En esta primera parte de la temporada ha jugado mal, en algunos partidos muy mal, y en ocasiones ha respondido equivocadamente con provocaciones a las provocaciones y críticas de algunos aficionados. Como sucedió con otros futbolistas anteriores a su tiempo, el más cercano Juárez, y como ha ocurrido siempre con otros muchos que han vestido esta camiseta, a La Romareda no le gusta nada Cidoncha. El estadio lo tiene entre ceja y ceja y, partido sí y partido también, se pueden escuchar cánticos sarcásticos caricaturizando su figura y poniendo en entredicho su nivel. Tanto ha sido así que al centrocampista madrileño incluso se le ha puesto mote, evidentemente mordaz (Zinedine, por el parecido de su fútbol con el de Zidane...), y hasta alguno de sus compañeros, también con un apodo igual de gracioso, ha llegado a bromear con él llamándole así en medio de algún rondo alguna mañana en la Ciudad Deportiva.

No es por el gol que ayer marcó en Gijón, el 2-3 de la importantísima victoria del Real Zaragoza en el campo de un rival directo, ni por la trascendencia del triunfo en medio de la tormenta originada por la denuncia milimétricamente programada de los tres denunciantes, ni siquiera porque su rendimiento esté ahora en las antípodas de donde estaba, que en El Molinón simplemente cumplió aunque luego hiciera el tanto decisivo. Es más como buen propósito del año nuevo. Seguramente la dureza del castigo público al que ha sido sometido no se haya correspondido del todo con la intensidad y fuerza de sus pecados.

Como muchos otros, Cidoncha es un hombre que jamás hubiera jugado en un Real Zaragoza del rango histórico que siempre fue, pero en este, que es el que subirá a Primera o fracasará en el intento, que es el que nos representa, tiene su espacio para Paco Herrera. El técnico confía en él para labores de intendencia en el medio del campo. Para ganar presencia física, resistencia y despliegue. En casa apenas lo ha usado últimamente, quizá influido por el clima tan adverso en su contra. Puede que sea el momento de reflexionar sobre si la condena no ha sido ya suficiente. Puede que sea el momento de ganar un futbolista para algunos ratos y darle el indulto.