Dos años después de su traumática salida del Real Zaragoza tras aquella eliminatoria ante el Numancia y con su fichaje por el Deportivo Natxo González habla de lo que vivió en el club aragonés en el curso 17-18. Ahora, dirige al Tondela, con el que este jueves retoma la competición en Portugal ante el Benfica buscando la permanencia en las 10 jornadas que restan en la Liga NOS.

—Dos años ya de su salida. ¿Qué le queda en el recuerdo?

—Lo primero que el tiempo pasa rápido, sin duda. Fue una lástima tremenda esa eliminación, por cómo llegamos al 'playoff' y por la eliminatoria que fue. En condiciones normales de 100 veces la pasas 99, pero nos salió cruz.

—¿Qué le evoca el Zaragoza?

—Un recuerdo fantástico, porque el año que viví tuvo momentos complicados, sobre todo en la primera vuelta, otros magníficos, como en la segunda, haciendo además un fútbol muy bueno, y ese final infeliz por el resultado y por todo lo que se había generado alrededor. A nivel general la experiencia de Zaragoza para mí y para mi familia fue impresionante.

—Todo lo que se generó al conocerse que negociaba con el Deportivo antes del final de la Liga...

—Mis representantes estaban hablando con varios clubs, no solo con el Deportivo, pero es que eso es lo más normal del mundo. Alguien hubo interesado en que saliera a la luz y que hubiera revuelo para buscar una desestabilización que se generó. Creo que actué como había que actuar y me marché dolido porque no me gustó como acabó todo, aunque con la conciencia tranquila.

—¿En qué sentido?

—Pensar en que no estaba al 100% involucrado en el ascenso del Zaragoza no tiene ningún sentido. Con lo que nos jugábamos, en la dinámica que había, por lo que suponía subir… El más interesado en ascender era yo, lo mismo que el equipo y la afición. Lo que más le puede doler a uno es que se dude de la profesionalidad porque yo habría sido el hombre más feliz del mundo si hubiéramos subido ya que eso iba a repercutir a nivel positivo en todos los sentidos, tanto a mí como a los jugadores y a todos. Pensar lo contrario es no pensar demasiado.

—¿Se habría quedado en caso de ascenso?

—No, muy posiblemente no.

—El Deportivo bajó. Se habría ido a dirigir a Segunda y el Zaragoza en Primera...

—Sí, es así. Y mi ilusión era dejar al equipo en la élite. Las categorías son importantes, pero en ese momento por diferentes motivos decidí marcharme y eso era independiente de una categoría o de otra. Y lo feliz que habría sido con ese ascenso y con mi salida. Entendía que era lo mejor para mí. Claro que mi ilusión es entrenar en Primera, pero en ese momento no era lo fundamental.

—¿Se marchó dolido con alguien del Zaragoza?

—No, de verdad que no. Primero porque lo principal es el agradecimiento por la oportunidad que se me dio y con lo que viví. Después, porque se me aguantó en momentos muy delicados, como en diciembre, que fue un mes muy jodido. Cuando acabó la Liga yo tenía al tanto de mi situación al que tenía que estarlo, al director deportivo, a Lalo Arantegui. A partir de ahí, no hay ningún reproche. Al hablar del Zaragoza a mí me vienen solo los momentos buenos, profesionales, familiares y personales.

—¿Mantiene contacto con Lalo?

—Sí, lo mantenemos. Hablamos de forma habitual, muy a menudo, bien por Whatsapp o por teléfono. La relación continúa. Es que en esta vida todos tomamos decisiones, Lalo fue el que me contrató y le estaré agradecido eternamente. Y creo que él y también en el club me conocen, saben lo que trabajé en el día a día. Al final, fue una decisión de salir y no pasa nada, que esto es muy natural, aunque en los banquillos lo más natural es que normalmente se cesa a los entrenadores, como me sucedió en el Deportivo. Y entonces no pasa nada, solo parece que sucede cuando uno decide irse a otro sitio. En todo caso, las cosas hay que solucionarlas en el momento y sitio oportunos y después seguir cada uno su camino. Si yo no estaba de acuerdo en algo con Lalo se habló en su momento y ya está.

—Su sustituto en el Zaragoza, Imanol Idiakez, aseguró tras salir que aquí no fue él al 100%, que hubo intentos de injerencia de la dirección deportiva.

—Pues yo sí fui yo al 100% en el Zaragoza. La idea la teníamos muy clara, cuando me contrató el club ya se hizo un equipo con un modelo de juego que quería y en el que estábamos de acuerdo con la dirección deportiva. Es que cuando una idea es compartida hay que ir adelante con ella independientemente en algunos momentos hasta del resultado, porque creíamos en ella. Y la idea funcionó.

—Un sector de la afición zaragocista lo vio a usted como un traidor. ¿Cómo lo llevó?

—Al final soy persona, tuve que vover a La Romareda con el Deportivo y no es agradable ni es justo tenerte que oír algunas cosas. Sé la profesión que tengo y en ese tipo de situaciones siempre tiene que haber una diana, alguien a quien culpar. Y fui yo. No digo que no entienda un poco el enfado de la gente porque cuando se interpretó la situación de mi salida como se hizo entiendo que pudiera sentirse molesta la afición. Lo que no comprendí es que digan Natxo muérete, eso no me cabe en la cabeza, pero sí que cuando acabara la eliminatoria ante el Numancia hubiera gente dolida y enfadada por dejarse llevar por lo que lee y por lo que escucha.

—Entenderían que en esa eliminación pudo influir todo lo vivido con su caso...

—Sí, es lo que se me achacó un poco. Pero vamos a ver, por Dios, el que vio los dos partidos, el penalti a Papu en Soria, en La Romareda las ocasiones falladas… La gente, ¿que piensa, que yo hablo con Borja o con 'Zapa' y les digo que en el uno contra uno tiren fuera el balón? Es que no cabe en ninguna cabeza. Es lo que me duele y no es justo, porque hay mucho trabajo por detrás y también sé lo feliz que hubiera hecho a muchísimos aficionados con ese ascenso. También es verdad que Zaragoza tiene casi 800.000 habitantes y si hay, qué sé yo, 2.000 o 3.000 enfadados conmigo, también hay muchos otros que me recuerdan con cariño. He vuelto por la ciudad y me ha saludado la gente, en el club ni cuento los amigos y las relaciones que dejé… No me va a poder a mí esa negatividad que pueda haber, porque los que me conocen bien saben qué tipo de persona soy.

—Con usted el ascenso se quedó en puertas, pero ahora está cerca. Antes del parón por el coronavirus el equipo iba lanzado.

—Me he alegrado mucho por la gran trayectoria esta temporada. Cuando yo estuve allí ya dije que ese proyecto iba a acabar… bueno, no diré la palabra (fantásticamente), dejémoslo en que iba a terminar muy bien. Han seguido confiando en el proyecto, en este caso en la dirección deportiva, que no es fácil que un puesto así dure tantos años y ahora acaba de renovar. Se están haciendo bien las cosas y se cree en la apuesta, eso es fundamental, y lo cierto es que estaba muy encaminado todo, con una dinámica que hacía pensar en que iban hacia Primera como un tiro. Creo que este parón de tres meses les puede perjudicar por cortar esa línea y porque va a competir en casa sin La Romareda.

—Usted sabe bien lo que empuja ese estadio. En la segunda vuelta de la 17-18, nada menos que 10 triunfos en 11 partidos.

—Por eso, ese estadio lleno empuja mucho. En Segunda y en muchos clubs de Primera no tienen esa afición, que entregada es una auténtica barbaridad cómo anima. Eso va a ser un hándicap que puede generar ciertas dudas, aunque también creo que esa plantilla, con jugadores que ya llevan un tiempo, sienten que este es el año y que el ascenso va a llegar. Además, hay un muy buen bloque. Estoy convencido de que suben, va a haber dificultad, pero retomarán el pulso y se impondrán porque sencillamente son mejores. Cuando uno es mejor normalmente gana.

—¿Qué le parece el trabajo de Víctor Fernández?

—Los números están ahí y son indiscutibles. Cuando yo empezaba en los banquillos él ya era un poco mi entrenador de referencia, en el que me fijaba y me generaba buenas sensaciones. A un técnico se le valora por los resultados y él llegó en un momento muy delicado el año pasado y ha logrado esa reacción y después esta temporada tan magnífica, además de que el juego del equipo ha sido bueno.

—Usted fue clave en la apuesta por Guti. ¿Le ha sorprendido su progresión y el nivel que está dando?

—No me sorprende, es lo que esperaba y estoy encantado de que haya dado ese nivel. En este Zaragoza hay un camino de confiar en la cantera, ya que se está haciendo un gran trabajo en la Ciudad Deportiva y salen muy buenos jugadores sin parar. A mí me gusta ver ahora al Zaragoza porque lo he entrenado, pero también por la evolución de los Guti, Delmás, Lasure, Pombo… En aquel equipo empezaron a destacar ellos, pero también otros como Eguaras o Borja Iglesias que no habían tocado el fútbol de élite pero que sabíamos que tenían ese talento y que, dando un poco de tranquilidad y continuidad, el equipo iba a salir adelante. El reflejo de todo eso llega ahora, tras confiar en esos jugadores, con lo que han crecido, y después lo que se ha fichado y lo que ha seguido viniendo de abajo, como Clemente o Soro. Es que se han hecho las cosas muy bien en este proyecto de los tres últimos años y merecen lograr ese objetivo de ascender. Sería algo que se sentiría como merecido después de lo que está sufriendo el club, sobre todo en el tema económico, y de ser capaces de coger un camino que les va a llevar a regresar donde merecen estar. Esperemos que sea ya este año.

—¿Quién le ha llamado más la atención en esta temporada?

—El nivel que está dando Luis Suárez. Sabía de sus virtudes, pero no que iba a ofrecer ese rendimiento. Guti y Eguaras han sido claves, a El Yamiq lo he visto menos y creo que Puado ha sido importantísima su llegada en el engranaje del bloque. Este es un equipo capaz de generar muchos problemas en las transiciones y también en el juego más posicional, por eso están donde están, en ascenso directo.

—Y si el Zaragoza sube...

—Mi primer mensaje de felicitación por subir a Primera será para Lalo, para la dirección deportiva. Eso por supuesto, porque ha sido clave en este club. Y después habrá para los muchos amigos de allí dentro, para Belsué, Insausti, Chocarro, los fisios…

—¿Cómo está siendo su temporada en el Tondela?

—Es una buena experiencia, me propusieron un proyecto interesante en un club muy pequeño para que vaya creciendo. En el día a día me siento muy cómodo aquí, a gusto y sé que este club va a sufrir en la Primera portuguesa. Empezamos bien, pero después nos llegó la realidad, que es pelear por la permanencia. A ver si lo podemos conseguir cuanto antes y sin sufrir porque sería un éxito sin duda.

—En Portugal la pandemia del coronavirus ha afectado menos que en España...

—Sí, afortunadamente, aunque yo he estado muy preocupado por la situación en España, al estar en Cataluña toda mi familia. En Portugal llegó todo más tarde, había referencias de lo sucedido en Italia y en España y se tomaron las medidas muy rápido por parte del Gobierno, que actuó muy bien. Por eso aquí no ha sido tan traumático como en España, aunque yo he respetado en Portugal el confinamiento como si estuviera allí, ya que no salía, aunque sí se podía a hacer deporte por ejemplo. Está siendo todo como una pesadilla que vives con preocupación, aunque ahora parece que la luz se ve al final del túnel. En Portugal vamos a empezar a jugar, es necesario que vuelva todo, el fútbol y toda la actividad, para que el impacto de la crisis sea lo menor posible, dentro de que va a ser mucho. El problema en el fútbol es jugar sin público. Para mí es una situación muy rara, es que este deporte sin público no tiene sentido. Jugarse un ascenso como el del Zaragoza sin afición en la grada no es algo natural.