Cuando Giorgi Papunashvili se dirigió hacia la sala de prensa no lo hizo como todos los futbolistas. No entró y se sentó, lo primero que hizo es asomar tímidamente la cabeza por la puerta y espetar una risa cómplice. El gesto de un chico que ofrecía su primera rueda de prensa desde su presentación, la primera fue allá por julio. En ella aseguró con osadía que su próxima comparecencia sería en castellano. Seis meses después su progresión no ha sido la deseada por todas las partes, de hecho salió a rueda de prensa acompañada por una traductora que hacía posible la comunicación: «Pido disculpas por no poder hablar español», con esta frase arrancó Papu.

El chico de Tbilisi se mostró implacable aseverando que no tiene ningún problema de adaptación, aunque aclaró que ha encontrado en el castellano su mayor obstáculo. Con la intención de progresar aseguró que «no quiero que penséis que no lo estoy intentando, pero me está costando más de lo esperado. Estoy poniendo todo mi empeño en aprender español». Este obstáculo ligüistico supone una pequeña traba para que el jugador pueda desenvolverse en su totalidad, lastrando la puesta en escena de todas sus habilidades futbolísticas. Es por ello que el club ha sido tenaz con respecto a que Papu se esmere con la lengua española, dándole una mayor intensidad en sus clases particulares.

El propio Papu aseguró que su mimetización con el contexto español y su fútbol está siendo positiva, una labor que ha sido facilitada por sus sus amigos de vestuario: «Mis compañeros me ayudan muchísimo. En el día a día no tengo tantos problemas a la hora de comunicarme con ellos, ya que hay algunos que saben hablar inglés y eso lo facilita todo», comentó.

Su desenvoltura en el ámbito deportivo no se está guiando por los cánones de la regularidad. El atacante ha combinado encuentros de un nivel notable con otros donde su participación quedó en el anonimato. En el último choque, frente al Granada, acompañó a Pombo en la posición de delantero. Una demarcación algo desconocida para un jugador de banda, aunque Papu aseguró que «no tengo problemas en cambiar de posición».

Giorgi dijo que «puedo dar muchísimo más, no soy todo lo que habéis visto», ya que su techo está muy por encima del nivel mostrado. El cumplimiento de su deseo pasa, irremediablemente, por alcanzar una regularidad en su desequilibrio, en sus movimientos, y, sobre todo, en el gol.