Hace unos meses parecía que no había luz. Próximos al descenso, en un estado casi apático. La situación parecía tomar un color feo, con muy mala pinta, pero los protagonistas se rebelaron. Entrenador, director deportivo, jugadores... Todos hicieron un esfuerzo titánico para que la dinámica pudiera corregirse. Cuatro meses después, el Real Zaragoza es equipo de playoff. Lo han conseguido. Estos muchachos van a pelear por ascender a Primera División. «Es mérito de los jugadores», explicó Natxo González.

El técnico zaragocista aseveró que les ha dado las gracias a todos sus pupilos. A ese grupo que se ha moldeado a base de decepciones, palos y enseñanzas, pero, sobre todo, curtidos gracias al trabajo: «No han dejado de sumar, de trabajar, de seguir el camino que nos habíamos fijado. Esto es creer, creer y creer. Hay un gran grupo a nivel humano y cuando tanta gente cree en algo y trabaja por ello se suele tener un buen final, o al menos en un gran porcentaje». Así se refirió Natxo González al éxito logrado por el Real Zaragoza. Todo ha sido el resultado en una segunda vuelta de exposición. Catorce victorias, diez en La Romareda. «Es de valorar toda esta segunda vuelta que se ha hecho. Son números increíbles», dijo Natxo. Unos números de equipo de ascenso directo que le ha permitido a la escuadra del león amarrar, mínimo, la cuarta posición en esta fase final por el ascenso a la división de honor.

La atmósfera que sobrevolaba por las antiguas gradas del coliseo zaragocista era de día grande. La lluvia no importó, pues la gente estaba centrada en el juego. Alentando a sus gladiadores en una cita tan relevante ante un Valladolid muy puntiagudo. «Preveíamos un partido muy difícil, pero estos chicos no tienen límite. Me alegro mucho por ellos porque se lo han currado», explicó el preparador tras un triunfo cargado de acciones atípicas. Sobre todo la expulsión de Íñigo Eguaras. Aparentemente falta, quizás amarilla. Pero una roja directa por una acción estrambótica, sin intención, se antoja una decisión desmedida. El de Vitoria no quiso oír hablar de polémica, «me tomaré una cervecita fresca sin ver las repeticiones», dijo con guasa.

El protagonista no fue el trencilla, ni las acciones dignas de estudio. Lo fue el Real Zaragoza y sobre todo Borja Iglesias. El gallego se marchó a su casa con el balón firmado por todos sus compañeros, como hiciera Papu hace dos semanas. Su hat-trick fue fruto de la insistencia, tras multitud de intentos por hacer un registro goleador que quedará para la posteridad. «Me alegro por Borja, que vuelve a mojar, me alegro por él. Nos ha dado mucho, nos dará mucho», comentó Natxo González.

Dos de sus goles fueron desde el punto de penalti. Aquella zona maldita hace unos meses, desde donde Borja falló tres penas máximas. Pero él no se lo pensó. Tomó el balón y batió a Masip. «En la víspera practicamos los penaltis con tres o cuatro especialistas. Él es la primera opción», comentó Natxo sobre el ariete gallego. Tras vencer ayer al conjunto blanquivioleta, el Real Zaragoza cambiará de mentalidad para afrontar la última semana de Liga regular. Con el playoff al fondo del horizonte, pero con un importante partido ante un Barça B descendido con la tercera plaza en juego. Una última batalla antes de la promoción de ascenso. Al fin y al cabo, «tiene mucho valor lo que han hecho estos chicos», subrayó el técnico vasco.