Aprincipios de año, el Real Zaragoza se encontraba a tres puntos del descenso. Ante sí tenía un panorama desconocido, con las posiciones de promoción alejadas en el horizonte. Dos meses después, y siete partidos consecutivos sin perder, ha cambiado la realidad del conjunto aragonés, situado en puntos de playoff. El triunfo de ayer frente al Lorca alzó a los blanquillos hasta la frontera del cielo. «Lo importante es que ya estamos ahí», aseveró Natxo González.

El Lorca FC llegaba a la capital de Aragón siendo el peor visitante de la categoría. Apenas había sacado cinco puntos lejos del Artés Carrasco. Además, los lorquinos no saben qué es ganar desde el mes de noviembre. Es por ello que Fabri alineó una defensa de cinco, el esquema habitual para intentar reducir las posibilidades de encajar. Algo que les funcionó en Cádiz, donde el Lorca empató a cero. Sin embargo, la escuadra de Natxo González supo interpretar en el verde aquello que habían ensayado en la pizarra. «Sabíamos que a la espalda de sus defensas dejaban espacio pero es difícil. Eramos conocedores que así les podíamos hacer daño, como así ha sido», dijo Natxo.

El partido estaba revestido por una atmósfera de ilusión. Lo habitual cuando se consiguen cinco victorias consecutivas. Por eso, el preparador vasco se encargó de calmar la euforia y tratar de vendar los ojos de sus pupilos sobre todo lo que rodea al plano deportivo: «Tenemos que gestionar todo lo que rodea al entorno. En el hotel y en las charlas trato de que no se note la euforia». En esta tesitura también es esencial la labor del míster, el guía del grupo. Hace unos meses debía de insuflar optimismo cuando los resultados tumbaban al equipo en la tabla y ahora, en la otra cara del fútbol, trata de que la buena dinámica no engulla al equipo: «Tenemos que gestionar todo para que de puertas para dentro no nos afecten».

Las derrotas suelen devaluar el nivel de los jugadores. Suele ser complicado poder brillar bajo el prisma de una racha negativa. Los futbolistas del Real Zaragoza siguen en línea ascendente a merced del cúmulo de marcadores favorables. Ayer en La Romareda se pudo apreciar el buen nivel que tienen muchachos como Guti, con autoridad; Lasure, indispensable; Borja Iglesias, el peligro; o Eguaras, el faro. El caso del tudelano es especial. Ayer La Romareda rompió en aplausos cuando Natxo lo cambió para evitar que viera la quinta tarjeta. Eguaras asistió en el primer y tercer gol. Dio una clase de sacar el balón desde atrás y filtrar pases por todas partes. Sin embargo, el preparador aseveró que hace tres semanas «estaba a mejor nivel».

Ayer jugó Mikel González por Grippo y Papunashvili sustituyendo a Pombo como acompañante de Borja. Los dos rindieron, manteniendo las buenas sensaciones que en los últimos partidos: «Cuando un equipo está en esa inercia se pueden mover piezas sin que el equipo se resienta», comentó Natxo González.