-¿Qué papel le va a dar a Soro?

-Me encantó en la pretemporada. Le había visto de juvenil y uno o dos partidos con la selección aragonesa. En la siguiente etapa no sabía ya como estaba y en pretemporada me gustó muchísimo. Ahora, pues tendrá que competir porque juega en una zona en la que hay jugadores importantes y con mucho peso. Su rendimiento y su nivel serán los que le harán intervenir o aparecer con más o menos regularidad en los partidos.

-¿Qué le dice un canterano como Alberto Zapater?

-Zapa es zaragocismo, es corazón, es pundonor, es amor a un escudo, a unos colores, muy identificado con el equipo de su tierra y un chico con una trayectoria importante en el fútbol profesional. Es muy sufridor. No logra separar a veces lo anecdótico de lo verdaderamente importante, a todo le da una trascendencia que a lo mejor no es la que corresponde y eso le hace sufrir bastante. Pero un chico valioso. El gesto de un chico de 33 años que lo sustituyes en el minuto 55 y sale al esprint porque el Zaragoza iba empatando es un ejemplo para los más jóvenes. Es un alivio para el entrenador tener jugadores con esta actitud.

-¿Para usted Alberto Zapater es un lastre futbolístico?

-No. Si fuera un lastre no tendría que estar en la plantilla. Hay responsables en la dirección general, en la dirección deportiva, que tendrían que haber diagnosticado esto y haber tomado decisiones inmediatas sobre cualquier jugador de la plantilla. Por tanto cualquier jugador que está en la plantilla hay que considerarlo como un jugador más, no como un lastre sino como jugadores que tienen que sumar y que aportar.

-Otro episodio reciente fue el recibimiento a Guitián. ¿Qué juicio le merece?

-Tampoco puedo opinar por qué hubo un grupo que tuvo esta reacción con este chico, lo único que puedo decir son las ovaciones que recibió cada vez que intervenía en el partido. Creo que fue un auténtico caudillo en la línea defensiva, jugó con mucho aplomo, jerarquía, asumiendo. Para mí es muy importante la salida de balón para que todo nazca bien y Guitián lo entendió perfectamente. Y la respuesta de la gente era aplaudirle y ovacionarle. Y creo que puede ir a mejor, tiene que mejorar su condición física porque llevaba varios meses sin jugar.

-¿Cree posible llegar al ‘playoff’ esta temporada?

-No he perdido ni un segundo en saber hasta dónde podemos llegar, de verdad. Para mí esto es una situación excepcional en todo. Pensaba que volvería alguna vez al Zaragoza pero jamás como entrenador. Me llaman y me dicen si yo tengo ilusión para este desafío, que es una situación que nos estaba superando a todos, muy complicada, y dije que sí. Ahora tenemos un reto muy bonito que es cómo va a jugar el equipo como visitante. ¿Vamos a tener la misma ambición, el mismo atrevimiento, la misma valentía? Yo lo voy a proclamar y me lo van a ver, pero vamos a ver si somos capaces de competir también en esos parámetros. No lo sé. De momento hemos roto una dinámica. Era necesario ganar. Y jugando bien. Era necesario enganchar a la gente. Si conseguimos ensamblar todas esas cosas ya veremos lo que da de sí.

-¿El Zaragoza va a jugar igual fuera que en casa?

-Eso es lo que yo quiero. Lo que tenemos que lograr siempre es dejar la sensación de que siempre estamos cerca del triunfo, peleando por el triunfo, que es el medio de conseguirlo. A través de nuestro juego cuanto más cerca estemos de ganar siempre más victorias conseguiremos. No podemos renunciar a nada fuera de casa porque tenemos que arañar puntos en todos los sitios.

-¿El Real Zaragoza va a bajar a Segunda B?

-No. No. Cuando llego y tengo un discurso tan agresivo y tan atrevido lo hago por dos razones. La más importante porque creo en lo que digo, lo digo desde la convicción. Y segundo, porque la situación lo reclama, lo exige. Tenemos que vender positivismo, esperanza. Tenemos que decir que somos buenos. Y como somos buenos y positivos vamos a ganar partidos. Estoy convencido de que no vamos a bajar, evidentemente.

-El Zaragoza lleva seis años seguidos en Segunda. ¿Por qué cree que no ha salido de ahí?

-La competición es durísima, la Segunda tiene unas características que si no las aprovechas al principio luego te resulta muy complicado. El primer año que bajas es el que más posibilidades tienes de ascender y el segundo, muchas pero menos. Si no subes poco a poco te conviertes en un equipo igual que el resto. Creo que tienen que cambiar cosas, porque algo se estará haciendo que no se está haciendo bien. Hay unas circunstancias económicas que marcan muchísimo, pero necesitamos un plan, la implicación de todos los sectores sociales y políticos. Queremos ser un equipo de Primera. Aunque sea algo muy pesado de llevar, tampoco podemos renunciar a nuestra historia, esto es muy importante. ¿Es más presión para los jugadores? No importa. Si no puedes soportar eso, no puedes jugar en el Zaragoza.

-¿Percibe que su sola presencia ha cambiado el chip? ¿Por qué?

-No sé, habrá muchas razones. Porque soy aragonés, soy seguidor de mi equipo. Cuando era un crío del barrio Oliver, que me perdonen pero yo era de los que saltaban las tapias para colarme en los partidos porque mi familia no tenía dinero. Era de los que cuando tenía dinero para un abono iba dos horas antes al campo para coger las primeras filas y abrazarme con Arrúa. Era de los que iba al hotel a pedir entradas a los jugadores para repartir a mis amigos de las pandillas. He sido el que con 29 años me han dado la oportunidad de demostrar si estaba preparado o no para ser entrenador y he tenido la suerte de que hemos conseguido éxitos importantes. Yo qué sé, será todo eso. Lo que sí me están demostrando es mucho cariño y mucha identificación. Pero también desearía que el foco no cayera en el entrenador.

-¿Cuándo ascenderá el Zaragoza?

-Creo que muy pronto. Nos toca muy pronto y cuanto antes sea… Pero no soy pitoniso para decir cuándo va a ocurrir. Pero nos va a tocar pronto y nos tenemos que preparar para cuando nos toque.

-¿Con Víctor Fernández?

-Lo que dije lo dije desde la más absoluta honestidad y humildad. Yo no quiero absolutamente nada. No tengo nada firmado, pactado ni hablado con el Zaragoza. Terminaré estos cinco meses y me iré a mi casa y en lo que me pidan de ayuda y de orientación la daré. Pero no estoy pensando en nada de futuro ni quiero hipotecar a nadie.

-¿Se irá el 30 de junio?

-Seguro que me voy. Seguro.

-¿Esto es una misión para usted?

-Para mí es un ejercicio de responsabilidad que tenía que aceptar porque me han pedido ayuda desde el cariño y la necesidad y he dicho que sí porque me he dejado guiar por el corazón y porque creo que puedo ayudar. Si después de decir que sí desde el corazón he tenido momentos de frialdad para decir si estaba capacitado o no para ayudar, sí que estoy capacitado. He sido consecuente con mi corazón y con mi cabeza, que entre todos lo vamos a sacar. Lo demás no me interesa nada, solo que el Zaragoza se salve y encontrar ese plan que nos lleve a Primera.