El repaso fue absoluto. De principio a fin, el Alcorcón fue mejor que un Zaragoza desconocido que recordó a aquel equipo sin identidad previo a la llegada de JIM, al que Anquela le pasó por encima en La Romareda. Fue, sin duda, la peor versión del equipo y de su entrenador, incapaz de arreglar el despropósito táctico que fue el Zaragoza durante toda la contienda. El alicantino, pese al desastre, no movió nada hasta que fue demasiado tarde y esa incapacidad de reacción acabó por destrozar a un Zaragoza sometido por un Alcorcón que derrochó seriedad y trabajo.

La derrota fue tan justa y merecida como cruel con Cristian, un portero que ha salvado a los suyos en innumerables ocasiones y que cometió el error más grave desde que llegó al Zaragoza y, seguramente, de toda su carrera. El argentino, cuyo gran punto débil son los balones aéreos, despejó hacia su propia portería un saque de esquina botado por Ojeda para poner en ventaja a un Alcorcón que ya la merecía hace tiempo. El fallo, en todo caso, tal vez fue el gran causante de la derrota, pero no el único.

Porque el Zaragoza fue un desastre. El peor de la era JIM con mucha diferencia. A merced de un Alcorcón mucho mejor posicionado sobre el campo, dispuesto con tres centrales y una enorme superioridad física en la medular, el equipo de Anquela se imponía en cada duelo a un Zaragoza amedrentado y estático que caía en la trampa diseñada por el veterano técnico andaluz. Presión alta, derroche de intensidad y control de balón para desarmar a un equipo aragonés que no sabía ni por dónde le daba el aire. Especialmente, James y Chavarría, que completaron un primer acto digno de haberles dejado en el vestuario.

El repaso táctico de Anquela era de órdago. Nwakali, prestado por el Huesca, imponía su ley en el centro del campo destrozando a Eguaras y Francho. Juanma era un incordio entre líneas y Ojeda traía a Chavarría por la calle de la amargura. Del Zaragoza no había ni rastro en ataque, donde Alegría hacía lo que podía sin compañía alguna. James, el más cercano, estaba tan perdido como mostraba su rostro.

Solo a balón parado se acercaba el equipo local a las inmediaciones de Dani Jiménez. Jair cabeceaba directamente hacia Francés una falta lateral que suponía el primer acercamiento de los de JIM, pero era el Alcorcón el dueño del partido. Pegajoso y enérgico, el cuadro madrileño buscaba constantemente la derecha para hacer daño a Chavarría y recurría a la presión alta en busca del error de Eguaras o de la zaga. Falló pronto el navarro, que entregó el balón a Bellvis, cuyo centro no encontró por poco la cabeza de Gual Poco antes, Juanma había inaugurado el recital a balón parado de los alfareros, que remataron todo lo que volaba por los aires. Al igual que poco después harían Escobar y Alegría, en la ocasión más diáfana de los aragoneses. En todos los casos, el balón se marchó alto.

Solo una vez combinó bien el Zaragoza en campo contrario. Lo hicieron Narváez y Alegría para que el colombiano culminase mal ya en el área. Antes del descanso, Juanma y Gual volvieron a explotar la debilidad por arriba de los locales pero sus remates, como el de Vigaray al borde del descanso, se marcharon desviados.

A pesar del caos, JIM no alteró el once ni el dibujo en el descanso más allá de un ligero adelanto de líneas y de reunir a Eguaras y Francho a la misma altura, pero siempre con James desubicado. El retoque parecía funcionar en los primeros compases de la reanudación, en los que el Zaragoza tocó balón más que en toda la primera mitad, pero sin profundidad ni desborde. Plano.

El Alcorcón dio un paso atrás, sobre todo tras el error de Cristian que propiciaba el tanto visitante. Pero el Zaragoza seguía sin atacar la defensa de cinco desde las bandas más allá de un par de centros inofensivos de Chavarría. JIM, sorprendentemente, no buscó profundidad con un doble lateral ni un extremo, sino que pareció fiarlo todo al balón parado dando entrada a un lanzador (Zapater) y un llegador con remate (Adrián).

Y, claro, el Zaragoza no podía. Al Alcorcón, cómodo, le sobraba con el orden defensivo para no pasar apuros. JIM, de nuevo tarde, se acordó de Tejero pero retiró a Vigaray y pidió un milagro imposible a Azón. No lo hubo. El bofetón fue a mano abierta. Y duele.

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Vigaray (Tejero, m.81), Francés, Jair, Francés, Chavarría (Vuckic, m.89); Bermejo (Iván Azón, m.81), Francho (Zapater, m.68), Eguaras, Narváez; James (Adrián, m.68) y Alegría.

Alcorcón: Dani Jiménez; Laure, Escobar, David Fernández, José León, Bellvis; Aguilera (Arribas, m.82), Nwakali (Hugo Fraile, m.94), Juanma Bravo; Ojeda (Gorostidi, m.82) y Marc Gual (Xisco, m.82).

Goles: 0-1. M.65. Cristian Alvarez (propia puerta).

Árbitro: Iglesias Villanueva (Comité Gallego). Amonestó con tarjeta amarilla a Chavarría.