Miguel Ángel Castillo, presidente de Castillo Balduz Patrimonio y Castillo Balduz Gestión, ha comunicado al grupo de empresarios su intención de no participar "por motivos profesionales" en el nuevo proyecto que ha supuesto el cambio de propiedad en el Real Zaragoza SAD. En principio, esta información, que afecta la línea de flotación de los nuevos dueños por tratarse de un empresario de reconocido prestigio y solvencia al que se había ligado con la operación, se ofrecerá mañana en Alcorcón.

Castillo, cuya vinculación con el resto de inversores y sus movimientos ha sido muy directa, ha mantenido siempre una prudencial distancia desde que fue invitado a entrar, recabando información de forma directa de los diferentes interesados en que la operación fructificara y del propio fondo de inversión árabe con el que se busca un acuerdo aún por cerrar. Sin embargo, el empresario zaragozano, pese a aparecer entre las personas que iban a participar con su patrimonio en la compra de las acciones de Agapito Iglesias, jamás ha aparecido en público junto a los ya propietarios del club. Su delegación en Víctor Otal tampoco ha implicado que su firma esté presente en documento alguno.

Miguel Ángel Castillo, quien ayer no estuvo en la presentación, se ha reservado las razones por las que ha optado por alejarse definitivamente del grupo, pero estarían muy cercanas al desencanto que le ofrece la escasa fiabilidad del proyecto no por sus integrantes, sino por cómo se están manejando los tiempos, con una puesta en escena en el club donde quedó en evidencia que no existe columna vertebral deportiva ni económica a largo plazo.

Informado y animado por Ibercaja, DGA y Ayuntamiento para fuera uno de los sostenes del Real Zaragoza, Castillo recogió esa ilusión y la hizo suya. Su propuesta de dar continuidad en el banquillo a Víctor Muñoz, con un año más de contrato, fue bien acogida entre el resto de sus, en principio, compañeros de viaje. El técnico, valorado por su carisma, experiencia y conocimiento del terreno, además de su por su tendencia a apostar por la cantera con el sentido común como bandera, tenía la aprobación general. Ahora su futuro queda en el aire.

Los propietarios, ya sin Miguel Ángel Castillo, siguen en la línea de hallar esa capital que se haga con la mayor parte de sus acciones y, por lo tanto, con la dirección del Real Zaragoza. La opción con un fondo que gestiona un jeque árabe es la más avanzada, aunque falta por sellar un acuerdo vital para la supervivencia de la entidad más allá de este primer fogonazo de dinero para salir del paso de los pagos inmediatos.