El Real Zaragoza trabaja desde hace meses en la planificación de la próxima temporada, aunque con la incógnita de saber en qué categoría estará el equipo aragonés el próximo curso, un escenario que dificulta (bendito problema tras siete años en el infierno de plata) la confección de la plantilla del siguiente curso. De todos modos, el club aragonés pretende dar una salida a Papu y Delmás la próxima temporada, aunque en fórmulas diferentes y por motivos distintos.

La entidad no cuenta con el georgiano para la temporada que viene, pero es más partidario de una cesión con opción de compra obligatoria que de darle la carta de libertad y guardarse un porcentaje de un futuro traspaso, aunque no se descarta ninguna fórmula. El atacante tiene cartel en Rusia, Chipre, Croacia y Grecia. De hecho, el Panathinaikos, del país heleno, estuvo interesado en él este invierno.

El nivel del georgiano fue ondulando hasta tender a cero. Cuajó durante unos meses, en la segunda vuelta de la 17-18 con Natxo González, en la campaña que finalizó de forma abrupta con el cabezazo al fondo de la red de Diamanka en la primera eliminatoria de la promoción de ascenso. De hecho, el Zaragoza redobló su apuesta por él renovándole hasta el 2022, mejorándole el salario y subiendo su cláusula de rescisión a 10 millones en Segunda y 20 en Primera. Pero salvando ese breve periodo de tiempo, con siete goles incluidos, el resto ha sido un rendimiento de sinsabores hasta ser cedido al Racing de Santander, donde tampoco está participando como el Zaragoza querría ni con la incidencia que desearía.

El club es consciente de la pérdida de valor de Papu. Tras caer eliminado ante el Numancia, en verano su buen nivel despertó el interés de clubs europeos y tenía muy buen cartel, tanto que el Zaragoza podría haberlo vendido por un montante de entre dos y tres millones de euros, pero desde la dirección deportiva, su gran valedor desde el momento de apostar por él, se siguió confiando en su progresión.

Después, su rendimiento irregular y sus continuos problemas con las lesiones, con especial incidencia en el tobillo que se dañó en Albacete tras una entrada y que le mantuvo varios meses de baja y con dolor, tanto que al final se marchó a Georgia para seguir un tratamiento específico. Desde entonces no levantó cabeza ni su rendimiento se acercó al de principios del 2018 y este invierno fue cedido al Racing de Santander.

El caso de Delmás es distinto. Como Papu, también tiene contrato de larga duración, hasta el 2023, y se le busca salida ya que el Real Zaragoza quiere reforzar el lateral derecho y mejorar esa posición de cara al curso que viene y buscar un jugador que le pugne la titularidad a Vigaray, una de las sensaciones de la presente campaña.

El defensa de Monegrillo ascendió al primer equipo en el verano del 2017 y, aunque nunca ha tenido un rol de titular y su rendimiento no ha sido de sobresaliente en líneas generales, sí que se ha mostrado como un lateral cumplidor. Además, se pondera su carácter y su zaragocismo, pero la entidad, en el probable escenario de regresar a Primera División, quiere mejorar el flanco derecho de la defensa y la pieza sacrificada es la del canterano, que probablemente saldría cedido.