El centro del campo, junto con la defensa, es la línea con más idas y venidas de la campaña, al menos en cuanto a los nombres que lo han venido formando. No ha tenido mucha estabilidad ni se ha mostrado tan decisivo y vital como en la pasada campaña, cuando un extraordinario Eguaras fue el faro del equipo y el encargado de ordenar el juego blanquillo. El tiempo, los malos resultados y el pobre juego desplegado invitaban a un cambio para darle la vuelta a la situación. Llegó ante el Extremadura en forma de esquema táctico y al centro del campo, como al resto del plantel, le sentó de maravilla.

La medular es medio equipo. Ahí están los creadores y los encargados de dirigir las operaciones y manejar los tiempos del partido en función de las necesidades. El rombo, si bien en el pasado dio un gran resultado (también con un técnico acostumbrado a trabajar con él), se quedó caduco. La victoria ante el Extremadura fue un primer paso únicamente, pero en el medio se abre también un abanico de posibilidades de cara al futuro.

Formó Víctor Fernández con un doble pivote en paralelo y con una línea de tres mediapuntas. Lejos de despoblar el centro, movió a un delantero, que fue Álvaro Vázquez, a la izquierda. Mantuvo la intensidad defensiva, con un Javi Ros más posicional y un James Igbekeme que combinó el libre albedrío con el rigor táctico. El tudelano ejerció más de cabeza y el nigeriano de corazón.

PRESIÓN POR LÍNEAS

El caso es que al Zaragoza le salió el plan a la perfección. Raúl Guti, plenamente recuperado de sus problemas de pubis tras pasar por el quirófano, jugó tirado a la derecha. Su sacrificio, hasta que hubo que meter una dosis más de ataque para remontar, fue intachable y supuso un apoyo constante para el lateral diestro (Zapater primero y Delmás después) y también para el doble pivote, aunque principalmente para Javi Ros.

En la izquierda, Víctor situó a Álvaro Vázquez, aunque también podría actuar ahí Marc Gual y dejar a Álvaro en punta. Y se le abren de par en par las puertas a un Diego Aguirre al que, por sus características, le viene de lujo este sistema.

A pesar de tener a dos jugadores en paralelo sin un medio defensivo por detrás, la punta baja del rombo, el Zaragoza sufrió poco atrás. En defensa, Víctor ordenó formar dos líneas de cuatro muy marcadas. La segunda, obviamente, los cuatro zagueros. Mientras, Álvaro, Igbekeme, Javi Ros y Guti se mantuvieron a una distancia prudencial de la portería y no ejercieron una presión altísima. Todo ello, por supuesto, con el apoyo de Pombo y Marc Gual. Ahora bien, cuando trataba de progresar el Extremadura, se atascaba en el entramado defensivo.

En ataque el Zaragoza ganó en dinamismo y en posibilidades. Ya no tenía que pasar todo por el centro. Los laterales pudieron subir sabiendo que estaban más protegidos y se generaron superioridades en las bandas. Además, Pombo pudo aprovecharse del espacio generado en la mediapunta para crear su mejor fútbol, brillar y maravillar a la afición. El primer triunfo en el retorno de Víctor dejó un centro del campo con una idea muy clara y participativo, tanto para atacar como para defender, algo que no pasaba con Alcaraz.