En el complicado escenario que tiene el fútbol europeo por la pandemia del coronavirus y una vez aplazada la Eurocopa a 2021, el presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, abrió ayer martes el escenario de acabar la competición más allá del 30 de junio, lo que supone interrogantes con los jugadores que finalizan sus cesiones, hasta ocho en el Zaragoza (Puado, Luis Suárez, El Yamiq, Soro, Álex Blanco, André Pereira, Burgui y el caso especial de Dwamena) y los que acaban en el contrato, que en el caso zaragocista es sobre todo Linares, ya que Eguaras va a renovar hasta 2024 y en el contrato de Dani Torres se especifica que tiene una temporada opcional, si bien esta solo es ejecutable en caso de ascenso. El otro escenario lo marcan los jugadores lesionados de larga duración y el Zaragoza tiene dos, el propio Dwamena, de baja indefinida por una afección cardiaca, y Javi Ros, operado el 6 de febrero pasado de la rotura del menisco externo de su rodilla derecha y con el cartílago afectado.

Se establecieron entonces para el centrocampista navarro entre cuatro y cinco meses de baja, lo que ya implicaba no volver a jugar en este curso, pero si se abre la competición más allá del 30 de junio las posibilidades de que Ros pueda llegar aumentan, porque además en el deseo del futbolista está el acortar los plazos lo máximo posible.

Ahora mismo, es una opción remota y sujeta a diversas variables, pero en el caso de que se pudiera alcanzar no habría problema legal para dar el alta al futbolista si se recupera a tiempo, ya que el Zaragoza tiene fichas libres del primer equipo, hasta cinco en concreto. La ficha de Javi Ros tras pedir la baja de larga duración el club la ocupó Burgui, cedido por el Alavés. De momento, es una posibilidad que está ahí y en la que el club aragonés ni ha empezado a trabajar porque depende de muchos factores, el primero que no se acabe la Liga antes del 30 de junio y se juegue a partir de esa fecha.

El caso de Dwamena es distinto, porque el delantero del Levante es baja indefinida desde el 9 de octubre pasado y se le colocó el 23 de enero un desfibrilador automático implantable en el Hospital Servet para protegerle de las arritmias que pueda sufrir. Ese dispositivo no le garantiza, ni mucho menos, poder volver a jugar al fútbol, algo por lo que el delantero ghanés está luchando, aunque es tremendamente complicado que vuelva a realizar deporte de élite. La ficha de Dwamena, dado de baja en noviembre, la ocupó Puado.