No es difícil descubrir cuál es el ADN de Natxo González y él mismo se encarga de repetirlo y de reiterarlo hasta la saciedad: la fiabilidad. El fin es lograr esa solidez defensiva y ese orden táctico que tanto desea. En el Sant Andreu, Alavés y Reus logró formar un bloque uniforme que fuera rocoso atrás y, además, eso se tradujo en resultados positivos.

El propio entrenador mostró el pasado miércoles tras la derrota por 1-3 ante el Villarreal B su preocupación. Y sí, habló de la fiabilidad. «La conclusión es que estamos trabajando mucho la fiabilidad defensiva y, en este partido, hemos hecho todo lo contrario. Hemos sido un equipo muy vulnerable, con errores muy gruesos. Nos hacen gol de cualquier manera y así es difícil», subrayó el vitoriano. Natxo trabaja para lograr un equipo made in Natxo.

Retrocediendo en el tiempo, el mal partido en defensa del conjunto aragonés supuso un paso atrás con respecto sobre todo al choque contra la UD Logroñés, cuando afirmó que se fue de Las Gaunas «con la sensación de estar al nivel defensivo que quiero». «Ya veo un bloque tras estas dos semanas y media de pretemporada que se está habituando a lo que perseguimos», agregó. Sus buenas palabras fueron porque, según el entrenador, «hemos cerrado bien, se ha basculado bien y ellos no han encontrado espacios». La defensa sí que le preocupa especialmente, el ataque no tanto porque los goles llegarán.

Una de las principales premisas es la rápida recuperación tras pérdida, por lo que se necesita la colaboración y el trabajo de los todos los futbolistas disponibles sobre el verde. Ya echó la bronca Natxo González a sus jugadores en Boltaña por estar demasiado pasivos, a la vez que advirtió que no jugaría el que estuviera excesivamente estático.

BLOQUE TEMPRANO

La gran cantidad de piezas que ha cambiado el Real Zaragoza de cara al próximo curso y la necesidad de interiorizar las ideas que siempre trae un nuevo técnico hacen que se requiera paciencia. Los tres primeros test serios de la pretemporada dejan a la vista que la fiabilidad defensiva que pretende Natxo González está lejos de lograrse, pero hay tiempo para revertir la situación.

En su primera temporada con el Sant Andreu, encajó 34 goles y solamente cuatro en los primeros nueve encuentros. Con el Deportivo Alavés y el Reus, parecido. Con el equipo de su tierra, al que llevó aquel año de vuelta a Segunda División, recibió 22 goles en 38 partidos y los primeros llegaron en la sexta jornada, siendo el verdugo el Eibar, que también ascendió. En el cuatro catalán, en sus primeros diez encuentros logró dejar en cuatro de ellos la portería a cero. Con el paso del tiempo, hubo más mejoría si cabe. Así, en sus tres anteriores equipos ha logrado formar un bloque unido y sólido de forma temprana.

En el Zaragoza tiene el reto de alcanzar cuanto antes esa fiabilidad. La plantilla tiene claro que «la casa hay que empezarla por los cimientos», como dijo Ratón, pero para ello hay que mejorar atrás, ya que se han encajado tres tantos en cinco encuentros.