Los que lo han visto jugar con regularidad en el Zaragoza B dicen que les recuerda a su padre por su capacidad de pelea y entrega en el campo, pero que quizás tiene menos talento que su progenitor a la hora de realizar los desmarques o de rematar a portería con los pies. Independientemente de que posea unas u otras cualidades futbolísticas, hoy estará esperando su oportunidad en el banquillo del Real Zaragoza Juan Esnáider, hijo de uno de los mejores delanteros que ha tenido el conjunto zaragocista en toda su historia y componente de ese gran equipo que ganó la Recopa el 10 de mayo de 1995, en el estadio del Parque de los Príncipes de París.

Si no cambia de planes, Juan Eduardo Esnáider estará este mediodía en el estadio de La Romareda para presenciar el partido entre el Real Zaragoza y el Mallorca. La familia Esnáider-Ruiz recibió ayer con gran alegría la primera convocatoria del joven delantero con el primer equipo zaragocista. Y ahora falta saber si tendrán la satisfacción de verlo debutar con el Zaragoza. Con el chileno Ángelo Henríquez de baja por lesión y Diego Suárez, sancionado, Juan Esnáider estará en el banquillo por si Paco Herrera necesita reforzar la delantera en algún momento del encuentro contra el equipo balear o por si Roger sufre algún contratiempo y debe cambiarlo.

Contento y sin nervios

Juan Esnáider se fue el jueves por la tarde a Madrid, donde vive su familia, con permiso, puesto que el Zaragoza B descansa este fin de semana en la Liga de Tercera División, y el viernes tuvo que regresar a la capital aragonesa porque ayer debía entrenarse a las órdenes de Paco Herrera. Después de la sesión matinal realizada en La Romareda, Herrera le comunicó que había decidido incluirlo en la lista para el encuentro contra el Mallorca. El joven delantero se puso muy contento al recibir la noticia y no dio la impresión de estar nervioso o por lo menos eso le transmitió a sus familiares.

Hoy, de todos modos, si llega a debutar, será cuando tendrá que demostrar si le pueden los nervios o no. Lo que es seguro es que si juega no dará nunca un balón por perdido, se peleará con los defensas por cada balón y tratará de fijar a la zaga contraria. Eso lo ha heredado todo de Juan Eduardo Esnáider, aunque su mejor virtud es el remate de cabeza. Pero lo importante, por encima de cualquier comparación con su padre, es que si juega lo haga bien.