Lejos quedan aquellos felices 70 en los que el fútbol de verano era bien otro, cuando ganar el Carranza o el Colombino daba más prestigio que estas Supercopas de hoy que cambian de formato y lugar en función de intereses y caprichos de cada cual. Fue en aquella década, concretamente en el año 71, cuando se organizó por primera vez el trofeo Ciudad de Zaragoza de fútbol, un torneo que nació como triangular y cuyos primeros ganadores fueron potentes equipos alemanes como el Colonia, el Hamburgo o el Borussia Mönchengladbach. La buena acogida lo convirtió pronto en un respetado torneo estival, con sus cuatro equipos, sus semifinales y su final, y con invitados de cierto fuste: Eintracht Frankfort, Boca Juniors, CSKA, Nacional de Montevideo, Nottingham Forest, Manchester United…

A mediados de los 80 la cita perdió dimensión. Redujo a dos el número de participantes, aunque mantuvo el nivel de los rivales zaragocistas. Por La Romareda pasaron Barcelona, Real Madrid, Atlético, Juventus, Lazio, Parma, Peñarol, Feyenoord o Lazio, equipo ante el que terminó en el 2009 el carácter internacional de un trofeo que incluso quedó desplazado en más de una ocasión a fechas otoñales.

Cuando Agapito organizó un triangular con el Huesca y el Teruel en el 2010, se entendió que el Memorial Carlos Lapetra, llamado así desde hace veinte años en recuerdo al mejor futbolista aragonés de la historia, había perdido el fulgor de los primeros días. Hoy no hay presentación de futbolistas, ni desfiles, ni discursos. Por La Romareda han ido pasando desde entonces rivales medianos de Primera (Espanyol, Getafe, Real Sociedad, Eibar…) anunciando normalmente el final del verano futbolístico. Esta vez le toca el turno al Levante, otro de esos equipos que no aguanta en comparación histórica con el Zaragoza pero que en presente es mejor. Por algo ha pasado nueve de las últimas diez campañas en Primera. El Zaragoza, bien se sabe, abrirá el próximo sábado su sexto curso consecutivo de castigo en Segunda.

El insoportable destierro no ha alejado, sin embargo, a su gente. El conjunto aragonés va a comenzar la Liga con casi 22.000 abonados, la mejor cifra de los últimos años, empujado por una corriente de ilusión renacida. Ha ayudado a la regeneración del espíritu la llegada de nuevas generaciones al estadio. Los más jóvenes han limpiado la atmósfera de vicios y severidades, entroncando con la nueva esencia del equipo, hinchado con el hambre, el brío y el talento de los jóvenes de la casa, aquellos que mejor honran la figura de don Carlos.

En la cantera ha hallado el Zaragoza una fuente de ánimo y confianza. La gente quiere a los muchachos como nunca. Cualquiera lo diría en esta tierra que siempre fue tan exigente con los suyos, que hoy los estima, los respeta, casi los adora. Abrieron el camino doce meses atrás Pombo, Guti, Lasure y Delmás, cuatro zaragozanos que demostraron que en casa hay talento y raza de sobra para correr hacia otro futuro. Le siguen este año otros cuantos. Seguro Nieto y Pep Biel, ya en el primer equipo, además de otros que vienen empujando muy fuerte como Clemente, Vicente, Torras o Soro. Este último ha sido la estrella del verano, aire fresco de fútbol al que algunos quieren contener en un callejón. No habrá quien pueda con este ingenioso cincovillés si su fútbol sigue siendo un vendaval.

De hecho, Soro es una de las atracciones de esta noche ante el Levante (21.00 horas, Aragón TV) en la que se presentarán en sociedad los cinco fichajes: Álex Muñoz, Diego Aguirre, James Igbekeme, Jeison Medina y Marc Gual, recién aterrizado para tomar toda la responsabilidad del Zaragoza en ataque. Dicen que tiene cosas de Diego Milito, que es más clarividente en la definición que Borja Iglesias, que viene a comerse el mundo, a recordar que por La Romareda han pasado históricamente los mejores delanteros del fútbol español. Necesitará el Zaragoza sus goles y otros que faltan por llegar, quizá los de Álvaro Vázquez, al que Borja azuza desde Barcelona.

En el campo se verá cómo trata de remediar Idiakez el problema medular en el centro del campo, donde se han acumulado las bajas y no ha funcionado Verdasca. Quizá cambie el sistema romboide, quizá se arriesgue con otro hombre, quizá apueste por Torras. No hay más. Lalo ya le dijo ayer que solo queda un fichaje por hacer, y que será un delantero.