Un gol de Roger, de cabeza, en el momento justo de la segunda parte y con una ejecución de gran belleza ha dado una laboriosa y valiosa victoria en el complicado campo de Anduva. El Real Zaragoza superó varias crisis durante el encuentro, sobre todo al principio y al final, con un Mirandés entusiasta y directo pero sin apenas pegada. Primero se sintió asfixiado y sin balón y en la recta final, con el 0-1 en el marcador, aguantó como pudo con un jugador menos por expulsión de Abraham. Con diez, subió el acoso local y Arzo cometió un penalti con la mano que pasó desapercibido para el colegiado. La suma de los tres puntos se puede considerar una mina de diamantes en un partido muy embarrado, un triunfo que aproxima al conjunto de Paco Herrera a la cabeza de la Liga.

No era un partido para pase de modelos. Como tampoco lo fueron los de Jaén, Eibar y Sabadell, equipos contra los que el Real Zaragoza sufrió, por entonces, el mal de bajura. El Mirandés se llevó al conjunto de Herrera a la horca con una presión muy adelantada y beligerante, con balones para poner a prueba los brazos largos y siempre imantados de Leo Franco. Pero con Arzo algo o mucho ha cambiado. Es otra forma de sufrir en la que al rival se le exige ideas para amenazar, no un discurso monocolor por mucha energía que le ponga.

En la resistencia ordenada y firme de la defensa se basó este nuevo paso de gigante. Álvaro y Arzo contuvieron la lluvia de balones de los burgaleses cuando en otros tiempos cada pelota al área suponía una tormenta eléctrica. Sin embargo, el centro del campo no era para Luis García y Barkero. Una medular reducida por el Mirandés para impedir la construcción dejó a ambos en el limbo, totalmente desangelados hasta que fueron sustituidos por incomparecencia. La entrada de Víctor enchufó al siempre encendido Roger, pero la de Abraham apenas aportó algo por delante de Rico. Si acaso resto con su expulsión por doble tarjeta amarilla.

Antes de quedarse con diez, el Real Zaragoza logró despegarse de un rival que fue decayendo en su alegría. Tocó más el balón y soltó las riendas de un Montañés que en cada carrera desata un terremoto o provoca una falta. Víctor se unió a esos momentos de frescura en el desierto con ambición y ganas de aportar desde el banquillo por mucho que le pese. Tiró un par de faltas con dinamita y dio la asistencia del gol, de un espléndido tanto en todos los sentidos.

Roger se elevó por encima de Anduva para marcar los tiempos de un remate de cabeza imparable, con olor a pólvora y metralla en su interior. Su testarazo dejó herido al Mirandés, ya sin plan para inquietar a un Real Zaragoza bien puesto, con oficio, sin aquellos miedos que le cegaban en situaciones que pedían nervio templado. Soportó el alud de balonazos del Mirandés, la estúpida expulsión de Abraham y se vio favorecido por el árbitro en una mano del central que el colegiado no apreció como pena máxima.

Todos, jugadores y técnico, sabían que había que bajar a la mina. Pasaron por momentos de derrumbe, no demasiados, y supieron escarbar hasta lo más profundo --cambios incluidos-- para hallar una joya que hace brillar su candidatura al ascenso y regalársela a los casi 400 aficionados zaragocistas que gritaron ¡"A Primera!" a pulmón y corazón abiertos. Miranda no era una estación de paso. Sigue el tren a toda velocidad.

0 - CD Mirandés: Dani Jiménez; Iván Malón, Caneda, Corral, Ríos; Nagore (Juan Muñiz, min.79); Igor Martínez, Iriome (Iván Agustín, min.64), Muneta, Pablo Infante; Goiria (Díaz de Cerio, min.60).

1 - Real Zaragoza: Leo Franco; Cortés, Álvaro, Arzo, Rico; Luis García (Víctor Rodríguez, min.57), Paglialunga, Acevedo, Barkero (Abraham, min.46); Montañés (Cidoncha, min.84), Roger.

Gol: 0-1, min.67: Roger.

Árbitro: Arcediano Monescillo (Castilla La Mancha), expulsó a Abraham por doble amonestación y mostró tarjeta amarilla a los jugadores locales Caneda y Nagore y al visitante Rico.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo tercera jornada de la Liga Adelante disputado en el estadio municipal de Anduva de Miranda de Ebro (Burgos) ante 4.920 espectadores, con la presencia de medio millar de seguidores del Zaragoza.