por la zaga y por el equipo en general, sigue sin solucionarse. Por si no fuera poco, se suma ahora el poco acierto goleador que tiene ahora mismo el equipo blanquillo.

Los delanteros

La poca producción ofensiva es cuestión de todo el equipo, pero por supuesto los que más incidencia tienen son los atacantes. La temporada se ha cruzado desde el primer momento con las lesiones. Entre que Gual y Álvaro llegaron al final del mercado y se lesionaron para tres semanas, que Toquero no ha podido estar ni se le puede esperar ya y que Jeison Medina y Raí no están cumpliendo, solamente se ha quedado Pombo como referencia ofensiva inamovible.

El tridente formado por Gual, Álvaro y el canterano ha conseguido ocho goles, pero es uno menos de los que sumaba Borja Iglesias a estas alturas. Con dos penaltis metidos eso sí. También es cierto que apenas han podido coincidir juntos.

En definitiva, que el mal de los goles encajados no hay manera de solucionarlo por más que pasen los años, mientras que en ataque se está produciendo poco. Y mirar la clasificación mete mucho miedo.