—Ante Las Palmas cumplió 50 partidos con el primer equipo. Buena cifra...

—Para un jugador que lleva toda la vida en la cantera el llegar hasta eso es una gran ilusión. Y más ante Las Palmas, en un campo importante para mí, porque ahí empecé a jugar mucho la temporada pasada y desde entonces mi rendimiento y los partidos que he jugado me hacen estar muy contento.

—¿Cuándo entró en la cantera?

—En el primer año que se creó el alevín. Había empezado en el Montercarlo, pasé un año por el Amistad y luego al Zaragoza. Han sido muchos años, un crecimiento temporada a temporada, como futbolista y como persona. Recuerdo que antes de entrar en el Zaragoza jugaba en posiciones de ataque, aunque al llegar ya retrasé mi posición. Fue con Míchel (Catalán) en alevines, aunque en los primeros años no jugué mucho y con Enrique Falcón cogí el rol de esa posición.

—No jugó mucho al llegar a la cantera, creció, debutó en la 14-15 y volvió al filial. No fue fácil.

—El fútbol es una carrera de fondo y hay que saber que hay momentos en que no estás bien o que tienes gente por delante, pero la regularidad, dar siempre lo mejor y ser trabajador dan sus frutos. Cuando debuté con 18 años, me ilusioné mucho, me vi ahí... Entonces, no eres consciente de que es cuando más tienes que trabajar para mantenerte.

—¿Cómo vivió ese paso atrás?

—Me desilusionó. En ese momento me di cuenta que físicamente me veía por detrás, pero tampoco lo pensaba mucho. Al llegar otra vez con 22 años sí que vi claro que ya estaba para jugar, mentalmente también, siendo más profesional, más jugador. Pero entonces me lo tomé mal, no estaba a gusto. Eso sí, siempre he sido muy trabajador y nada egocéntrico. Los años pasaron y la oportunidad volvió a llegar cuando estaba preparado.

—¿En esos años tras bajar al filial pensó en dejarlo?

—En dejarlo no. Sí me vi fuera, porque tras subir a Segunda B con el filial volvimos a descender. Ahí vi que el tren se me había pasado en el Zaragoza, estaba con el foco más en irme, porque tanto a mí como al club nos interesaba que jugara en Segunda B. Ese verano del 2018 pude salir, tuve ofertas, pero afortunadamente me llamó Lalo para esa pretemporada y agarré con fuerza esa oportunidad. Ahí vi la luz.

—Del todo la vio. Como dijo Lalo hace unos días, no regala ni un minuto. De 47 partidos en Liga con Víctor ha jugado en 37.

—Me estoy encontrando a gusto. Cuando tienes esta oportunidad y la confianza del míster no te puedes relajar ni un instante. Relajarte es perder trenes y yo quiero seguir creciendo. Cuando llegó Víctor, al principio dejé de jugar un poco, entendía que sacara a gente más veterana en una situación tan mala, pero cuando me la dio la ocasión solo pensé en no desaprovecharla, en devolverle la confianza. Tener un entrenador como Víctor para los que somos zaragocistas nos estimula mucho, también a los que no son de aquí, por la entidad que tiene y lo importante que es para todo el zaragocismo.

—¿Es el entrenador que más le ha marcado?

—Sí, me está dando esa confianza y es con el que más he crecido. Eso sí, siempre le estaré agradecido a Víctor Muñoz, que fue el que me hizo debutar.

—Lleva tantos minutos que a Lasure no le quedó otra que irse este enero. ¿Entiende su postura?

—La entiendo. Yo estoy contando con muchos minutos y todo futbolista quiere participar y el no jugar te merma. Ojalá tenga ese espacio en el Tenerife, porque es importante que sienta que es un buen jugador, ya que lo es. Entre los dos siempre hubo una competencia sana. Él confía en su juego y ojalá tenga esos minutos allí.

—¿Siente más presión por ser el único lateral zurdo?

—Es una responsabilidad mayor, pero me la tomo igual. Con una buena preparación, siendo constante y trabajador y con el factor suerte en las lesiones puedo jugar muchos partidos. Además, también ha jugado Clemente y es un sitio en el que sabe desenvolverse. Y está Francés, que es muy prometedor y capaz de jugar en los dos laterales.

—No dejamos de hablar de canteranos. Eso es un orgullo.

—Sin duda. Con lo raro que era hace unos años que gente de la cantera prosperara aquí ahora saltas al campo y te ves rodeado de compañeros de toda la vida y es una alegría inmensa. Tenemos que seguir ofreciendo ese rendimiento. Jugar en tu equipo, en el que has sido aficionado, te hace ir más con el corazón. Es verdad que la plantilla es muy profesional, pero al ser zaragocista, como todo tu entorno y tu familia, lo vives más intensamente.

—En su familia está su tío, Santi Herrero. ¿Hasta qué punto ha sido importante su apoyo?

— Es una referencia, porque ha vivido el mundo profesional, en este caso en el fútbol sala. Siempre me ha inculcado los valores que a él le han llevado al éxito y además sabe ponerse en mi piel, algo que viene bien en según qué momentos, y es un espejo. Ahora ha vuelto a coger al Fútbol Emotion y ver cómo sigue luchando y entrenando es una motivación.

—¿Qué le queda por mejorar y cuál es su punto fuerte?

—En estos momentos me estoy centrando mucho en mejorar en ataque, tengo que ser más resolutivo, aportar más situaciones claras de gol y dar asistencias, eso sobre todo. En las virtudes, creo que soy un jugador muy implicado con el equipo, que tengo buen pie y también buen físico, que me está sirviendo para jugar muchos partidos. Además, la regularidad en mi juego es lo que más busco, ser un seguro para el equipo.

—¿Cuántas veces ha imaginado el ascenso a Primera? ¿Será el día más feliz de su carrera?

—Se me pasa por la cabeza muchos días la alegría que sería para esta ciudad, después de tantos años en Segunda y con la historia que tiene este club. No tengo ninguna promesa hecha, aunque alguna cosa haré. No puedo decir que sería el más feliz de mi vida pero de los mejores seguro, porque soy zaragocista, mi familia y amigos también lo son y sé que los haría muy felices.

—Menudo día...

—Es que el ascenso sería una satisfacción grande por ver al Zaragoza en su sitio, en donde tiene que estar, además de saber que es muy importante para el club, para su economía. Son muchos años en Segunda, con desilusiones y con tristezas y la afición que ha seguido tan fiel, que en los últimos años aún ha tenido un apoyo más masivo, pues se merece esa alegría. Es que hay una generación de zaragocistas que no han vivido lo que este equipo era. Ha habido una renovación clara de la afición, por eso es aún más importante que vuelva a estar donde estuvo.

—¿Siente que este es por fin el año?

—Sí, lo siento así, porque veo ilusionado al equipo, veo calidad, trabajo y compromiso de todos. Eso sí, creo que hay que aprender de lo que se vivió en la temporada 17-18 y no dar nada por hecho, mirar solo al siguiente partido, que es lo que te llevará a subir. Estamos en una buena racha y eso te lleva a soñar y a ser ambicioso, pero manteniendo los pies en el suelo y sabiendo que habrá algún mal día. Lo que nos va a conducir al objetivo es la regularidad y no obsesionarnos con ascender.

—Con las 4 salidas que ha habido, ¿cree que la plantilla con 21 jugadores es corta y son necesarios fichajes?

—Es una plantilla que ha demostrado potencial y que es suficiente. Veo un grupo capaz de todo, no creo que hagan falta más fichajes en cuanto a necesidad, pero el que venga nos ayudará a sumar. Los que estamos ahora lo estamos haciendo bien.

—¿Quién le llama más la atención en el vestuario?

—Luis Suárez, por el compromiso tan grande que tiene, que después lo está plasmando en goles. Y Shinji (Kagawa), con toda la dimensión que tiene, es un jugador muy humilde e integrado en el grupo. De todas formas, esa integración es norma común aquí, es importante ese compromiso para la fortaleza del grupo.

—¿Cuál fue su ídolo?

—El único que he tenido es David Villa. Empezaba a ir a La Romareda con mi padre y mi hermano y me fijaba en él. Siempre me pareció su carrera un ejemplo, por su evolución y por lo que ha hecho, aunque también zaragocistas emblemáticos como Zapater o Cani me han marcado mucho.

—¿Se pone techo?

—Tengo que seguir aprendiendo y mejorando, pero no me marco techos. Hay que ser realistas, conocer las virtudes, trabajar en los defectos y el desarrollo del camino es el que te marcará hasta dónde llegas.

—¿Y se ve en otro equipo?

—No pienso en eso para nada. Estoy centrado en la temporada. Soy zaragocista y me tira mucho estar aquí, eso desde luego.

—Ahora toca el Numancia y en La Romareda.

—Si queremos estar arriba nos tenemos que hacer fuertes en casa. Es algo vital, porque además te une más a la afición. El Numancia viene en una buena dinámica, es compacto y seguro que nos pondrá las cosas difíciles.