Antes fueron Guti, James, Lasure, Papu, Soro, Nieto o Clemente, atados hasta el 2022. O los fichajes hasta el 2021 de Muñoz, Guitián o Aguirre. Ayer fue Ratón el que extendió su vinculación hasta el 2023. Siguen pendientes de resolución, cada una de ellas con matices muy diferentes, las ampliaciones de contrato de Eguaras, Pombo, Delmás o Benito. Ninguno, eso sí, termina contrato este verano. En junio finalizan Toquero y Dorado (si juega 13 de los 16 partidos que quedan renovará automáticamente) y vencen las cesiones de Álvaro y Marc Gual. El resto están atados.

El mensaje que vuelve a lanzar el Real Zaragoza con su política deportiva es nítido. Tiene plena confianza en una base amplísima de su plantilla, en que el proceso de maduración sea exitoso, para culminar el objetivo único: el ascenso. Ese sueño está todavía vivo para la campaña en curso. Muy difícil, pero vivo. Si no se hace real, el futuro ya se conoce: ventas aparte, que alguna habría, lo que venga será con casi todos los jugadores actuales.