Aterrizó la Fundación Zaragoza 2032 en el verano del 2014, a finales de julio, después de que el club estuviera al borde del abismo tras ocho años desastrosos y por el proceso de salida de la entidad de Agapito Iglesias y coleccionara una deuda mastondóntica de 107 millones de euros. Desde entonces, el buen trabajo económico, que ha llevado a reducir esa cifra a una cantidad global de 84, con la deuda a terceros de solo 73, no ha tenido una correspondencia a nivel deportivo.

Ahí, los cambios, la falta de un plan, de una brújula, y los giros en la estrategia, han sido la nota común, con dos directores deportivos, cinco entrenadores y nada menos que 47 fichajes en poco más de 29 meses, con el mercado de enero todavía con quince días por delante y con, al menos, dos refuerzos en el objetivo, un centrocampista y un delantero. Con ese volumen de cambios, con tantos fichajes y entrenadores para transformar la fisonomía del equipo cada muy poco tiempo y con demasiados refuerzos con la mediocridad como nota común, se puede explicar por qué el Zaragoza sigue anclado en esta Segunda y sin demasiados visos de lograr el ascenso cuando la tercera temporada de los nuevos propietarios ya discurre por la mitad del calendario.

Tras desembarcar la Fundación no hubo cambio en el banquillo con respecto a la última temporada de Agapito Iglesias, ya que siguió Víctor Muñoz porque se entendió que demasiadas novedades ya tenía la entidad tras un verano tan convulso y se apostó por la continuidad en esa labor del entrenador aragonés.

Sin embargo, sí llegó Ángel Martín González a la dirección deportiva, con la labor de hacer un equipo a contrarreloj en menos de un mes, ya que el primer fichaje, Pedro, arribaba a Zaragoza ya empezado a agosto. Le siguieron Mario, Cabrera, Rubén, Dorca, Bono, Ruiz de Galarreta, Eldin, Diogo, Jaime Romero, Borja Bastón, Basha, Willian José, Lolo y Tato, este desde el mercado del paro, y teniendo en cuenta que la Liga no autorizó sobre la bocina del mercado la incorporación de Chuli, de nuevo ahora objetivo, por sobrepasar el límite salarial, que en ese curso fue de 3,7 millones, el octavo de Segunda.

EL PRIMER RELEVO

En noviembre se marchó Víctor, con el que los nuevos propietarios del club nunca sintonizaron y llegó Ranko Popovic. Un solo refuerzo en enero, Natxo Insa, y una salida, la de Diogo, depararon un final de temporada con una agónica clasificación para la promoción, donde el ascenso a Primera se quedó a solo siete minutos en el estadio de Gran Canaria. En ese curso 14-15 debutaron hasta siete canteranos, con la irrupción estelar de Vallejo y las menos rutilantes de Nieto, Meseguer, Sergio Gil, Tierno, Adán Pérez, con ficha del primer equipo antes de irse al Racing, y David Muñoz.

No estuvo tan certero Martín González en los refuerzos en el verano del 2015, con más tiempo y más dinero, ya que la venta de Vallejo al Madrid supuso que el Zaragoza tuviera el segundo límite salarial, con 6,7 millones, solo superado por el Almería, y además se abrieron de forma clara vías de agua entre el directivo y el club. Llegaron en verano Manu Herrera, Isaac, Erik Morán, Diamanka, Hinestroza, Ángel, Marc Bertrán, Jorge Díaz, Wilk, Aria Hasegawa y Ortuño, además del regreso tras cesión de Abraham, aunque no cuente a efectos como fichaje.

El volantazo fue absoluto al llegar al parón navideño. Ranko Popovic dejó el equipo y Martín González, solo 10 meses después de ser renovado hasta 2019, tuvo que abandonar el club. Con Narcís Juliá llegó al banquillo Lluís Carreras. Juliá diseñó una revolución en enero en la que arribaron al club Dongou, Javi Ros, Lanzarote, Campins, Culio y Guitián para que se marcharan Aria, Jorge Díaz, cedido, y Ortuño. El cambio radical pareció funcionar al principio, pero fue un espejismo. El Zaragoza, tras el desastre de Palamós, no atrapó ni la promoción en un curso donde debutaron desde el filial Kilian, Sergio Buenacasa y Olaortúa, todos con una presencia testimonial.

Apostó Juliá por Luis Milla para que fuera el cuarto entrenador con la Fundación. Sin embargo, el proyecto, que incluyó los regresos de Cani y Zapater, vivió en verano otros 11 refuerzos más, una revolución necesaria después de lo vivido en la debacle ante el Llagostera. Además, de esos dos retornos, arribaron a la entidad Marcelo Silva, Popa, Irureta, Casado, Xumetra, Fran, Barrera, Edu García, Juan Muñoz y Bagnack, para después hacerlo desde el mercado del paro José Enrique. Ratón, mientras, subió como segundo portero, con ficha del filial y a todos los efectos del primer equipo, aunque ya estaba en el club, por lo que no hay que considerarlo como un fichaje. En lo que va de Liga han debutado desde el filial Pombo y Xiscu, este último fijo ahora.

EL ADIÓS DE MILLA

Con el undécimo límite salarial de Segunda, con 5,1 millones, Juliá construyó una plantilla con carencias y defectos y con poco fondo de armario de nivel para sustituir a los jugadores con vitola de titulares. Milla, con sus decisiones, aún hizo que el equipo tuviera menor estatura futbolística y de argumentos y su falta de carácter trajo un Zaragoza plano y en caída libre hasta que fue destituido a finales de octubre, el día 23. Raúl Agné, dos días después, se convertía en el quinto entrenador de la Fundación, otra apuesta personal, la tercera, del director deportivo. Valentín es por ahora el último refuerzo. Llegarán en breve más y también habrá salidas (Popa, Morán, Juan Muñoz...).