La derrota en el Carlos Tertiere ha devuelto al Zaragoza a sus peores sensaciones, empezando por el miedo a un descenso a Segunda B que se había empezado a dejar de sentir con fuerza con la reacción vivida tras la llegada de Juan Ignacio Martínez, que tomó en la jornada 19 a un equipo penúltimo y que venía de ganar un partido de los 15 anteriores para levantarlo con 13 puntos de 18, con cuatro victorias (Lugo, Logroñés, Ponferradina y Málaga), un empate (Cartagena) y una derrota injusta en Albacete. Pero la maquinaria se ha parado, con un punto de nueve y dos derrotas seguidas (Alcorcón y Oviedo), que han devuelto todos los miedos al zaragocismo y han diluido esa reacción.

El Zaragoza se adentra ahora en las 15 últimas jornadas en un calendario que finaliza el 30 de mayo. Tres meses por delante y 45 puntos por jugar cuando tiene 27 y marca la línea de salvación, aunque empatado a puntos con la frontera del infierno que abre el Sabadell. El equipo necesita firmar la mitad de los puntos que restan por jugar para llegar a la orilla de los 50 puntos. Es decir, acumular siete triunfos, teniendo en cuenta que el calendario se empina mucho para el Zaragoza en su recta final.

El equipo aprovechó en enero un tramo más dulce de la hoja de ruta y sumó siete puntos en cuatro choques y mereció ganar en Albacete, pero en febrero la cosecha, también ante enemigos directos, ha sido menor, con solo cuatro puntos, tras ganar al Málaga, empatar en Sabadell y perder en las dos últimas citas. Marzo se abre este sábado con un lanzado Tenerife y toca después visitar al Rayo, que pelea por la promoción, para después jugar ante el Mirandés, el Logroñés y el Cartagena, mientras que abril comenzará con la visita al Fuenlabrada.

En las últimas nueve jornadas el calendario es mucho menos amable para el Zaragoza, que tendrá por delante a todos los actuales primeros clasificados. En la jornada 41 visita al Mallorca, en la última recibe al Leganés, en la 34ª al Almería, dos después al Sporting y en la 38ª al Espanyol. Es decir, los cinco primeros ahora mismo. Girona, también metido en la lucha por el 'playoff', Lugo, Las Palmas y Castellón completan ese panorama de las últimas nueve citas.

No debería, pues, dejarse muchos deberes el Zaragoza para el tramo final, pero de momento en las últimas dos jornadas los zaragocistas son los únicos de Segunda que no han sumado puntos y la decadencia con respecto a los primeros partidos con JIM es clara. El Zaragoza genera menos en ataque y sigue con tan poco gol como siempre, con esos 18 sobre el césped en 27 partidos, su peor registro histórico, sustentado en una delantera donde ni Alegría ahora ni el Toro ni Vuckic antes vieron puerta y Narváez pasa por una mala racha que se agravó con el falló del penalti en Sabadell.

Así, con tan poquito gol, el Zaragoza necesita aferrarse a su seguridad defensiva, porque también se sabe que es incapaz por ahora de remontar un marcador adverso para ganar. Con JIM, en los 6 primeros partidos, solo encajó un gol ante el Cartagena, el injusto penalti en Albacete y un insustancial tanto en Málaga. Ahora, en los tres últimos encuentros (Sabadell, Alcorcón y Oviedo) ha recibido dianas, una en cada cita.

En esa incapacidad para levantarse, en el retorno del peligro desde la pizarra del rival, como a principio del curso, en las dudas de Cristian, en el escaso fútbol, en el poco gobierno de los partidos, y en la aún menor capacidad de remate, el Zaragoza va dibujando demasiados trazos que recuerdan al que fue antes de la llegada de JIM. Y ese panorama invita al pesimismo. Con el alicantino, el Zaragoza ha firmado 14 puntos de 27, algo más de la mitad. Si mantiene ese ritmo en las 15 jornadas que restan llegaría a esa orilla de los 50 puntos. Por ahí las matemáticas salen, pero no por las sensaciones de los dos últimos encuentros, con claros nubarrones.