-¿Cómo está llevando estos primeros días en su nuevo puesto?

-Pues pensaba que entrenar era más fácil (sonríe). He pasado más tiempo fuera del césped de lo que esperaba. Me ha dado tiempo de ver varios partidos de nuestro equipo y del rival, a analizar jugadores e intentar ponerme al día a toda velocidad. Mi vida desde el domingo es una locura, de vídeos, entrevistas, charlas...

-Con todo, era un escenario previsible en las últimas semanas que usted cogiera el equipo.

-Estaba en boca de todos. Siempre que no se consiguen resultados está esa posibilidad, pero tal vez fuera yo el más forofo de Raúl (Agné) para revertir la situación. El equipo no tiene la puntuación que se merece, ha perdido muchos puntos por errores individuales y ningún rival fue muy superior. En Segunda, el error te penaliza en demasía, teníamos que tener siete u ocho puntos más, pero en esta situación estamos y hay que revertirla.

-¿Cómo se ve César Láinez como entrenador?

-Soy muy mal comercial, no sé vender mi producto. Soy trabajador y ya se verá si soy o no capaz de plasmar la idea que queremos. Aprovecharemos cosas buenas de Luis (Milla) y de Raúl y con esa mezcla queremos gestionar algo distinto, porque los resultados está claro que no han llegado.

-Pero, ¿cuál es su idea de juego, armar al equipo desde atrás o buscar la posesión?

-El domingo en Elche se verá. Tengo que tratar de encajar un puzzle, con las piezas. Espero que esa forma de jugar nos lleve a ganar. El año pasado, el filial fue el equipo en Tercera menos goleado, pero jugábamos con bastantes futbolistas ofensivos. Ese armazón defensivo no implica jugar en tu área. Cuanto más lejos de ella estés, más dificultades tendrá el rival y los errores te penalizarán menos. Luis tenía su idea con el balón, pero Raúl también desarrolló el robar y jugar a la espalda, y hay un buen delantero para esas características, aunque también hay que encajar a futbolistas que no venían jugando.

-¿Hasta qué punto influye la táctica en el fútbol?

-Creo que se sobrevalora. Es importante la idea, pero el jugador es el que marca y el portero, el que las para. Podemos jugar bien, pero si al meta se le escapa un balón o el punta no acierta, la táctica no tiene valor. La idea tiene que ser común, porque, al final, lo que distingue a los grupos de los equipos es tener la misma idea en todas las fases del partido. Si no la tenemos, seremos un grupo que puede ganar pero es mucho más difícil que lo logre.

-¿Por qué cree que el Zaragoza ha llegado a este punto cerca del descenso tras 30 jornadas?

-Ha habido un hándicap grupal en las lesiones y ha faltado continuidad en los jugadores. La economía de guerra y la disposición de la plantilla han propiciado que no hubiera una continuidad a nivel grupal. En lo individual ha habido errores puntuales de gente importante y con experiencia. A Saja se le fue un blocaje que habrá hecho mil en su carrera. Y eso te lastra. O a José Enrique, que viene de la Premier y es el de más experiencia de los de atrás, le cogen dos veces la espalda en los dos últimos partidos.

-Tenerife, Getafe Cádiz y Oviedo están en ‘playoff’. ¿El Zaragoza tiene peor plantilla que ellos?

-La tiene más descompensada, pero no posee peores jugadores. Yo, para dar descanso a un mediocentro, me tengo que inventar uno. O, para buscar extremos, los tengo que pintar. Son situaciones que se han dado, unos han salido del club y no se pudo traer a otros. Insisto, peores jugadores no hay, pero si ves el organigrama, la estructura de la plantilla, en algunos puestos tienes a cinco y, en otros, a uno. No están bien doblados. El Elche, por ejemplo, dobla los puestos con futbolistas que jugarían en todos los equipos de Segunda. En esa descompensación, el equipo sufre.

-Estos días sí se está viendo que la gran mayoría de jugadores están entrenando. Antes, había demasiados planes específicos. ¿Con usted el que no entrene durante la semana no va a jugar?

-Solo digo que me retiré cuando vi que durante la semana no podía entrenar. Si uno no es competitivo en el trabajo semanal el domingo es difícil que lo sea, aunque puede haber casos puntuales, de sufrir alguna molestia. Pero si el 80% del equipo no entrena, difícilmente será competitivo, aunque sea mejor en calidad. Aquí la exigencia es máxima y en Segunda lo físico es un factor muy importante.

-¿Le falta físico al Zaragoza?

-Solo llevo dos días y valorarlo desde dentro me va a costar. Desde fuera sí que da la sensación de que el equipo se rompe y los rivales son mejores entonces. Esa plenitud física también viene acompañada por una ocupación racional de los espacios, para que tengas que correr menos. Hay que intentar explotar la plenitud que tenemos. Que no es la del 100%, es algo obvio, pero, si es el 60%, tenemos que explotarla lo mejor posible.

-El Zaragoza ha encajado 42 goles. ¿Por qué recibe tantos?

-No nos hacen más ocasiones que al resto, pero evidentemente son más certeros contra nosotros. Suelen ser más errores individuales que colectivos, pero no tener en exceso el balón también puede acarrear eso. No tengo un diagnóstico claro aún. Además, ha habido tres cambios de portero y eso quiere decir que hay dudas. Vamos a tratar de acertar en el portero, que tenga una continuidad y que sea importante. Mi paso por Segunda me dejó claro que tiene que dar puntos.

-Usted fue portero. ¿Cómo ve a Saja, Irureta y Ratón?

-Irureta es tremendamente ágil, fuerte y explosivo, pero las decisiones le han costado errores al equipo. Es un excelente portero, aunque por la camiseta y por La Romareda el error es más llamativo, pesa más. En el Eibar seguro que le señalaban menos. Ratón tiene menos experiencia que los otros dos, pero cuenta con mucho potencial, por la tranquilidad y el manejo con los pies. Le falta enfrentarse a la experiencia que se necesita en Segunda. Y Saja es el más europeo entre los argentinos, con experiencia, solvencia o dotes de mando. Y es importante para hacer grupo.

-¿Cree que hay nivel suficiente en los guardametas del Zaragoza para que la portería de puntos?

-Al que juegue se lo voy a exigir y, si no me lo dan, habrá que cambiar. Es algo básico. Si se hacen 60 puntos en una Liga, 14 te los tiene que dar el portero, porque el equipo no siempre rinde al 100%. Cuando no lo hace, el portero siempre tiene que aparecer. Si no te da esos puntos, la balanza final se desnivela

-¿En Elche habrá nuevo relevo en la portería, el cuarto?

-Ya se verá. Se lo dije a los tres que tienen toda mi atención y yo debo acertar e hilar fino.

-Otro nombre propio es el de Samaras. La sensación tras 40 días aquí es que no tiene ritmo físico. ¿Cuál es la realidad?

-No va desencaminada de esa impresión. Son importantes los roles. Para mí es igual de fundamental un jugador que tenga 15 minutos y me revoluciona un partido porque es capaz de bajar dos balones en área contraria y tocarlas de cabeza que uno que se pega 80 minutos corriendo. El futbolista siempre es avaricioso y quiere jugar siempre, pero debo encontrar roles que la gente acepte. Si Samaras me puede dar esos quince minutos, ese desahogo, vamos a tratar de que entienda ese rol. ¿Si está para jugar los 90 minutos? Tengo mis dudas.

-¿Habló ya con él?

-Debe estar hasta los huevos de mí por estar tan encima de él, pero su predisposición es buena. No entiende bien el idioma y ha encontrado un club grande en una situación difícil. Seré constante para que acepte roles que creemos importantes.

-Angel lleva el 37% de los goles y parece jugar muy solo.

-Puede ser pero, de los delanteros de Segunda, es el que mejor juega solo. Se gestiona los espacios mejor que nadie. No por arroparle más va a generar más. Es el jugador que más remata e insistiremos en su virtud, pero queremos que el equipo tenga otras cosas.

¿Cree que Cani y Zapater son jugadores ahora mismo diferenciadores en Segunda?

-Estoy convencido de que van a serlo y les voy a exigir que lo sean. Pero para ser diferenciadores el grupo tiene que acompañar. Uno por sí solo no puede.

-Cani lleva tantos minutos ya como en las dos temporadas anteriores juntas. ¿No habría que dosificarlo más aprovechar sus minutos de forma más eficiente?

-Puede ser uno de los hilos en los que tracemos el camino. Hay jugadores que igual no tienen ese recorrido de 90 minutos, pero tienen que saber el valor que vamos a darle nosotros y ellos demostrarlo. Yo a Cani lo he sufrido por esa intermitencia que tiene, el querer matarlo a veces. Sé que es diferenciador, pero no es un jugador de 90 minutos que te dé un seis global, aunque sí puede ser de 40 minutos y que te dé un diez. Y el resto lo que no quiero es que me reste.

-Zapater también ha jugado mucho tras tres años sin hacerlo. ¿Puede darle algún descanso?

-Ha jugado más de lo que imaginábamos todos. Y él mismo. Si tuviera una plantilla más compensada, podría valorarlo. Que no haya dobles en puestos nos hace que a la gente la tengamos que exprimir más de lo que nos gustaría. En ese puesto estaba Erik y salió. Valentín ha jugado ahí, pero lo veo de central. Veremos cómo está Alberto. Él tiene la suficiente confianza conmigo para decirme que necesita una pausa. Y, si es así, la gestionaremos.

-Les pidió a su llegada ambos un paso adelante. ¿A qué se refería exactamente?

-Pues, por ejemplo, a que cuando el equipo encaje un gol sean los primeros que no bajen los brazos, que cojan el balón y digan soy Cani o Zapater, tengo una historia, esto es mi vida y vamos a seguir hacia delante. Yo, desde el banquillo, no puedo hacer eso, lo hacía de portero, pero como entrenador necesito que esa pasión y la convicción la transmitan otros. Y ellos dos son ahora los mejores de la plantilla para eso.

-¿Un entrenador puede tener amigos en el vestuario?

-Puede tener conocidos, porque las amistades se pueden romper por decisiones. Estos meses quiero sacar al Zaragoza de esto y todos somos adultos para que las decisiones no condicionen las amistades.

-Pero, ¿Cani y Zapater son sus amigos o sus jugadores?

-Ellos ahora son mis jugadores.

-Zapater dijo de usted que era su ídolo. ¿Qué siente cuando le oye hablar así?

-Pues lo mismo que cuando me retiré en el 2005. Todo el mundo me regaló una camiseta firmada y él me regaló un párrafo de 20 líneas en el que se había corrido la tinta de las lágrimas derramadas. Que un tío tenga esa admiración por mí me encanta, pero ahora esto es fútbol, la situación es difícil y hay que arrear hacia delante. Ya nos besaremos y nos abrazaremos cuando esto termine.

-De los jugadores del filial, el caso especial es el de Raí, que debutó el sábado pasado. ¿Cómo le ve usted? ¿Qué puede aportar?

-Es un jugador de calle, distinto, algo que ahora cuesta mucho encontrar. Antes, al salir de la escuela jugabas en la calle y allí aprendías. Él tiene ese fútbol. El problema es que no ha competido apenas, que lleva muchos años sin hacerlo. Con nosotros en el filial jugó dos ratos e hizo dos goles. Vamos a tratar de ir metiéndolo poco a poco. El otro día debutó, estuvo eléctrico, dio unos buenos minutos y un larguero. Si acepta ese rol de revolucionario cuando el equipo lo necesite, seguirá con nosotros. Si no, irá con el B. Hay que intentar gestionarlo, es un chico joven, en edad juvenil, pero tiene potencial.

-Pombo y Xiscu tuvieron protagonismo en el primer equipo. ¿Lo pueden recuperar ahora?

-Lo harán en el momento en que den más de lo que dan los del primer equipo o aporten otras cosas que no encontremos ahí. No voy a dejar de poner a un jugador solo porque sea joven. Si soy algo en el fútbol es porque en su día alguien apostó por mí. Los que están entrenando del filial pueden jugar en cualquier momento.

-Manolo Villanova, Luis Costa o Manolo Nieves fueron entrenadores de club y usted siempre habla de ellos con un respeto casi reverencial.

-No sé si voy a llegar a la mitad que ellos en esa figura. Voy día a día, en dos años y medio en el filial fuimos capaces de hacer cosas importantes y ahora el momento me lleva a que estos tres meses pueda salvar al Zaragoza. Si puedo llegar a algo de lo que llegaron ellos, pues fenomenal, pero no me planteo otra cosa que no sea sacar a este equipo hacia delante. Es decir, obtener la máxima puntuación posible y tener tranquilidad.

-¿Se ve en un futuro ejerciendo esa figura de entrenador de club, para situaciones complicadas en el primer equipo?

-Las lesiones me han llevado en mi vida profesional a no mirar un futuro. Igual dentro de tres meses estoy tan agotado que digo que me voy con mis hijos y voy solo a La Romareda como aficionado. Ahora estoy en un puesto privilegiado. Ni en el mejor de mis sueños habría pensado en dirigir al Real Zaragoza. Vivo el presente y quiero saborear lo que me pueda llevar de esta experiencia, aunque sé que disfrutar, no voy a disfrutar mucho.

-Algunos excompañeros suyos como Generelo, en el Oviedo y Soriano, en el Almería, cogieron un banquillo de Segunda nada más dejar de jugar. Y la experiencia no les fue bien. ¿Le preocupa que le suceda algo similar?

-He hablado ya con David y con Fernando, al que llamé hace poco para ver cómo estaba tras su salida del Almería y ahora me llama para ver cómo estoy. Somos de la mismas generaciones, pero yo llevo entrenando desde los 28 años y tengo un bagaje de experiencia en diferentes categorías y situaciones. No la tengo en el fútbol profesional, pero estuve con Antonio Calderón en el Huesca y nos mantuvimos en el último partido. Esa experiencia me va a ayudar para tener una tranquilidad. El cambio de jugador a entrenador es difícil porque no tienes las experiencias de enfrentarte a una plantilla. Pero, en mi caso, he dirigido ya en Segunda B y en Tercera y eso me da un poso. Sin embargo, tampoco voy a vender algo irreal. Yo no tengo la experiencia que pueden tener otros entrenadores. Eso está claro.

-¿Tuvo dudas cuando el club le ofreció el pasado domingo coger el primer equipo?

-Solo dije al consejo que necesitaba que me dijeran todos que confiaban en mí. Solo les pedí eso. Todos dijeron que sí y, entonces, yo dije que sí. Les dije que el equipo no tenía la puntuación que merecía, pero que si mi llegada era por revertir la dinámica había que estar todos al unísono con esa decisión.

-¿Cree que en esta experiencia tiene más a perder que a ganar? -

Es que son retos. El día que dio la alineación Luis Costa en Sevilla para la final de Copa y llevaba cuatro partidos en Primera, al de al lado le tuve que decir, ¿me ha dicho a mí? No le iba a decir a Luis, mira, que tengo más a perder que a ganar y no quiero jugar la final. Las cosas vienen así, las aceptas y vas con todo. Esto es algo que yo no he buscado. ¿Qué hubiera querido este año? Pues seguir con el filial, intentar ascender y jugar en Segunda A la próxima temporada. ¿Qué es lo que ha venido? La destitución de Luis, la de Raúl, la mala situación del equipo y esta realidad. Pues con ella a arrear.

-Seis entrenadores en menos de tres años con la nueva propiedad. ¿Qué le dice ese dato?

-Que es una locura y así no se puede ir a ningún lado. Más sensato no puedo ser al responder así. Estuve con Pablo Machín en una charla hace poco, le preguntaban cómo valoraba esa continuidad en el Girona y él hablaba de esa confianza del club en su modelo de juego, en la manera de gestionar. La continuidad trae resultados. Y cambiar continuamente hace más difícil que las cosas se consigan. Pero, eso sí, el Zaragoza no es el Girona, tiene unas obligaciones inmediatas que gestionarlas es difícil.

-¿Cree que uno de los déficits del proyecto actual es esa inestabilidad en el banquillo?

-Totalmente. No puede ser que todos los entrenadores sean malos. O que ninguno consiga resultados. Y lo mismo los jugadores. Ves a Borja Bastón en Inglaterra, a Ortuño saliéndose en el Cádiz, a Erik Morán o a Rico de titulares en el Leganés. Los jugadores tampoco han rendido lo que se esperaba porque el Zaragoza, se diga lo que se diga, es el equipo más grande de Segunda.

-¿Por qué cree que engulle tanto el rendimiento de un jugador el llevar esta camiseta?

-El otro día me decía un amigo que, si pusieran a los del Huesca con la camiseta del Zaragoza, ya habríamos ascendido. Y no es así. Si los pusieran, estaríamos en la misma situación. Aquí se exigen muchas más cosas que en otro equipo, a nivel emocional, institucional y social. Y eso hay que saber llevarlo y gestionarlo. Nos costó llevarlo en su época, cuando también bajamos, y sufrimos. Y los jugadores que lleguen tienen que saber llevarlo, ser conscientes de que no es lo mismo jugar con la camiseta del Zaragoza que con la del Mirandés.

-Ha jugado muchas veces en La Romareda. ¿Le preocupa la apatía del público en la actualidad?

-Y también he sido aficionado. Me preocupa que no sea tan pasional como antes. La Romareda ha sido capaz de ganar partidos, lo he notado como jugador. También he vivido situaciones difíciles, 30.000 tíos silbando para echar a un entrenador (Rojo), para que un jugador nuestro (Acuña) fallara un penalti, algo increíble. Pero también viví noches importantes, de Copa, donde las piernas no funcionaban, pero esa grada a los rivales les acojonaba. Que hay apatía, pues sí, pero son cuatro años ya en Segunda, en un largo camino. No puedo pedir ni exigir. Si somos capaces de dar, los que vengan van a revertir esa situación. Sería injusto que me pusiera a decir que la gente tiene que animar y apoyar, la situación es la que es.

-El director deportivo, Lalo Arantegui, dijo al llegar que descartaba el escenario de bajar. ¿Usted lo descarta?

-Los entrenadores somos más realistas que los consejeros, los jugadores o el director deportivo. Nuestra situación es que estamos a tres puntos del descenso a Segunda B y que eso es lo que tenemos más cerca. Hay que sumar para alejarse de esos puestos y todo lo que no sea hablar de ese discurso en mi persona no se va a dar. El entrenador es realista, quiere ganar al Elche y, si lo logramos, ellos tienen 39 puntos y están pensando en el playoff . Y nosotros estaríamos a un punto.

-Va a cumplir pronto 40 años y entrena al peor Zaragoza que ha vivido. ¿Eso supone una mayor responsabilidad para sacar adelante esta situación?

-Para mí la supone, claro que sí. Clasificatoriamente, sí que es el peor Zaragoza que he vivido. Pero, si me superara esa responsabilidad, lo más sincero sería decir al consejo que prefiero seguir en el filial, ganando partidos y buscando el ascenso y que venga otro al primer equipo. Pero esta es mi vida, llevo veinte años en este club y entré en él con once. Me han dado esa responsabilidad por esa necesidad, ha venido como ha venido y así la asumo.

-¿El club le ha mencionado lo que implicaría el descenso, la probable desaparición?

-No hace falta decirlo, lo saben los jugadores, lo sé yo, también la afición y los medios. Hay veces que no hace falta decir el final de las acciones para saber lo que puede llegar a pasar.