El partido de las peñas es la fecha más indicada para estar cerca del Real Zaragoza. Así lo demuestran los seguidores cada año y, en esta edición, volvieron a no fallar. Del casi millar de aficionados que llenó La Dehesilla, una cuarta parte fueron niños. No es fácil ser zaragocista en época de vacas flacas, pero el sentimiento perdura.

Samuel Villanueva, por ejemplo, estaba tremendamente contento porque Zapater le había firmado y dedicado en su camiseta blanquilla. Además, también hicieron lo propio Pombo, Delmás y Valentín. Ellos cuatro, como el resto de la plantilla, no pararon de firmar y de hacerse fotos con todo aquel que se lo pidiese. Su padre, José Antonio Villanueva, acudió al partido con toda la familia porque su mujer es de Morata y lo hizo porque «es una oportunidad muy buena para ver al Real Zaragoza en el pueblo y ya que es un día muy bueno para que a los pequeños les puedan firmar las camisetas, se hagan fotos con ellos y para pasar un día de zaragocismo».

Marcelino Rodrigo, vecino de Morata de Jalón no ocultó su alegría porque el Real Zaragoza estuviera jugando en su pueblo: «Estoy muy contento porque esto es todo un acontecimiento en el pueblo. No ha habido nunca tanta gente en el campo como la que hay ahora (por ayer). Es una alegría y un orgullo tener al equipo que representa a toda la región en el pueblo».

Otra persona que estaba especialmente alegre era Roberto Gonzalo, presidente de la peña 75 aniversario de Morata y que, junto a la Federación y otros peñistas, se encargó de organizar la cita. «Como peña es muy importante que el Zaragoza esté aquí porque es el equipo de nuestros amores. Que venga a un pueblo humilde y pequeño como Morata es una gran ilusión. Hemos puesto las supletorias y acondicionado el campo lo mejor posible porque la ocasión merecía que estuviera de gala».

El Real Zaragoza tiene ante sí una temporada tan difícil como ilusionante. La afición, sea en La Romareda o lejos de ella, siempre demuestra que está al lado de su equipo, como ayer en Morata.