Víctor lo cambió casi todo. Solo Rico, Álamo, Muñoz y Borja Bastón se mantuvieron en el once ayer respecto a los dos últimos partidos de Liga. Con la temporada empezando, era la oportunidad para muchos de demostrar que son mejores que los que juegan. Pero ninguno lo hizo. Y eso que el listón no estaba muy alto; con las sensaciones del partido ante el Barça B --que se llevó por delante todo lo bueno que se había intuido en los dos primeros partidos-- en el inconsciente de Víctor y de la afición, poco hubiera parecido mucho.

Sin embargo, ninguna de las caras nuevas dio siquiera un poquito. De Alcolea se esperaba una reivindicación, después de que Whalley le haya adelantado por la izquierda y Bono esté por delante de él casi antes de llegar, y lo que hubo fueron unas cuantas medias salidas, que no costaron un gol de milagro. Cabrera fue el único que mantuvo el tipo en una actuación defensiva para el olvido. Rubén, quizá el peor, dejó claro por qué es el cuarto central, Rico continúa con el síndrome Adama y Diogo no es el que fue un día. Torpe con el balón, cuando en un tiempo era siempre una solución por la banda, y lento en defensa, el uruguayo fue el ejemplo de que aquellos suplentes que podían aspirar a la titularidad no se la ganaron.

Lolo aguantó en el campo 50 minutos y Basha 56 y no fue por casualidad. Ambos tienen excusa: uno la inactividad, otro sale de una lesión, pero su carta de presentación estuvo lleno de borrones. De Lolo se sabe al menos que no hace mucho era un buen jugador. Del albano-suizo, del que no se sabe nada, la referencia es su pobre partido de ayer. Con ellos dos compartió el centro del campo Tierno, que ha estado lesionado en la pretemporada. El canterano pasó inadvertido, al igual que Willian José, que aún no ha comparecido, todavía debe ponerse en forma. En fin, que de momento la segunda unidad tampoco carbura.