Una escueta nota colgada en la página web del Real Zaragoza a la una del mediodía puso el adiós definitivo al último entrenador del equipo aragonés: «En la mañana de hoy (por ayer), el técnico José Ignacio González Sáenz ha hecho efectivo el pago de su cláusula de rescisión, dando por finalizada su relación contractual con el Real Zaragoza. Por otro lado, el club y el segundo entrenador, Bernardo Tapia, han alcanzado un acuerdo para su desvinculación de nuestra entidad».

En esas líneas, más unos 120.000 euros, se fue el triste y tormentoso final de Natxo González, el entrenador que acercó al Zaragoza al ascenso después de una espléndida segunda vuelta, el hombre que se va habiendo traicionado algunos de los que entendió como sus principios a lo largo de la temporada. La deslealtad con Lalo Arantegui, sobre todo, el hombre que lo sostuvo en los momentos en que una parte de la directiva apostaba por su destitución, deja marcada a fuego su salida. González no fue fiel a su valedor, negoció a espaldas del Zaragoza y, para rematarlo, jugó un playoff lastimoso ante el Numancia, especialmente el partido de vuelta. Poco antes había dicho que no pensaba tolerar dudas sobre su profesionalidad.

Pocos minutos después de la una de la tarde del viernes, el Deportivo de La Coruña anunciaba el pacto para que Natxo González capitaneara el proyecto coruñés de regreso a Primera. Una hora después se encontró con la respuesta desde la capital aragonesa en forma de comunicado oficial, en el que se advertía de que no se había depositado la cláusula de rescisión. El negro final se anticipó en otra nota: «El Real Zaragoza denuncia la actuación del Deportivo de La Coruña y del entrenador Natxo González. La entidad lamenta la falta de profesionalidad y respeto manifestada tanto por el entrenador como por el club coruñés y anuncia que, en caso de perdurar esta actitud, el Zaragoza se verá obligado a emprender las acciones legales que considere oportunas ante los organismos competentes en defensa de sus legítimos intereses».

Ayer quedó todo resuelto en una perspectiva que dejará al entrenador en mal lugar en el tiempo. La reacción de la Federación Española de Fútbol en el asunto de Lopetegui, que guarda ciertas semejanzas, ha hecho comprender que quizá el club aragonés debería de haber prescindido del técnico en el momento que se conoció que se iba a al Deportivo. Lalo lo respaldó. «Se va a dejar la vida por el ascenso», dijo antes del batacazo ante el Numancia. Después lo leyó con el mismo tacto pero distinta intención: «Estamos en un proyecto para disfrutarlo, no para sufrirlo», destacó en referencia a las razones por las que el anterior entrenador decidió marcharse. «Varias», según el vitoriano, que no las aclaró. «Me centro en que el nuevo entrenador disfrute de Zaragoza como hacemos los demás y sentar las bases para crecer». El proyecto de dos años se quebró a mitad. A Natxo le costó poco más de 100.000 euros su traición.